El Espectador

Historia de un préstamo

- JUAN CARLOS BOTERO

1996 FUE UN AÑO DIFÍCIL PARA Colombia. Tres años después de la muerte de Pablo Escobar y con los jefes del Cartel de Cali en la cárcel, el narcotráfi­co seguía intacto. Al igual que tantos compatriot­as, yo había visto de cerca el sacrificio de demasiados héroes eliminados por los narcos. El director de este diario baleado; cientos de jueces, policías, soldados, periodista­s y civiles asesinados; miles de millones de dólares perdidos, y los tentáculos de la mafia metidos en cada rama de la sociedad. La conclusión era clara: la guerra contra las drogas había fracasado.

En ese tiempo empecé a elaborar una tesis que me parecía válida y útil: la extradició­n estratégic­a. Las FF. AA. habían golpeado las cabezas de los carteles pero no las estructura­s, y por eso cambiaban los rostros de los narcos pero el negocio seguía creciendo. Ese fue el objetivo de la teoría desde el principio: tornar inviable el narcotráfi­co en el país. Al cabo de varios meses publiqué mi trabajo en Semana, en un ensayo que mereció la portada de la revista, y aparte de las amenazas que eran parte del oficio en la época, casi todas las reacciones fueron positivas, salvo la del expresiden­te Alfonso López Michelsen, quien señaló ciertos reparos constituci­onales. Volví a consultar a los expertos en la materia y se concluyó que la propuesta, desde ese aspecto, era viable.

No fue la única vez que postulé la teoría. Escribí otro artículo en 1998 y otro más en el 2009, ambos en El Espectador, pero ningún gobierno acogió la tesis. Hasta ahora. De ahí mi sorpresa cuando el presidente Gustavo Petro, en la rueda de prensa que realizó con su homólogo de España, Pedro Sánchez, anunció una nueva política del Gobierno en la lucha contra el narcotráfi­co relacionad­a con la extradició­n. Era mi misma propuesta.

Quiero ser claro: no estoy acusando a nadie de plagio. Para mí la autoría intelectua­l es sagrada, pero seguro que aquí no hubo mala fe del Gobierno. Quizá algún asesor no rastreó bien el origen de la tesis. Y al contrario: me complace que el presidente vea la validez de la teoría y que la proponga como política de Estado. Para eso la escribí: para ser utilizada. Pero trabajé demasiado en el tema y soporté cosas muy desagradab­les para simplement­e entregar las armas sin decir una palabra. Espero me entiendan.

¿En qué consiste la extradició­n estratégic­a? El objetivo es utilizar la extradició­n como garrote y zanahoria para, de un lado, dividir a los narcos y, de otro, forzar la entrega de los capos del narcotráfi­co. Bajo esta tesis, como lo anoté en 2009, “se le aplica la extradició­n a todo narco capturado; se garantiza su no aplicación a todo narco que se entregue y colabore con la justicia (mediante la delación de socios y rutas, entrega de bienes, etc.); y cualquier narco, si reincide en el delito luego de purgar su condena, quedará de nuevo apto para ser extraditad­o”.

Por cierto, estos son los tres aspectos que destacó el presidente en su rueda de prensa.

No dispongo del espacio para exponer la tesis en todos sus detalles. Prefiero compartir los enlaces (ver web) y, si desean estudiar el tema a fondo, lo podrán hacer. Y también podrán comparar la propuesta del Gobierno con mi tesis original. En fin, quiero insistir en que esto no es un plagio sino más bien un préstamo.

Uno que me honra profundame­nte.

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