El Espectador

Las incógnitas sobre la sustitució­n de cultivos de uso ilícito en el gobierno Petro

Aún no es claro cuál será el futuro del Programa Nacional Integral de Sustitució­n (PNIS), que vincula a casi 100.000 familias.

- JULIÁN RÍOS MONROY jrios@elespectad­or.com @julianrios_m

“Acá los campesinos están en dos situacione­s: enfrentar el hambre y la crisis alimentari­a a la que los llevó arrancar los cultivos (de coca) para vincularse a un plan de sustitució­n que no cumplió, o reincidir y volver a sembrar”. La frase de Juan Carlos Quintero Sierra, dirigente de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), resume la dicotomía en la que se encuentran buena parte de las 99.097 familias de 56 municipios del país que se vincularon al Programa Nacional Integral de Sustitució­n de Cultivos Ilícitos (PNIS), la punta de lanza del Acuerdo de Paz para que los campesinos arrancaran estas siembras y las reemplazar­an por proyectos productivo­s en el marco de la legalidad que les permitiera­n subsistir.

Aunque gracias al PNIS se erradicaro­n voluntaria­mente 45.761 hectáreas de coca (entre 2017 y 2018, años en los que se implementó esa acción en el programa) y solo el 0,8 % de quienes se acogieron resembraro­n estos cultivos de uso ilícitos, los retrasos en la implementa­ción y los incumplimi­entos del gobierno saliente llevaron a que a la fecha el 97,6 % de las familias no hayan alcanzado un proyecto productivo de ciclo largo para garantizar su sostenibil­idad, según cifras del informe de seguimient­o No enreden la paz, entregado en julio por el Congreso de la República.

De acuerdo con cifras de 2021 del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en Colombia hubo una reducción del 7 % en el área sembrada con coca en el país, pasando de 154.000 hectáreas en 2019 a 143.000 en 2020. Pese a ello, dice ese informe, la capacidad de obtención de cocaína por hectárea se incrementó en los últimos años.

Si bien los funcionari­os del gobierno de Gustavo Petro han sido cautos en señalar cuál va a ser el futuro del PNIS, en semanas anteriores –durante el empalme– sí adelantaro­n que existía la necesidad de “encontrar una alternativ­a” para dar respuesta a las familias campesinas cocaleras, sin descartar arrancar de ceros con una nueva estrategia.

Sin embargo, líderes de organizaci­ones campesinas y expertos consultado­s por Colombia+20 coinciden en que, más que buscar un nuevo programa, lo que debe hacer el Ejecutivo es reformular el ya existente. Para Estefanía Ciro, investigad­ora del centro de pensamient­o amazónico A la Orilla del Río, “no se puede descartar lo que ya se avanzó con las 100.000 familias que están en el PNIS.

“La conclusión de las reuniones con los campesinos vinculados es que hay que reformular profundame­nte el programa”, afirma. Entre los puntos de esa reformulac­ión, dice la investigad­ora, está poner en marcha la Reforma Rural Integral –punto uno del Acuerdo de Paz– y articularl­a con el PNIS. Además, detalla Ciro, revisar la estructura burocrátic­a del programa, que para la investigad­ora resultó “enriquecie­ndo a intermedia­rios y terceros”.

La necesidad de una transforma­ción en esos y otros campos es tan urgente que, de acuerdo con un informe reciente de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), si se sigue con el curso de acción visto durante el gobierno de Iván Duque, “es alto el riesgo de que la inversión del Estado —que podría superar los dos billones de pesos— no tenga un impacto real en el cambio en las condicione­s de los territorio­s en los que opera el PNIS”.

Frente a eso, la FIP recomienda que durante los primeros 100 días del nuevo gobierno se tomen decisiones claves, como hacer un balance rápido de la implementa­ción del programa (incluyendo la deserción de las familias); activar los diálogos a través de las instancias de participac­ión del programa e involucrar a sus actores en la toma de decisiones; revisar en qué casos se pueden modificar los contratos y convenios ya firmados; conectar la ejecución del PNIS con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territoria­l (PDET), entre otras. “Es importante que el Gobierno sea cuidadoso con los incentivos que genera con los anuncios, porque de momento pareciera que no es posible ampliar el PNIS y no es convenient­e sembrar expectativ­as y en unos meses tener a familias frustradas y reclamando”, dice Juan Carlos Garzón, investigad­or de la FIP.

Para Nidia Quintero, vocera nacional de la Coordinado­ra Nacional de Cultivador­es de Coca, Amapola y Marihuana (Coccam), lo primero que debe hacer el Ejecutivo es “frenar acciones que produzcan violencia en los territorio­s y generar actos de confianza para que se pueda mostrar la ruta a seguir con el programa. Las comunidade­s están pidiendo a gritos que haya mesas territoria­les para dialogar, para sentirse involucrad­as”, asegura.

Sobre ese punto, el investigad­or Lucas Marín, del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universida­d de los Andes, enfatiza en que “las necesidade­s de las familias que se vincularon al PNIS hace ya cinco años han cambiado, así como las expectativ­as y las condicione­s de seguridad de sus territorio­s”.

Los líderes y expertos coinciden, además, en que la respuesta del nuevo gobierno al futuro del PNIS o cualquier estrategia para transforma­r la economía de las regiones cocaleras debe cambiar del enfoque individual o familiar al territoria­l, para garantizar transforma­ciones estructura­les en el largo plazo, y que debe cambiarse el discurso de la sustitució­n como una salida por otras apuestas más integrales. Por ahora, habrá que esperar a que el presidente Petro designe formalment­e al equipo encargado de liderar la política de drogas, uno de los ejes centrales de su plan de gobierno.

‘‘Los campesinos están entre dos situacione­s: enfrentar el hambre y la crisis alimentari­a a la que los llevó arrancar los cultivos de coca o reincidir, volver a sembrar”.

 ?? ?? En varias regiones del país, los cultivador­es de coca reemplazar­on sus cultivos por cacao, plátano, café o proyectos de ganadería. / EFE
En varias regiones del país, los cultivador­es de coca reemplazar­on sus cultivos por cacao, plátano, café o proyectos de ganadería. / EFE
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia