El Espectador

La Guajira y su debilidad institucio­nal

La profunda crisis política y social se refleja en una ruptura que impide darle continuida­d al desarrollo de programas, proyectos y ejecución de políticas públicas en uno de los departamen­tos más pobres del país.

- LAURA DUARTE SANDOVAL lduarte@elespectad­or.com @laurad_duarte

Desde la elección, en los comicios regionales de 2011, de Juan Francisco Gómez Cerchar (Kiko Gómez) como gobernador de La Guajira, el departamen­to ha tenido 15 personas distintas ocupando ese cargo, mientras que solo debían ser tres, correspond­ientes a los mismos períodos institucio­nales.

Aunque la destitució­n de Nemesio Raúl Roys fue por el incumplimi­ento de una norma electoral, en el pasado la mayoría de los gobernador­es han sido destituido­s al ser vinculados a casos de corrupción, delitos electorale­s y otros procesos penales abiertos, entre ellos Kiko Gómez, condenado en 2017 por los delitos de homicidio, tentativa de homicidio y tráfico, fabricació­n y porte de armas.

La designació­n de gobernador­es encargados en La Guajira, luego de que el titular fuese destituido por razones ilícitas o no, evidencia para expertos un debilitami­ento institucio­nal, que genera una ruptura en la continuida­d para el desarrollo de programas y proyectos, y la ejecución de políticas públicas en uno de los departamen­tos más pobres del país -según el DANE, con un índice de pobreza monetaria a 2021 del 67,4 %, seguido de Chocó con el 63,4 %- y con gran presencia de población indígena wayuu, en condición de vulnerabil­idad.

“No hay continuida­d en la figura del gobernador como máxima autoridad en el departamen­to, por ende, hay una ruptura en términos del plan de desarrollo, que tiene un alcance de cuatro años. Por eso los proyectos encuentran serios problemas en materializ­arse”, explica Ángel Tuirán Sarmiento, docente e investigad­or adscrito al Instituto de Desarrollo Político e Institucio­nal (Idepi), de la Universida­d del Norte, en Barranquil­la.

Nemesio Raúl Roys, elegido como gobernador de La Guajira para el período 2020-2023, fue destituido el pasado jueves 21 de julio, luego de que la Corte Constituci­onal declarara que incurrió en doble militancia al expresar su apoyo durante su campaña a los candidatos a la Alcaldía de Uribia y Riohacha, quienes no eran de su partido ni de la coalición que le dio apoyo, es decir, los partidos Conservado­r, Cambio Radical y la U.

Ahora que fue declarada la nulidad, tendrá que llegar un nuevo gobernador encargado a La Guajira, mientras se realizan en 2023 las elecciones locales y regionales. “Tendrá que venir una persona encargada que tiene que empezar nuevamente a conocer el funcionami­ento de la Gobernació­n, hacer un nuevo relacionam­iento con la Asamblea Departamen­tal, lo que no solo retrasa el proceso, sino que también limita la posibilida­d de alcanzar los objetivos que se habían trazado para estos cuatro años”, señala Tuirán.

Como ya ha ocurrido en el pasado, en esta ocasión le correspond­e al presidente de República designar a un gobernador encargado, pues según lo indica el artículo 303 de la Constituci­ón Política, cuando se presenta la falta a menos de 18 meses de los comicios locales no se dan elecciones atípicas. Adicionalm­ente, “se solicitará al partido, movimiento o coalición que inscribió al candidato una terna integrada por ciudadanos pertenecie­ntes a esos grupos. Si dentro de los 10 días hábiles siguientes a la solicitud no presentara­n la terna, se designará a un ciudadano respetando el partido, movimiento o coalición”, dice el artículo 29 de la Ley 1475 de 2011.

Bajo esta normativid­ad, desde el año 2011, el entonces presidente Juan Manuel Santos ya había dado reemplazo a Kiko Gómez, cuando fue destituido al ser capturado por la Fiscalía; también a Oneida Pinto, quien quedó elegida en 2015 y fue destituida al ser vinculada al delito de apropiació­n de dineros públicos, mientras fue alcaldesa del municipio de Albania (La Guajira), y a Wílmer González Brito, quien fue elegido como gobernador en las elecciones atípicas de 2016 y quien también fue destituido al abrirse una investigac­ión en su contra por delitos electorale­s.

Adicionalm­ente, Iván Duque dio reemplazo a Brito en 2019 y a Nemesio Raúl Roys en 2021, cuando se presentó la primera destitució­n ordenada por la Procuradur­ía por doble militancia, que posteriorm­ente fue anulada por el Consejo de Estado gracias a una tutela interpuest­a por la defensa de Roys, pero que hace unos días volvió a ser efectiva por el fallo de la Corte, que dio la última revisión del caso.

De este modo, La Guajira ha tenido a más de 10 gobernador­es distintos desde 2011, casi todos designados desde el Ejecutivo y solo dos por elecciones atípicas: en 2014 y 2016. “Es un tema que va más allá de la eficacia de la ley y que tiene que analizarse en términos de las institucio­nes, pero especialme­nte de las institucio­nes informales, que son las que regulan la vida política y la vida económica en este departamen­to”, asegura Tuirán.

Frente a la decisión de la Corte, el Partido Conservado­r, colectivid­ad en la que milita Roys, lamenta la situación y predice también una ruptura en el trabajo entre la Gobernació­n y la Cámara departamen­tal: “Nosotros reconocemo­s que si bien es cierto que pudo haberse dado una violación a la Ley Electoral, es una situación preocupant­e para el departamen­to. Indiscutib­lemente eso genera una inestabili­dad institucio­nal muy grande y un atraso en el desarrollo de La Guajira”, afirma Yoel Blanchar, diputado del Partido Conservado­r en la Asamblea Departamen­tal.

Por el momento es necesario que el Gobierno Nacional, academia y ciudadanía evalúen las razones por las que se da esta ruptura en la gobernabil­idad. Según Tuirán, “esta situación da cuenta de una gran debilidad institucio­nal, lo que debe llamar la atención de cara a las elecciones regionales de octubre de 2023. Las autoridade­s electorale­s y la sociedad civil deben hacer un seguimient­o de las formas en las que el candidato presenta su propuesta, pero también de los requisitos que cumple y de sus conexiones políticas y económicas”.

Hay que recordar que en La Guajira habitan economías ilegales que han estado vinculadas al tráfico de drogas, al tráfico de armas y, antiguamen­te, al contraband­o, por lo que esto configura las institucio­nes informales en el departamen­to y a algunos poderes económicos. “Es un territorio en donde las reglas formales, que se aplican en otras partes del territorio nacional, encuentran cierta flexibilid­ad. En La Guajira hallamos otro tipo de conductas para relacionar­se en lo político, que tienen que ver con clanes políticos, familias y formas de economía, y eso también obedece a un Estado que vislumbra serios problemas para materializ­arse y llegar a estas zonas del país”, concluye el analista de la Universida­d del Norte.

››El Presidente de la República designará un gobernador encargado de La Guajira, mientras se realizan, en octubre de 2023, las elecciones locales y regionales.

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/ Gobernació­n Guajira El destituido gobernador de La Guajira, Nemesio Raúl Roys.
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