“La cultura es algo que forma y enriquece la vida de todos”
El Muro Antiguo, fundado en 1998, es un proyecto familiar que se enfoca en que la cultura sea vista como un motor de transformación.
¿Qué es y cómo nace El Muro Antiguo?
Es un centro cultural fundado en 1998 por mis padres, Andrés y Ana María Silva. Mi madre era abogada y mi padre es publicista y administrador de empresas. Los dos siempre tuvieron un interés muy grande por el conocimiento, la cultura y su difusión desde el entretenimiento. La pasión por lo audiovisual y la cultura fílmica y musical, que mi padre trabajaba desde su agencia de medios, Frontera Mercadeo y Publicidad, se complementaba con el gusto de mi mamá por la literatura, la historia y el arte; era una lectora ávida y juntos tuvieron la oportunidad de viajar a diferentes partes del mundo, alimentando esa curiosidad de querer conocer las más diversas gastronomías, arquitecturas y costumbres. A partir de la convergencia de todos esos intereses decidieron fundar El Muro Antiguo como una entidad cultural.
¿En principio, cuál fue el propósito de El Muro Antiguo?
Tiene como objetivo ser un lugar de reunión. Un espacio mental para la pregunta y el disfrute de las múltiples y variadas respuestas que se dan en las conversaciones en torno a la cultura y las manifestaciones artísticas.
Nació como un ejercicio de doble vía, es decir, por un lado, había este deseo y voluntad de enfocar ese interés por compartir y difundir cultura, y por otro lado, había un inmueble patrimonial de conservación, que compraron mis abuelos paternos, José Roberto Silva y Ligia Mejía, a su vecino Daniel Mazuera, por ser la casa contigua al hogar en el que hicieron su familia y al que se le hizo una intervención de recuperación.
Este primer ciclo, gestado e impulsado por mis padres, se cerró en 2002 con la muerte de mi mamá. Mi papá continuó manteniendo viva nuestra llama de amor por la cultura, haciendo vinculaciones* como la que entabló con la Fundación Leo Matiz, que tuvo sus oficinas principales en El Muro.
¿Cuál fue el siguiente paso para El Muro Antiguo?
Desde 2016, gracias al apoyo de mi padre, soy el director del espacio, pues tras varios años de una búsqueda profesional larga y tendida, en la que pasé por ciencia política, psicología, diseño industrial y fashion marketing, entendí que fuera el que fuera mi enfoque laboral, continuar con la vida de El Muro era la columna vertebral de mi búsqueda.
Comencé a introducir mi sensibilidad e interés por temas como la moda, el diseño de interiores, la generación de experiencias y las manufacturas artesanales. Así pasamos de tener un enfoque únicamente académico a proporcionar una oferta más experiencial, donde no nos perciban como un museo ni una casa de muñecas gigante, sino un espacio híbrido de pensamiento, que también ayude a entender que estos inmuebles patrimoniales son muy versátiles y se pueden caracterizar y vivir de diferentes formas.
¿Por qué llamarlo El Muro Antiguo?
Ahí hay un tema visceral. Cuando uno entra al jardín trasero, se encuentra con este gran muro de ladrillo que no oculta su erosión y desgaste y muestra desde su solidez el paso del tiempo. Como si se tratara de la personificación de una ruina de esas legendarias que nos recuerdan la importancia de la huella.
Y es que el adjetivo “antiguo” es un concepto, en sí mismo, demasiado poderoso, resume el concepto de conservación, preservación, legado, historia, permanencia y traspaso generacional que configura nuestra identidad como entidad.
Nuestro eje es una mirada al pasado como algo vivo en constante metamorfosis y que, pedazo a pedazo, como arqueólogos, vamos entendiendo.
¿Para usted qué es la cultura?
La cultura no es algo estático. La cultura es algo que forma y enriquece la vida de todos y que es determinante en el presente de absolutamente todo lo que tiene que ver con nuestra vida: la economía, la política, el rol de género, las relaciones interpersonales, entre muchas otras cosas. El Muro busca ser un catalizador que contribuya a que la cultura se entienda como el motor de transformación.