Sobre la selección femenina de fútbol
Con cierto desengaño y escozor, observé que en la edición de El Espectador del 26 de julio de la anualidad en curso no apareció en la portada ni en primera página del periódico esa importante noticia sobre el gran y valioso triunfo de la selección femenina de fútbol de Colombia que se impuso la noche anterior a la de Argentina, logrando no solo avanzar a la disputa del título de la Copa América ante la encopetada Brasil, sino, y más importante, su clasificación al Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, así como a los Juegos Olímpicos de París 2024. Estos logros de innegable trascendencia y significado fueron relegados a páginas interiores.
Y causa desazón, afirmo, además de profunda extrañeza, por cuanto desde sus páginas editoriales El Espectador ha sido en los últimos tiempos un abanderado en la lucha por el reconocimiento del fútbol femenino en nuestro país, reclamando que a las jugadoras se les dé un trato justo y acorde con sus aspiraciones y demás. Entonces, interrogo: ¿qué les pasó? Porque ciertamente esa omisión evidente, involuntaria o no, deja un innegable tufillo a discriminación si tenemos en cuenta que no sucede lo mismo con la selección masculina: cada uno de sus triunfos importantes son destacados siempre en la portada o primera página del periódico, incluso tratándose de partidos sin la trascendencia del que menciono. ¿Acaso se puede negar que la tiene toda una clasificación a un mundial? Por ventura, ¿no es igualmente trascendental clasificar a unos juegos olímpicos? ¿Relegarían a páginas interiores la clasificación de la selección masculina a un mundial? ¡Estoy absolutamente seguro de que no! Por ello considero, salvo mejor criterio, que fueron injustos con las damas y se equivocaron en el trato evidentemente secundario y discriminatorio que le dieron a esta noticia. Óscar Villada Martínez