Teatro y circo
CON GRAN ALARMA, MUCHOS AFIcionados al teatro están viendo que hay muchos montajes de obras teatrales que se hacen, como dicen ellos, “en clave de clown”. Lo que esto significa es que, durante toda la representación, los actores se comportan como payasos de circo, incluso hablando todo el tiempo que dura la obra con los gritos y falta de inflexiones que los caracterizan. Hacer eso una vez hubiera podido parecer original, aunque lo cierto es que una payasada que dure más de una hora acaba perdiendo la gracia.
Hay quienes teorizan que se usa de ese método para sobreponerse a la falta de pericia de actores principiantes, ya que entonces la actuación se vuelve automática y no se busca interpretación. No sé si eso sea cierto, pero la realidad es que el exceso de montajes con ese método del clown se ha multiplicado. Ha llegado al momento en que es difícil darse cuenta si uno está viendo una función teatral o una de circo, pero la sospecha es que en esa forma el trabajo de dirección disminuye y además arranca las carcajadas de un público que no se está riendo de las situaciones de la pieza representada, sino de las payasadas que se están desarrollando.
Lo descrito es una lástima, porque ya muchos montajes teatrales en Bogotá parecen hechos dentro de un solo molde, sin mayores aportes escénicos ni intentos de mostrar las intenciones del dramaturgo, que en últimas es el objeto de montar una pieza. Fuera de eso, se corre el peligro que el público acabe cansándose de esa repetidera y deje de ir al teatro, lo que sería lamentable. Por eso se lanza esta voz de alerta, ya que muchos de quienes hacen montajes así son gente talentosa y no es justo que adopten esa línea de menor resistencia.