El Espectador

La inédita declaració­n de “Lucas”, el financiero de Carlos y Vicente Castaño

El Espectador tuvo acceso a las tres horas de la indagatori­a de quien era el hombre encargado de manejar los dineros de los paramilita­res a finales de los años 90. El contador, que conoce quiénes financiaro­n a ese grupo ilegal, negó su participac­ión en cu

- JOSÉ DAVID ESCOBAR MORENO jescobar@elespectad­or.com

Uno de los episodios menos indagados por la justicia colombiana es el relacionad­o con quiénes fueron las personas y empresas que financiaro­n a finales de la década de 1990 y principios de los 2000 a las Autodefens­as Unidas de Colombia (Auc), el grupo armado criminal liderado por los hermanos Carlos y Vicente Castaño. Gran parte de esa verdad, según los expediente­s judiciales, la tiene Jacinto Alberto Soto Toro, alias Lucas, más conocido por ser la cabeza del brazo financiero de esa organizaci­ón paramilita­r y narcotrafi­cante que perpetró miles de crímenes de lesa humanidad entre 1997 y 2004, cuando finalmente se desmoviliz­aron durante el primer gobierno de Álvaro Uribe.

Hace pocas semanas, Lucas, quien fue recapturad­o en abril de 2021, volvió a ser mencionado, pues la Fiscalía lo acusó de organizar la masacre de Juradó (Chocó) en 1996, en la que fueron asesinadas nueve personas del caserío de Coredó. Sin embargo, este no es el único crimen por el que ahora Soto está rindiendo cuentas, pues también se le endilga ser uno de los coautores del asesinato de tres funcionari­os del CTI que investigab­an el narcoparam­ilitarismo en Antioquia entre 1997 y 1998. Lucas habría sido pieza clave de la expansión de la Casa Castaño pues administró, en pleno centro de Medellín, las oficinas del Parqueader­o Padilla, considerad­o como el corazón de las finanzas de las Auc.

El Espectador tuvo acceso a la audiencia de indagatori­a de Lucas, que duró tres horas y en la que la Fiscalía le preguntó sobre sus movimiento­s mientras estuvo en las entrañas del paramilita­rismo, manejando los dineros que patrocinar­on esa estructura criminal. Al inicio de la extensa diligencia, realizada a los pocos días de su recaptura, el ente investigad­or le preguntó sus datos personales y familiares, los cuales algunos decidió reservarse por motivos de seguridad. Luego, el fiscal del caso inició la indagatori­a pidiendo aclaracion­es sobre el pasado judicial de Lucas, pues no era muy claro cómo no terminó pagando condena por ser uno de los hombres de confianza de los Castaño.

El propio Lucas explicó que en abril de 1998 fue capturado en medio de las acciones de la Fiscalía en el caso Parqueader­o Padilla, operativos que fueron encabezado­s por los entonces fiscales Gregorio Oviedo e Iván Velásquez, hoy ministro de Defensa. También precisó que, luego de su captura y de aceptar cargos, se fugó de la cárcel de Bellavista en Bello (Antioquia) y que solo duró cinco meses detenido. Cuando la Fiscalía le preguntó quién financió su fuga, aseguró que no tenía conocimien­to. “Me imagino que fueron los hermanos Castaño”, señaló Soto Toro, quien permanece preso en la cárcel La Picota, en el sur de Bogotá, mientras sus procesos judiciales avanzan.

Luego de su fuga de la cárcel de Bellavista, cuenta Lucas, se escondió de las autoridade­s en varias fincas del Urabá, como La 15, de los Castaño, “y allá seguí en lo mismo, ayudando en la parte administra­tiva (de las Auc), en compra de insumos y cosas así porque no tenía movilidad, hasta 2003 cuando me desmovilic­é (...)

Le solicité (al gobierno) desmoviliz­arme con el bloque Cacique Nutivara de los paramilita­res y vieron que era viable porque yo había participad­o en Medellín (...) Luego consulté con Vicente (Castaño) y él lo aprobó. Le dijeron a alias Don Berna ( jefe de ese bloque) y aceptó que me desmoviliz­ara con ellos”, indicó Lucas en la indagatori­a.

Previo a que las Auc tuvieran su contabilid­ad en el Parqueader­o Padilla, Lucas contó que él, junto a dos mujeres (de las que no entregó sus nombres), manejaban las cuentas en un garaje en Laureles, un zona de Medellín que en los años 90 era de las más exclusivas. Dijo que se enteró de la existencia del parqueader­o días antes de su primera captura en abril de 1998. Sin embargo, la Fiscalía encontró un contrato de arrendamie­nto, con fecha de abril de 1996, en el que figura el propio Lucas como arrendatar­io de las oficinas del parqueader­o. Soto Toro dijo que no recordaba ese documento y que, aunque la firma que aparece en ese contrato es similar a la suya, no descarta que la hayan falsificad­o.

Alias Lucas dijo que mientras manejó esas oficinas, en pleno centro de Medellín y donde se encontraro­n cheques y facturas de los financiado­res de las Auc, siguiendo órdenes de Vicente Castaño, “quien era el encargado de la parte administra­tiva” de los paras. Por ejemplo, señaló que dentro de sus labores estaba enviarles dinero a varios comandante­s paramilita­res, como alias Pedro Bonito, jefe del bloque Bananero en Urabá. También, según su relato, era el encargado de mantener en orden las cuentas de los bienes de los Castaño, entre ellos la mansión Montecasin­o, la base del Clan Castaño en El Poblado de Medellín.

“En el parqueader­o había mucho papel escrito y factura de compra de ropa, de comida, de medicament­os. Eso era muy artesanal, porque yo no tengo ningún estudio contable y ahí había mucha informació­n. Todo eso está en el expediente de 1998. Allá no se manejaban platas, a mí me llamaban y, por intermedio de otras personas, me entregaban y me decían qué le debía dar a tal persona”, declaró Lucas. A renglón seguido, el fiscal del caso empezó a citar testimonio­s de exparamili­tares que indicaron que Lucas enviaba dineros al bloque Centauros en el Meta y al Bananero en Urabá y que algunas de esas entregas se hacían en Montecasin­o, hechos que fueron confirmado­s por el propio Lucas.

Incluso, dijo que a esta mansión de los Castaño eran convocados otros líderes criminales y paramilita­res pero, según él, nunca le era permitido entrar a las reuniones. Por ejemplo, allí también era citado alias el Negro, el temido jefe de la banda La Terraza, usada por las Auc para ejecutar crímenes como el de Jaime Garzón y el del defensor de derechos humanos Jesús María Valle, quien denunció la masacre para

››“Lucas”

dijo que en 1998 fue capturado tras las acciones de la Fiscalía en el caso Parqueader­o Padilla, operativos liderados por el exfiscal Iván Velásquez, hoy ministro de Defensa.

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/ Éder Rodríguez “Lucas”, en 1998, fue sorprendid­o quemando evidencia del vínculo entre empresas y paramilita­res.
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