Los medios en la nueva era
Después de la elección de Gustavo Petro como presidente de la República, se consolidó a su favor una alianza política en el Congreso como nunca había sucedido en la historia de Colombia. La oposición legislativa —la única relevante en el ejercicio del poder político— será prácticamente inexistente. No es un milagro de la convicción ni de la devoción ideológica. Es el resultado de la negociación con los jefes de partidos y facciones; aún no se conoce la moneda de cambio.
Ese “unanimismo” puede no ser igual en términos de opinión pública si se considera el porcentaje de diferencia entre Petro y Hernández en la segunda vuelta. Por lo pronto, se percibe un ambiente de optimismo y esperanza; ojalá no sea tan frágil y perdure cuando se empiece a ejercer el poder de verdad.
Las profundas reformas que se anuncian y los frentes de negociación que se abrirán con grupos fuera de la ley serán seguramente los principales asuntos que ocuparán la atención de los medios de comunicación en las próximas semanas. Además, por el grado de pugnacidad entre el gobierno entrante y el que se va, es muy probable que también empezará una cacería de brujas. Los medios serios no pueden prestarse para ese aquelarre.
En 1995, el ilustre profesor Bernardo Gaitán Mahecha dictó una conferencia en la que planteó de manera magistral el deber que tienen los medios de comunicación de garantizar la presunción de inocencia. “Es la verdad monda y lironda: en Colombia, la prensa en todas sus formas se ha convertido en fiscal y juez”.
“Hay una inconsciente y grave tendencia en la sociedad colombiana a presumir la culpabilidad”. Esa realidad expresada sabiamente por Gaitán, hoy en día se amplifica más, gracias a la capacidad de odio y destrucción de las redes sociales, sin reparo ni redención. Es la “recreación de la pena de infamia contra la cual se levantó la voz del iluminismo y se redactó la Declaración de los Derechos del Hombre”.
No es un asunto de ideología ni oposición. Esa labor esencial de vigilancia que ejercen los medios es perfectamente compatible con el principio constitucional del debido proceso.