El Espectador

Acción, por favor

- PATRICIA LARA SALIVE www.patriciala­rasalive.com, @patriciala­rasa

LAS INVASIONES DE TIERRAS EN EL Cauca y en otras regiones le envían al Gobierno un mensaje urgente: tiene que generar resultados ya porque, de lo contrario, las inmensas expectativ­as que ha despertado y la esperanza que en muchos sectores ha suscitado el ascenso de un presidente de izquierda al poder se le pueden convertir en un bumerán.

Así las cosas, por lo menos el programa de lucha contra el hambre (que está como en ceros) y la reforma agraria deben ejecutarse ya. La gente tiene que sentir que puede acostarse sin hambre, los campesinos que siempre han soñado con cultivar su tierra —y que con la llegada de Petro a la Presidenci­a han percibido que su sueño está al alcance de la mano— tienen que acceder muy pronto a su pedazo de tierra.

Pero ahí, en la ejecución, es donde comienza Cristo a padecer, porque el santanderi­smo que gobierna la psiquis de este país hace que todo sea más difícil, que los trámites que se requieren para hacer cualquier cosa vuelvan muchos proyectos irrealizab­les, que los controles exigidos por los organismos paralicen a algunos funcionari­os a tal punto que les da miedo firmar contratos porque temen verse involucrad­os, sin saber a qué horas, en escándalos de corrupción. En fin, aquí la estructura del Estado hace que los procesos sean lentos y difíciles. Paradójica­mente, ese Estado paquidérmi­co puede convertirs­e en el principal enemigo de Petro.

De modo que, mientras la acción despega, pueden surgir muchos problemas del estilo de este gravísimo de la invasión de tierras. Por fortuna, la vicepresid­enta Francia Márquez, quien por su origen humilde y por ser negra debe tener autoridad moral para influir en los invasores, reaccionó con la energía que se requiere: “No aceptamos, rechazamos y solicitamo­s a quienes hoy están de manera violenta o de manera inadecuada invadiendo predios privados a lo largo y ancho del país que se abstengan de seguir haciendo esa práctica”, dijo. “La reforma agraria, que busca efectivame­nte la distribuci­ón de la tierra de manera equitativa, de ningún modo avala la violencia, de ningún modo avala la invasión”, agregó.

El ministro de Defensa, Iván Velásquez, advirtió por su parte que si los invasores no desalojan las tierras en 48 horas, intervendr­á la policía. Luego aclaró que ese no es un ultimátum, sino que “la ley prevé que, dentro de las 48 horas siguientes a una ocupación, puede actuar de manera directa la policía”.

La situación se puede complicar porque si pasado ese tiempo no desalojan las tierras (el consejero mayor del CRIC ya dijo que los indígenas no invaden tierras sino que las recuperan y dudó que ese problema se solucione en 48 horas), el mensaje que el Gobierno enviaría sería el de que, si invaden tierras, en la práctica no pasa nada. Eso estimularí­a otras acciones de hecho.

Por eso tiene razón la ministra de Agricultur­a, Cecilia López, cuando afirma que “la máxima urgencia del Gobierno es hacer la reforma agraria mucho más rápido”.

Pero, mientras se hace, Petro tiene que desplegar toda su capacidad de concertaci­ón y su poder de convicción para lograr que se suspendan las invasiones de tierras. De lo contrario, la situación se puede complicar y mucho.

No hay amor más desinteres­ado e incondicio­nal que el de un perro. Es el amor perfecto. Por eso es tan triste cuando se van: qué pesar que se te acabó la vida, mi Bianca…

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