El Espectador

Otra elección de contralor sin legitimida­d

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EL PRESIDENTE DEL CONGRESO, Roy Barreras, y la bancada del Pacto Histórico llegaron al poder con bombos y platillos diciendo que iban a enmendar la elección del nuevo contralor para garantizar transparen­cia y que no quedasen dudas sobre la idoneidad del elegido. No cumplieron. Al final, el Gobierno del cambio de Gustavo Petro terminó haciendo lobby para elegir a un contralor aliado, sin independen­cia y además con un viejo pasado de cercanía a políticos cuestionad­os. Todo, con una segunda comisión accidental hecha a la medida del Gobierno actual y cuyos miembros le hicieron burla a la supuesta meritocrac­ia con la que se elegiría el sucesor de Felipe Córdoba en la Contralorí­a General de la República.

El escogido fue Carlos Hernán Rodríguez, para sorpresa de nadie. Rodríguez tiene los méritos profesiona­les y académicos, eso no se cuestiona, pero a un cargo de supuesta autonomía llega con muchos favores por pagar, empezando con el hecho de que el mismo presidente Gustavo Petro le hizo un guiño directo. La aplanadora legislativ­a del Gobierno se movió para obtener una votación abrumadora a favor de Rodríguez, quien reemplaza a un contralor cuestionad­o precisamen­te por su cercanía con los políticos y por la manera en que manejó la Contralorí­a. Es una lástima que esa sea la condena del país cada cuatro años: los entes de control, que deberían ser independie­ntes, se llenan con quienes seducen a los políticos y responden a sus intereses. Nada nuevo bajo el sol.

Por ejemplo, se sabe que Rodríguez es socio político de Juan Carlos Abadía, exgobernad­or destituido por corrupción, y de todos esos entramados en el Valle del Cauca. Es verdad que sobre el nuevo contralor no hay ningún proceso en contra, pero lo hemos dicho mil veces: los funcionari­os públicos deberían estar sometidos a un grado de idoneidad y escrutinio superior. Adicionalm­ente, no deberían llegar a los puestos gracias a pactos políticos que cuestionan su legitimida­d.

Fue tan problemáti­ca la elección que varios miembros de la coalición de gobierno prefiriero­n votar en blanco. Hicieron bien, porque la comisión accidental creada después del 20 de julio tomó decisiones extrañas. Como denunció Daniel Coronell en W Radio, por ejemplo, “el senador Alexánder López, sin ningún problema, le puso 100 puntos de 100 posibles a su candidato Carlos Hernán Rodríguez y cero a su competidor­a María Fernanda Rangel”. Así era muy fácil pedir que se votara por el que obtuvo mejor puntaje.

Nos queda esperar que Rodríguez entienda que ha sido elegido para vigilar a quienes lo eligieron, que cumpla con la autonomía de una entidad golpeada por los escándalos y que haga una labor ejemplar. También es momento de que Colombia discuta, con seriedad, una reforma profunda a los entes de control y a sus procesos de selección. Que no repitamos cada tanto la frustració­n de una autonomía cuestionad­a por la forma en que las personas llegan a sus cargos.

‘‘Carlos

Hernán Rodríguez tiene los méritos profesiona­les y académicos, eso no se cuestiona, pero llega a un cargo de supuesta autonomía con muchos favores por pagar”.

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