El chiste y su relación con la izquierda
¿ALGUIEN RECUERDA EL PERÍODO DE Turbay Ayala, cuando se decía que al presidente había que explicarle los chistes frecuentes que se le hacían, para que pudiera reírse? ¿Quién ha visto al expresidente Uribe haciendo un chiste? Óscar Iván Zuluaga, el dos veces candidato por el Centro Democrático, provocaba risas con sus bailes hasta el piso, sin que se hubiera propuesto hacer reír.
El humor ha sido esquivo en el gremio de los mandatarios colombianos. Han sido objeto de burlas, pero no sujetos de ocurrencias que diviertan a la gente. La solemnidad los abruma, los ornatos del Palacio los llenan de reverencia. Quizá tuvieran alguna gracia cuando jóvenes, pero el poder los volvió tiesos.
En vísperas de la reciente posesión presidencial, los caricaturistas rogaban que el nuevo primer gobernante diera motivos para sus lances. Al día siguiente de ese acto, el tuitero @josemog_ trinó con perspicacia: “La derecha es tan mala haciendo memes que nos toca a nosotros burlarnos de Petro”.
Cuando josemog escribe “nosotros”, por oposición se entiende que habla desde la izquierda. Javier Mejía, autodenominado Perroacuadros, fue de los primeros que trinó desde perspectiva zurda: “Me gustó el gesto de la espada, pero debo confesar que me da temor que nazca la «Espadetarra»”.
No se trata de que el nuevo Gobierno carezca de motivos de comicidad. La prueba reina la dio la primera dama con su atuendo en la ceremonia de posesión. Un alma caritativa aclaró que la capa blanca superior de su traje blanco se llama muceta y goza de alto abolengo.
Magistrados, abogados, catedráticos, doctores que se gradúan, todos la usan desde antiguo como prenda de dignidad. Saltó, eso sí, de inmediato el meme con un montaje de la alta señora al lado del papa Francisco. El atavío similar era innegable. “Su santidad Verónica Alcocer”, fue uno de los títulos sarcásticos. Otro apuntó más atrás: “La papisa Juana”.
“El chiste y su relación con lo inconsciente”, estudio clásico de Freud escrito en 1905, muestra el origen de esta gozosa necesidad humana: “Volver a hacer accesibles fuentes de placer cegadas por un determinado proceso represivo constituye una de las funciones del chiste”. Esta reconquista placentera requiere un “desenmascaramiento” o degradación de personas respetables e investidos de autoridad.
“El desenmascaramiento —continúa Freud— equivaldrá a la siguiente advertencia: «Ese individuo, al que admiras y veneras como a un semidiós, no es sino un hombre como tú»”. Y añade un requisito: “Que la presencia de lo eminente no nos mantenga en una disposición respetuosa”.
De lo anterior se desprende el duchazo y la purificación que se siente frente al chiste. Hay un goce, una descarga de tensión, que además es contagiosa. La derecha es mala haciendo memes porque siempre ha sido autoridad. Hoy entre nosotros la izquierda apenas ensaya, como lo hace el autor de Tola y Maruja en este trino: “Presidente Petro, con todo respeto me permito postular a mi esposa como directora del Centro Nacional de Memoria Histórica: ¡se acuerda de todo!”. arturoguerreror@gmail.com