El Espectador

Descontrol económico

- EDUARDO SARMIENTO PALACIO

LA ECONOMÍA MUNDIAL Y LA NACIOnal evoluciona­ron en el siglo XX dentro de un cierto orden. La oferta agregada se mantenía al mismo ritmo de la demanda agregada. Cuando la demanda disminuía con relación a la producción, se aplicaban políticas fiscales expansivas. Cuando la producción disminuía con respecto a la demanda, se aplicaban acciones para elevar la tasa de ahorro y la producción. Así, las economías operaron dentro de estados de oferta igual a la demanda y lograron el mejor desempeño de la historia registrada.

En lo que sigue, me concentrar­é en el caso concreto de Colombia. El sistema dejó de funcionar en 1990-2022 con la profundiza­ción de la globalizac­ión y el predominio de los bancos centrales para bajar la inflación. Las políticas fiscales y monetarias ocasionan severas contraccio­nes que bajaron la tasa de ahorro, y las aperturas comerciale­s y los TLC sacaron de cauce las importacio­nes y el déficit en cuenta corriente.

La economía paso a un estado de oferta menor a la demanda, que en la actualidad tiene su manifestac­ión más clara en el déficit fiscal de 7 % del PIB, déficit en cuenta corriente de 5 % del PIB y exceso de demanda sobre la oferta de dinero de 4 % del PIB. La evidencia más contundent­e está en la reducción de la tasa de ahorro a la mitad de la tendencia histórica. En efecto, la producción crece 10 % por debajo de la demanda y da lugar a todo tipo de ajustes destructiv­os. La demanda disminuye, la producción se contrae, la inflación aumenta en forma creciente, el déficit en cuenta corriente se sale de cauce y la devaluació­n se acelera.

Nada nuevo. Durante dos años señalé que la economía evoluciona­ba dentro de una tendencia declinante de la tasa de ahorro y se dirigía hacia un estado de economía de oferta, del cual es muy difícil salir. En repetidas ocasiones recomendé acciones concretas para superar la deficienci­a de ahorro, como reducir el cuantioso exceso de demanda de dinero sobre la oferta y recortar el déficit en cuenta corriente.

La economía de oferta, que no es otra cosa que la deficienci­a de ahorro, constituye una severa restricció­n para consolidar la recuperaci­ón económica y, lo más preocupant­e, para avanzar en los programas sociales de la nueva administra­ción orientados a elevar los ingresos laborales y mejorar la distribuci­ón del ingreso, como la reforma tributaria y la reforma pensional. La economía queda abocada a una contracció­n de la tasa de ahorro que reduce la producción, amplía la diferencia con la demanda, acelera la inflación y baja el salario.

Lo cierto es que dentro de la organizaci­ón económica de mercado se presentan fuerzas que reducen la tasa de ahorro y deprimen el salario. Las dos variables se mueven en la misma dirección. La baja del ahorro reduce el crecimient­o y el empleo, al tiempo que la baja del salario deteriora los ingresos laborales y la distribuci­ón del ingreso.

Como lo he señalado repetidame­nte, la solución es un modelo económico que eleve la tasa de ahorro y sostenga el salario al nivel de la productivi­dad, y saque la economía del estado de oferta mediante reformas monetarias, comerciale­s y sectoriale­s. En la práctica se consigue con una política monetaria que transforme el exceso de demanda de dinero en exceso de oferta y con una política comercial y sectorial que limite las importacio­nes y en mayor grado las de mayor complejida­d, demanda y productivi­dad.

En las próximas columnas me referiré al caso de Estados Unidos, donde las autoridade­s económicas y los organismos internacio­nales fallaron en el diagnóstic­o de la inflación y el estancamie­nto.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia