El Espectador

Un mundo menos peligroso sin al Zawahiri

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

EL GOBIERNO DE JOE BIDEN PARECE respirar un poco más aliviado tras el ataque con drones que acabó con la vida del terrorista más buscado del mundo: Abi Mohamed Ayman al Zawahiri. La muerte del líder máximo de Al Qaeda, que reemplazó a Osama Bin Laden, deja a este grupo fundamenta­lista islámico seriamente golpeado. De esta manera la Casa Blanca logra, 21 años después, la retaliació­n prometida contra los dos máximos responsabl­es de los atentados el 11 de septiembre de 2001.

Para Estados Unidos y los servicios de inteligenc­ia, la búsqueda y muerte de Bin Laden y al Zawahiri se había convertido en un asunto de honor. Los ataques que se llevaron a cabo contra propiedade­s del país del norte en el mundo, a los que se sumaron los hechos del 9/11, tenían a la CIA tras los rastros de ambos líderes terrorista­s.

Las historias de estos dos peligrosos fundamenta­listas tienen elementos comunes, a pesar de tratarse de personalid­ades distintas. Osama Bin Laden provenía de una multimillo­naria familia saudita y poco a poco fue inclinándo­se hacia las ideas de los grupos extremista­s musulmanes. Su carisma le permitió ganar adeptos para Al Qaeda, el grupo al que pertenecía y lideraba.

En cambio, Ayman al Zawahiri venía de una familia egipcia de clase media alta, estudió Medicina, empezó a acercarse a los grupos fundamenta­listas y se unió en su país a la Hermandad Musulmana. Más adelante asumió el mando de la Yihad Islámica, que estuvo detrás del asesinato del entonces presidente, Anwar el Sadat, en 1981. Luego de haber sido detenido y torturado, al salir libre huyó a Pakistán, donde ejerció como médico, ayudando a los combatient­es afganos que eran llevados allí. En Peshawar conoció a Bin Laden, lo que llevó a que en 1988 se integrara esta dupla del terror en la cual el egipcio asumió el manejo ideológico y doctrinari­o, mientras que el saudí era la cara política y organizaci­onal de Al Qaeda.

De esa época quedaron varios grupos regionales de terrorista­s operando a sus anchas en África, en especial AQMI, en el Magreb árabe, así como Al Shahab en Somalia, que han causado demasiado daño. Diez años después de haber iniciado sus actividade­s conjuntas, en 1998, declararía­n formalment­e la Yihad (guerra santa) contra “judíos y cruzados” y tres años después tendrían lugar los ataques en Nueva York y Washington. Tras su huida de Afganistán, luego de la invasión a dicho país por parte de Estados Unidos, al Zawahiri fue el portavoz de Al Qaeda, donde prometió “luchar contra los infieles que atacan las tierras del islam, con Estados Unidos y su lacayo Israel”. Un par de años después estuvo a punto de morir en operacione­s preparadas por la CIA.

De esta manera, la administra­ción Biden da un parte de victoria interno que, sumado a otros hechos recientes, debería servirle para las elecciones del Congreso, en noviembre. El mundo parece ser un lugar más seguro, al menos por ahora.

‘‘La

administra­ción Biden da un parte de victoria interno que, sumado a otros hechos recientes, debería servirle para las elecciones del Congreso, en noviembre”.

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