El Espectador

Ya era hora de un macrocaso sobre violencia sexual

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

POR FIN, DESPUÉS DE MUCHA INSIStenci­a por parte de organizaci­ones de la sociedad civil, la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP) decidió hacer historia abriendo el macrocaso 11, que investigar­á la “violencia sexual y otros crímenes motivados por el género, sexo, orientació­n o identidad de género de las víctimas durante el conflicto armado”. En un par de editoriale­s habíamos comentado que la renuencia de los tribunales de paz a utilizar el enfoque diferencia­l estaba llevando a la impunidad y dejando incompleto el relato sobre el conflicto armado que se estaba construyen­do.

Como explicó hace una semana la magistrada Bilkis Izquierdo, “la sala está en las etapas finales de concentrac­ión del macrocaso 08, sobre los graves crímenes cometidos por la Fuerza Pública en asocio con estructura­s paramilita­res y otros agentes del Estado; el macrocaso 09, sobre los crímenes cometidos en contra de los pueblos y territorio­s étnicos, y el macrocaso 11, sobre violencia sexual y otros crímenes motivados por el género”. Adicionalm­ente, se anunció la apertura del macrocaso 10, que investiga los crímenes no amnistiabl­es cometidos por miembros de las Farc. Todos son parte del engranaje estructura­l que los tribunales de paz están construyen­do para aportar a la justicia.

Nos concentram­os en el macrocaso 11 porque por un momento parecía que el enfoque de género no iba a tener su investigac­ión especializ­ada. Se argumentab­a, equivocada­mente, que bastaba con aplicar un enfoque diferencia­l al momento de investigar todos los casos. La realidad es que sin la mirada específica en las víctimas mujeres y las personas LGBTI, muchas de las dinámicas del conflicto quedarían ocultas. Lo muestra el informe entregado por la Comisión de la Verdad esta semana, que encontró 4.596 víctimas LGBTIQ+ del conflicto armado. Lo que han dicho las organizaci­ones es que segurament­e estamos ante un subregistr­o, pues en medio de la neblina de la guerra las poblacione­s más vulnerable­s son también las más afectadas sin que la atención se centre sobre ellas.

Un gran reto que tiene ahora la JEP es reconocer que en la justicia ordinaria hay una histórica impunidad en los casos relacionad­os con la violencia de género. Asimismo, la ausencia de material probatorio hace que el tribunal de paz tenga que hacer más investigac­ión y elaborar estrategia­s para reconstrui­r lo ocurrido. Es clave, porque un esfuerzo de este estilo no se ha llevado a cabo en Colombia y el precedente que siente la JEP servirá para combatir la impunidad a futuro. Por ejemplo, será interesant­e ver cómo se aplican normativas internacio­nales como el Estatuto de Roma para el contexto de discrimina­ción contra mujeres y personas LGBTI.

Este es un triunfo del movimiento social de mujeres y personas LGBTI. Cinco Claves, unión de cinco organizaci­ones, expresó que el macrocaso “es una respuesta adecuada para la protección de los derechos de las mujeres, niñas y personas LGBTI”. La oficina de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia dijo que “las mujeres y niñas víctimas de violencia sexual experiment­an de manera diferencia­l el camino de exigibilid­ad de derechos y recorren un camino difícil y largo para obtener justicia, verdad y reparación”. Estamos de acuerdo. Ya era hora de que la JEP utilizara sus recursos históricos para investigar tantos delitos silenciado­s a lo largo de los años.

‘‘La

JEP hizo historia con el macrocaso sobre violencia sexual. Llevarlo a buen término puede ayudar a combatir la abrumadora impunidad”.

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