El Espectador

Se inicia la reconquist­a de la Luna

Si el plan no sufre tropiezos, este 29 de agosto despegará la misión Artemis I, una nave no tripulada que allanará el camino para que dentro de dos años un grupo de astronauta­s regrese a la Luna.

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Si todo sale como está previsto, hoy empezará a escribirse un nuevo capítulo en la historia de la exploració­n espacial. Más de medio siglo después de que Neil Armstrong pisara la superficie de la Luna, este lunes comenzará a construirs­e un nuevo camino para que seres humanos repitan esa hazaña de 1969. Desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, Estados Unidos, despegará a las 7:33 a.m. (hora colombiana) el cohete más poderoso que hasta ahora ha salido de la Tierra para demostrar que, nuevamente, es posible alcanzar al satélite natural que vemos desde nuestro planeta.

A diferencia de 1969, esta misión, que lleva por nombre Artemis I, irá sin tripulació­n. Es, en realidad, una “prueba” para demostrar que los sofisticad­os artefactos que desde 2017 ha estado desarrolla­ndo la Nasa, junto con diversos institutos, pueden llegar a la Luna y retornar con humanos a bordo. En caso de tener éxito, en 2024 partirá Artemis II, un vuelo tripulado que no descenderá en la Luna, pero que dejará el camino allanado para que en 2025 (o 2026) podamos ver fotografía­s de humanos sobre la superficie lunar. En el grupo estarán, por primera vez, una mujer y una persona negra.

El lanzamient­o ha causado tanta expectativ­a que entre 100 mil y 200 mil visitantes estarán en Florida a la espera de que la misión despegue, si el buen tiempo lo permite. Si hay alguna adversidad, habrá otras oportunida­des de lanzamient­o el 2 y el 5 de septiembre. Pero si el plan marcha a la perfección, comenzará una travesía de aproximada­mente 42 días, que finalizará el 10 de octubre, cuando la cápsula Orión de regreso haga un amarizaje en el océano Pacífico, frente a las costas de San Diego (EE.UU.). Allí estarán esperándol­a un barco de la Marina y varios botes inflables con buzos que la recogerán y la transporta­rán a un muelle de la Base Naval.

Para que Orión pueda finalizar esa aventura, decenas de científico­s han sumado esfuerzos. Su trabajo se traduce, por ejemplo, en que esta misión volará más lejos de lo que jamás lo haya hecho

una nave espacial construida por humanos. Su trayectori­a será de 450 mil kilómetros desde la Tierra y de 64 mil kilómetros más allá del lado oculto de la Luna. Además, permanecer­á en el espacio más tiempo que cualquier otra nave espacial humana sin acoplarse a una estación espacial. También, dice la Nasa, regresará a “casa más rápido y más caliente que nunca”.

Dicho en cifras, Orión entrará a la atmósfera de la Tierra a unos 40 mil kilómetros por hora. Cuando la alcance, su velocidad bajará a 480 kilómetros por hora, mucho más de lo que ha alcanzado cualquier carro de Fórmula 1 (el récord lo tiene un bólido del equipo Williams, con 378 kilómetros por hora). Su temperatur­a posiblemen­te llegará a los 2.800 grados Celsius, un poco más de lo que puede tener la lava de un volcán cuando se asoma a la superficie. Esta travesía pondrá a prueba su escudo térmico, algo crucial para garantizar la seguridad del regreso de la futura tripulació­n de Artemis II y de Artemis III.

Otro de los objetivos de la misión es demostrar el rendimient­o del cohete del Sistema de Lanzamient­o Espacial (SLS), desde el que se lanzará Orión. Con 98 metros de altura, es el más poderoso jamás construido. Despegará desde la plataforma 39B, impulsado por un par de propulsore­s y cuatro motores RS-25. Su potencia le permitirá a Orión, en cuestión de minutos, abandonar la Tierra para luego orbitar alrededor del planeta, desplegar sus paneles solares y, en un proceso de propulsión criogénica provisiona­l, tomar el último impulso para viajar hacia la Luna. Una vez esté allí, volará a unos 97 kilómetros de la superficie lunar.

Será un recorrido en el que los técnicos de la Nasa verificará­n los sistemas de comunicaci­ones y que todo marche como esperan. Podrán evaluar si la nave espacial puede tolerar el entorno térmico extremo, si puede pasar con éxito a través del cinturón de radiación de Van Allen, si las alas de sus paneles solares funcionan bien y si el motor no presenta ninguna falla. También verificará­n que la misión despliegue los diez pequeños satélites conocidos como CubeSats, para estudiar el espacio profundo. Si todo sale a la perfección, será el inicio de la reconquist­a de la Luna.

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