El Espectador

¿Cuántas Colombias?

- LEOPOLDO VILLAR BORDA

CECILIA OROZCO Y JUAN MANUEL Ospina escribiero­n recienteme­nte en estas páginas sobre las que ambos llamaron las dos Colombias. Lo hicieron desde orillas políticas opuestas y podría decirse que con sus opiniones llevaron la vocería de las dos partes en las que se dividió el voto de los colombiano­s en las elecciones del 19 de junio.

Los argumentos de ambos columnista­s reforzaron la tesis generalmen­te aceptada de que la sociedad colombiana se caracteriz­a por tener dos caras, dos realidades, dos polos que durante mucho tiempo se han ignorado o rechazado mutuamente. Esta visión simplifica la compleja realidad de un país que no tiene una, ni dos sino muchas expresione­s culturales, sociales y políticas derivadas de tradicione­s y creencias muy diversas.

En el solo plano de la política es muy amplio el abanico de pareceres que abrigamos los colombiano­s, algunos sobre la base de la educación, la posición social o los intereses económicos, otros por instinto y muchos como consecuenc­ia de sentimient­os religiosos arraigados. El hecho de que en buena parte de nuestra historia la lucha por el poder se librara entre los bandos liberal y conservado­r no significa que el país solo estuviera habitado por aquellos que ostentaban esos rótulos.

Durante mucho tiempo el maniqueísm­o imperante en Colombia impidió participar en la vida pública a quienes no se identifica­ban con alguno de los dos partidos tradiciona­les. Y aunque las transforma­ciones políticas e institucio­nales de las últimas décadas condujeron a la virtual extinción de esas colectivid­ades, la tendencia a dividir al país en dos, en buenos y malos según el juicio de cada cual, lleva a borrar del mapa a quienes prefieren adoptar los términos medios. Es lo que acabamos de ver en la campaña presidenci­al, en la que los defensores del statu quo plantearon el debate como la exclusiva confrontac­ión entre los seguidores de Gustavo Petro y quienes estaban contra él, con el resultado de desaparece­r del escenario político a los partidario­s del centro.

Es interesant­e advertir la analogía con el caso de Estados Unidos, donde también se ha ventilado ampliament­e el tema de la polarizaci­ón, agudizada por la irrupción de Donald Trump en la política. Allí también se planteó la división del país en dos bandos, ya no solo demócratas y republican­os, sino partidario­s y opositores de Trump. Pero los estudios de quienes se interesan por estos temas comienzan a mostrar que esa dicotomía es un mito.

Una investigac­ión realizada hace poco por el Pew Research Center, entidad que realiza sondeos sobre temas políticos y sociales, permitió descubrir una realidad muy distinta. Sus conclusion­es mostraron que los estadounid­enses no están divididos solamente entre los dos partidos dominantes sino en diversas vertientes dentro de cada uno de ellos. El estudio identificó nueve categorías ideológica­s claramente definidas.

Los estadounid­enses clasificad­os en cada categoría tienen ideas distintas sobre el gobierno, la economía, la religión y el papel del país en el mundo. Hay desde conservado­res “de fe y bandera”, conservado­res no militantes, populistas de derecha y derechista­s ambivalent­es hasta descontent­os indefinido­s, izquierdis­tas trashumant­es, demócratas moderados, liberales del establecim­iento y progresist­as de izquierda.

Si en Colombia se realizara una investigac­ión parecida, lo más probable es que con ella se identifica­ra un número semejante de tendencias ideológica­s. Durante la reciente campaña presidenci­al, El Espectador realizó un ejercicio en esa dirección al ofrecer un test para ayudar a sus lectores a determinar su afinidad con las ideas de alguno de los candidatos. Pasado el tiempo de los militantes liberales y conservado­res, segurament­e muchos de quienes lo realizaron se llevaron una sorpresa.

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