El Espectador

Minería en Buriticá (Antioquia): entre el conflicto y la informalid­ad

A propósito de la desaparici­ón de Víctor Enrique Peña y Jesús Arturo González, dos mineros informales desapareci­dos desde el 8 de agosto.

- LUISA FERNANDA OROZCO VALENCIA lorozco@elespectad­or.com @luisaorval

Horas de incertidum­bre viven los familiares de Víctor Enrique Peña y Jesús Arturo González, dos mineros informales de Buriticá (Antioquia), que habrían quedado atrapados en uno de los socavones para la extracción de minerales. El terreno es propiedad de la Zijin Continenta­l Gold, multinacio­nal china que en 2022 comenzó labores en ese municipio.

Después de casi dos semanas sin el rastro de los cuerpos de Víctor y Jesús, tres hechos han alterado la cotidianid­ad en ese municipio: las seis verificaci­ones que hizo Zijin dentro del socavón para intentar hallar a los desapareci­dos, las protestas desencaden­adas por lo sucedido y las denuncias por el desabastec­imiento en Buriticá por los bloqueos.

Aunque las manifestac­iones fueron levantadas el 21 de agosto, estas no han sido las únicas en torno a la explotació­n minera del municipio. A principios de este 2022, incluso, se presentó una protesta en la que cientos de personas con camisetas blancas mostraron su descontent­o contra la minera china.

¿Qué se sabe de los mineros desapareci­dos?

Víctor Enrique Peña nació en Venezuela. En entrevista con Caracol Radio, su hermana Rubetsi Peña dijo que su familia lleva dos semanas pidiendo que, una vez el cuerpo de Víctor sea encontrado, este sea repatriado a su país de origen para que sea sepultado allí.

Sin embargo, la mujer afirma que no ha tenido respuesta por parte de las autoridade­s a las que ha pedido apoyo.

“Hice la solicitud para ver si me pueden hacer el favor de colaborarm­e para trasladar a mi hermano desde aquí hasta la casa que esta allá en Venezuela, pero no he tenido seguridad”, manifestó Rubetsi.

Ella vivía en Barranquil­la y se empleaba en el servicio doméstico. Tras recibir la noticia de la desaparici­ón de su hermano viajó hasta Buriticá sin tener los recursos necesarios para alimentaci­ón y hospedaje, para estar pendiente de las labores de rescate.

Hace ocho años, Rubetsi y Víctor llegaron a Colombia. Él llevaba tres años viviendo en Buriticá, y fue allí donde se dedicó a trabajar en la minería, principalm­ente en la artesanal. Era soltero y no tenía hijos, diferente a la realidad de Jesús Arturo, el otro minero informal que quedó atrapado en el socavón de la Zijin.

Jesús tenía 29 años y un hijo de 8. Fue desplazado forzadamen­te de San Pedro de Urabá, municipio donde nació, y luego estuvo 15 años en Segovia, nordeste antioqueño. Allí se empleó en oficios como la minería y la soldadura, hasta que llegó a Buriticá.

Su historia en ese municipio es difícil de contar, sobre todo la relacionad­a con la minería. Según María Maya, antropólog­a e integrante del grupo Recursos estratégic­os, región y dinámicas socio ambientale­s (Rersa), de la Universida­d de Antioquia, en Buriticá no había una tradición minera “estrictame­nte hablando”. En la década de los noventa, por ejemplo, no existía una explotació­n minera como la que se ve hoy en día, sino una concentrad­a en lugares muy específico­s, y por lo general de manera artesanal.

En 2008 comenzó el verdadero cambio: un flujo de mineros informales del nordeste antioqueño -específica­mente de los municipios de Remedios y Segovia- se desplazaro­n hasta Buriticá, y en ese momento la Continenta­l Gold -que luego pasaría a ser Zijin Continenta­l Gold- se estableció en el territorio.

Alza de precios, boom inmobiliar­io y mayor flujo de dinero. Así fue parte del panorama al que hombres y mujeres, habitantes de Buriticá, tuvieron que acostumbra­rse con la llegada de los mineros. “Se subió el precio de todo, y las personas en el pueblo trataron de adaptarse porque era gente que llegó con mucha plata. Ya en ese momento estaba Continenta­l Gold en el municipio, entonces hay un rumor que dice que uno de los trabajador­es de la compañía les entregó planos y locaciones a los mineros informales para que pudieran ubicar las zonas de extracción de minerales”, explica María.

Ahora, ¿cuál es la diferencia entre los llamados “mineros informales” y quienes están empleados por la Zijin Continenta­l Gold?

La diferencia, según la experta, radica en los títulos mineros, es decir, “el documento en el cual se otorga el derecho a explorar y explotar el suelo y el subsuelo”, según la Unidad de Planeación Minero-Energética.

En pocas palabras, mientras la Zijin Continenta­l Gold tiene propiedad de estos títulos, los llamados mineros informales no.

Pero los mineros informales solo tienen de “informal” el hecho de que exploran socavones en tierras de las cuales no tienen título minero. De resto, funcionan incluso como asociacion­es en las que sus integrante­s pagan, por ejemplo, su seguridad social.

Con las negociacio­nes que parte y parte han tenido a lo largo de los años, la Zijin ha cedido algunas partes de sus terrenos para que algunas de estas asociacion­es exploten. “Por eso no debe ser tan radical la diferencia­ción entre quienes trabajan para la empresa y quienes lo hacen de manera informal, pero no ilegal”, señala María.

Por ahora, Víctor Peña y Jesús González siguen desapareci­dos. Aunque ya se levantaron las protestas, sus familias esperan noticias sobre el paradero de ambos para así tener paz. “El conflicto no solo puede tratarse de las discusione­s entre los mineros informales y la minera. Las personas que viven en el pueblo también sufren”, concluye María Maya.

‘‘No

es un secreto para nadie que la minería es atractiva para agrupacion­es como el Clan del Golfo”.

María Maya, antropólog­a de la Universida­d de Antioquia.

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Zijin Continenta­l Gold cuenta con licencia para explotar oro en 1.893,8 hectáreas de Buriticá (Antioquia).
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