Camila Escobar
“Desde 2017 trabajamos en el programa Mujeres Cafeteras para promover el empoderamiento social y económico de las mujeres caficultoras a través de la comercialización de su café. Este programa cuenta con más de 800 mujeres en asociaciones y se vende no solo en Colombia, sino en varios países donde tenemos operación”, explica Camila Escobar sobre su trabajo en Procafecol (Juan Valdez) para incentivar la participación de las mujeres en un sector donde esta es minoritaria.
De acuerdo con el presidente del Comité Directivo de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Javier Trujillo Buitrago, las caficultoras reciben una remuneración 34,5 puntos porcentuales menos que los hombres y su participación en los espacios de decisión del gremio es baja: solamente el 24 % de los miembros de los comités municipales son mujeres y en los comités departamentales el porcentaje solo es del 15 %. Si bien en la operación de Juan Valdez el 66 % de su fuerza laboral es femenina, Escobar le apuesta a seguir mejorando en inclusión y en participación en espacios de liderazgo donde todavía no alcanzan la paridad. “Desde el año pasado tenemos una política interna de inclusión que permea todos los niveles de la empresa y ayuda a que haya mayor representación en todos los campos, principalmente en los espacios de liderazgo y toma de decisiones”, dice Escobar. A pesar de no sentirse excluida de los espacios de liderazgo en su carrera, principalmente, según explica, por la calidad humana de las personas con las que ha trabajado, Escobar es consciente de las brechas que permanecen en el sector y por eso parte de su labor es generar espacios para cerrarlas. “Creo que mientras las mujeres no estén en una posición que les permita tomar decisiones, no vamos a poder pensar que en Colombia hay equidad. Soy una abanderada para que este cambio pase y no solo en beneficio de las mujeres, sino de la sociedad, porque la participación de las mujeres genera valor, una mirada más amplia, se enriquecen los procesos, hay mayor productividad, mayor retención de talento”.
En el camino de buscar herramientas que permitan una mayor inclusión, Escobar lidera programas en materia financiera que han beneficiado a alrededor de 150 mujeres de áreas rurales de forma remota y que ha ido evolucionando para que puedan capacitarse sin requerir conexión a internet todo el tiempo, dadas las dificultades de acceso que hay en zonas rurales. También ha visto la necesidad de la tecnología para potenciar el cambio generacional que requiere el agro. “Buscamos fortalecer y visibilizar el liderazgo de jóvenes caficultoras en diferentes regiones de Colombia, muchas de las cuales han sido afectadas por la violencia y la exclusión. 120 jóvenes han participado en un proceso donde a través de la tecnología acercamos al consumidor con el origen del producto y donde, con aliados estratégicos como Microsoft, se pretende desarrollar capacidades digitales básicas y de emprendimiento”. La transformación tecnológica, como cuenta Escobar, les ha permitido avanzar en procesos internos para lograr una forma de trabajar mucho más ágil, superando una operación que antes era tradicional. La relación con sus clientes y su plan de expansión en el mundo también han significado un avance tecnológico. “En los canales de atención llegamos a unos que son 100 % digitales y los que no son digitales se favorecen de la tecnología, como el sistema de domicilios, por ejemplo”.