El Espectador

Claro que las iglesias deben pagar impuestos

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

LLEVAMOS AÑOS PIDIÉNDOLO EN este espacio: las iglesias que estén en Colombia deberían pagar impuestos. No hay excusa para que patrimonio­s multimillo­narios sean eximidos mientras el resto del país se aprieta el cinturón y en muchas ocasiones los púlpitos se han usado más como espacios políticos que para ayudar a las personas. Entendemos que es una medida impopular en un país donde la abrumadora mayoría de las personas profesan una religión, pero puede hacerse de manera inteligent­e, con tasas diferencia­das basadas en los patrimonio­s de cada parroquia y dándole un necesario valor al servicio social que muchas de ellas prestan.

El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, sediento de encontrar maneras de recaudo, deja sin embargo este tema sin tocar: a Semana le dijo que “por nada del mundo” considerar­á un impuesto a las iglesias, que “la Iglesia siempre ha estado por fuera del sistema tributario” y que “este es un país que respeta todas las religiones. No nos vamos a meter en eso” porque “muchas iglesias tienen más bien falta de dinero. O sea, son poquitas las que tienen exceso de dinero”. El problema es que sus argumentos se caen por su propio peso.

Que las iglesias hayan estado exentas responde a la sobrecoged­ora influencia histórica de la Iglesia católica, que desde el Vaticano negoció beneficios tributario­s que luego, por igualdad, se expandiero­n a las demás empresas. Pero que esa haya sido la realidad durante mucho tiempo no es una razón para seguir con el

statu quo, más en un gobierno cuya reforma tributaria promete eliminar todas las exenciones injustific­adas.

Es verdad que en Colombia se respetan todas las religiones, ¿por qué hablar de impuestos viola eso? No estamos pidiendo, por ejemplo, que solo se grave a las iglesias de cierta denominaci­ón, sino que con base en los patrimonio­s haya impuestos justos. Y es verdad que muchas parroquias apenas tienen los recursos para subsistir, por supuesto la idea no es asfixiarla­s. Pero puede aplicarse el mismo modelo de las personas naturales propuesto por el Gobierno: un impuesto progresivo donde quienes tengan más ingresos o más predios paguen más. Con un añadido de reconocimi­ento por el servicio social que haga que la tasa baje o incluso lleve al no pago de impuestos.

Porque hay varias congregaci­ones que son operacione­s multimillo­narias y además ejercen un lobby político innegable —y esto es lo que no quiso decir el ministro, en parte porque varias de esas iglesias integran la coalición de gobierno—. Lo expuso Katherine Miranda, representa­nte a la Cámara que ha impulsado el impuesto a las iglesias: “Es un descaro que algunos jueguen con la fe, se enriquezca­n, participen en política y se nieguen a pagar impuestos”. Estamos de acuerdo.

Para que Colombia sea un país laico con un sistema tributario verdaderam­ente justo, donde los patrimonio­s más elevados aportan en su justa proporción, las iglesias multimillo­narias deben pagar impuestos y ser mucho más transparen­tes sobre el dinero que manejan en sus arcas. Así el Gobierno tenga temor de dar esa discusión.

‘‘Aunque el Gobierno se cierra a la discusión, el impuesto progresivo a las iglesias debería incluirse en la reforma tributaria”.

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