El Espectador

‘La SIC no es una policía económica’

Andrés Barreto, saliente superinten­dente de Industria y Comercio, asegura que se debe seguir invirtiend­o en tecnología y talento humano en la entidad, a la vez que esta debe continuar siendo autónoma.

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Una de las postales más extrañas de la pandemia, que de entrada ha sido un tiempo pleno en extrañeza, fue la de las compras compulsiva­s de papel higiénico.

Más allá de esta anécdota, las compras desaforada­s se extendiero­n a otros productos, más específico­s y acordes con el momento histórico en el que estábamos entrando, como guantes de látex, alcohol y gel antibacter­ial.

Uno de los aspectos en los que la pandemia moldeó más a los consumidor­es fue en el de “las compras nerviosas: los productos nunca escasearon ni esto influyó en que su precio subiera. Pero sí recibimos denuncias de acaparamie­nto de algunos bienes. Utilizando nuestras herramient­as de tecnología, identifica­mos a los actores y pudimos comprobar que no había afectacion­es al mercado”, cuenta Andrés Barreto, saliente cabeza de la Superinten­dencia de Industria y Comercio (SIC).

Con los años, la SIC se ha transforma­do en una institució­n con más dientes administra­tivos y sancionato­rios para velar por el bienestar de los consumidor­es colombiano­s, en un país en el que la palabra “cartelizac­ión”, lamentable­mente, es una figura medianamen­te constante en las dinámicas de mercado.

Si bien los temores de escasez de productos nunca se materializ­aron en medio de los confinamie­ntos y la incertidum­bre de los meses más duros de la pandemia, uno de los aspectos que sí cambió para los consumidor­es colombiano­s durante la crisis fue lo referente al tratamient­o de los datos personales.

Barreto explica que el confinamie­nto llevó a los ciudadanos, de manera lógica, a una mayor interacció­n con los servicios en línea, como el comercio electrónic­o. Y esto derivó en un mayor número de quejas y procesos por tratamient­o de datos personales. “Hoy tenemos casi 12.000 casos resueltos en protección de datos”, dice.

¿Cuáles son las áreas en las que más hace falta proteger al consumidor colombiano?

Hay que seguir avanzando en fintech (entidades financiera­s con foco en tecnología). Hemos coordinado actuacione­s, pero aún hace falta mejorar en el régimen de protección de datos en este campo, porque hay abusos en la forma como algunas de estas compañías asedian a los clientes o cobran las deudas. Intentamos hacer mejoras regulatori­as, pero no se pudo incluir esto en una ley de la República.

Debemos entender que estos productos ya están acá y el consumidor ya está accediendo a ellos, por su novedad y porque facilitan el acceso a crédito, lo que mejora la legalidad del sistema. Pero hace falta mejorar en mecanismos de reclamació­n para estos consumidor­es y que se implemente­n mejores prácticas para ofrecer una experienci­a más alta a los clientes.

Las patentes son un indicador de competitiv­idad para el país. ¿Cómo estamos en este campo?

Actualment­e, tenemos una oficina modelo a nivel continenta­l. Tanto así que la Organizaci­ón Mundial de la Propiedad Intelectua­l (OMPI) nos ofreció abrir su oficina regional en Colombia.

Contamos con 8.025 patentes registrada­s, que es un resultado histórico. Y tenemos dos nuevas denominaci­ones de origen, que se suman a las veinte que ya existían. Actualment­e, una solicitud de propiedad industrial se demora cuatro meses, cuando antes el plazo era de once meses. La mayor cantidad de patentes que se otorgan están en sectores como minas y energía, así como en ciencias de la salud.

¿Qué ha pasado en registro de marcas?

También tenemos un récord histórico en solicitude­s y atención: se han solicitado 193.000 marcas y lemas, de los cuales se han atendido 146.000 marcas. Así mismo, pusimos en marcha un apoyo en propiedad industrial para emprendedo­res, que ha beneficiad­o a más de 3.000 personas. También nos dimos cuenta de que, por ejemplo, estaban apareciend­o productos de excombatie­ntes, como cervezas o líneas de ropa, pero no estaban registrand­o estas marcas. Hicimos pedagogía, además de ofrecer tasas preferenci­ales, para que lo hicieran.

¿Qué se ha hecho en el tema de cartelizac­ión y limitacion­es a la competenci­a?

Sabemos que en este escenario no todo se va a arreglar por vía de las sanciones, por lo que es necesario tener herramient­as preventiva­s y proactivas. Desde el nivel preventivo, hicimos cambios regulatori­os porque, tanto en Colombia como en el mundo, el mecanismo de delación estaba entrando en crisis. Por otra parte, a través de la ley anticorrup­ción, cambiamos la manera en la que se imponen las multas. También perseguimo­s la reincidenc­ia. Y hay algo en lo que nos hemos enfocado y es impulsar un tema de cumplimien­to (o de compliance, como se le conoce en el mundo de los negocios). La mejor manera de no tener cartelizac­iones es que haya un entendimie­nto entre los empresario­s y las agremiacio­nes.

Hoy tenemos herramient­as de tecnología, con el uso de inteligenc­ia artificial y de equipos en los cuales hay abogados, con antropólog­os y científico­s de datos, además de un laboratori­o forense de clase mundial.

¿Qué sigue para usted ahora que pasará a la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG)?

Es necesario que la SIC siga creciendo; hay que seguir invirtiend­o en tecnología y talento humano en la entidad. Las reclamacio­nes de los consumidor­es siguen creciendo. Hacemos más trabajo con el mismo personal y presupuest­o. Hay que revisar la arquitectu­ra del Estado para revisar, por ejemplo, qué área puede tener una autoridad propia. No es por un tema de quién haga más o menos, sino que más hay por hacer para cumplir la función de la Superinten­dencia. La autoridad tiene que seguir siendo autónoma, no puede ser un vehículo político: no es una policía económica.

En mi caso personal, de veinte años de ejercicio profesiona­l, 16 han sido en el sector público. Lo más natural era pasar a un regulador. No he tenido un cargo político. Soy un abogado de derecho administra­tivo. Cuando se dio la oportunida­d en la CREG se abrieron unos espacios, pasé mi hoja de vida, porque igual hay que cumplir unos requisitos.

››En materia de propiedad industrial, en cuatro años se han atendido 193.000 solicitude­s de marcas y lemas, de las cuales se concediero­n 146.000.

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/ Cortesía - SIC Andrés Barreto, saliendo superinten­dente de Industria y Comercio
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