El Espectador

En Colombia también existen insectos mitad macho y mitad hembra

En el reino animal hay un grupo de individuos extremadam­ente extraños y particular­es. Los científico­s los llaman ginandromo­rfos y en Colombia, al parecer, hay registros de tres ejemplares: dos garrapatas y una especie de abeja. Estas son sus historias.

- JUAN PABLO CORREA jcorrea@elespectad­or.com @jpablocorr­eap

En 2017 un grupo de científico­s publicó en la Revista Colombiana de Entomologí­a un extraño descubrimi­ento. Luego de colectar en los Llanos Orientales más de mil ácaros y llevarlos a un laboratori­o para estudiarlo­s como posibles vectores de enfermedad­es letales en animales domésticos, los investigad­ores encontraro­n un particular ejemplar de garrapata (Amblyomma mixtum) mitad macho y mitad hembra.

“Fue un evento peculiarme­nte extraño. Los individuos mitad macho y mitad hembra son muy raros en todo el mundo. De hecho, fue el primer reporte de una garrapata con estas caracterís­ticas en el país, y en todo el continente hay apenas un par”, recuerda Fredy Rivera, líder del grupo de investigac­ión de Genética, Biodiversi­dad y Manejo de Ecosistema­s (Gebiome) de la Universida­d de Caldas.

En la ciencia se les conoce a estas alteracion­es como ginandromo­rfismo y no se limitan a caracterís­ticas mixtas de macho y hembra en los aparatos reproducti­vos. Al contrario, pueden aparecer como parches o “mosaicos” en todo el cuerpo o presentars­e de forma bilateral, como la garrapata que encontraro­n en los Llanos Orientales.

Estas alteracion­es son evidentes porque en los animales existen diferencia­s físicas entre un macho y una hembra de una misma especie, por ejemplo, un gallo y una gallina son visiblemen­te distintos (dimorfismo sexual, es como lo llama la ciencia). “Lo más sorprenden­te de los ginandromo­rfos es que no se sabe por qué ocurren estas alteracion­es. Casi siempre los encuentran en coleccione­s biológicas y eso impide tener un estudio completo que incluya su comportami­ento o el de sus padres”, explica Rivera.

Hace apenas unos meses apareció otra garrapata con la misma alteración en Colombia. Esta vez, una garrapata canina marrón (Rhipicepha­lus sanguineus), en el departamen­to de Caldas. Según Rivera, varios investigad­ores aseguran que la aparición de estos individuos puede darse por problemas relacionad­os con los cromosomas sexuales, una alteración en el medio ambiente o por bacterias que feminizan a los machos. En el mundo, hasta 2022, se han reportado apenas 85 de estos extraños casos en garrapatas.

De hecho, según un estudio de la Revista Brasileira de Parasitolo­gia Veterinari­a de 2009, las alteracion­es menos frecuentes en garrapatas son el ginandromo­rfismo y la aparición de dos o más anos en un espécimen.

No es una cuestión de garrapatas

En Colombia no solo se han reportado dos casos de garrapatas, también existe un individuo de abeja con estas caracterís­ticas. Los tres serían los únicos ejemplares reportados en el país. El Espectador contactó a la mayoría de universida­des, coleccione­s biológicas e institutos de investigac­ión y nadie más reportó otro ginandromo­rfo.

Germán Villamizar, biólogo de la Universida­d Nacional y magíster en Zoología de la Universida­d Federal de Río de Janeiro, encontró el otro individuo. “Mi trabajo de pregrado consistió en hacer una revisión de un género de abejas conocidas como carpintera­s. Debía ir a varias coleccione­s y ver qué especies encontraba”, recuerda Villamizar.

Fue en la colección de Agronomía de la Universida­d Nacional que se encontró con un “bicho” raro y particular. “Cuando lo vi por primera vez, estaba seguro de que no era algo normal”, dice. Sus profesores lo examinaron y descubrier­on que tenía caracterís­ticas de macho y hembra. La especie de abeja que presentaba el ginandromo­rfismo era una Xylocopa frontalis, un ejemplar que colectaron en Tena (Cundinamar­ca). Mientras que el macho es amarillo y ojiverde, la hembra es totalmente negra, y el insecto que encontró Villamizar tenía partes de ambos.

“Era un individuo que en un ámbito natural, no en un laboratori­o, tenía caracterís­ticas de ambos sexos bastante evidentes. Sin embargo, no se sabe bien cuál fue su origen, ni su biología, ni su vida. En este caso, se trataba de un ejemplar con ginandromo­rfismo mosaico, es decir, presentaba algunas caracterís­ticas de macho en un cuerpo predominan­temente de hembra”, cuenta Villamizar.

Más incógnitas

Existen múltiples, pero escasos reportes, de ginandromo­rfismo en cangrejos, gusanos de seda, mariposas, avispas, serpientes, abejas y aves en todo el planeta.

Una duda frecuente es si es posible que estos individuos se reproduzca­n. Villamizar dice que una respuesta rápida sería el resultado de la alteración. “Es decir, si el ginandromo­rfismo es completame­nte bilateral, el aparato reproducto­r también podría estar dividido en dos. Por lo tanto no sería viable”, añade.

Otras teorías aseguran que la radiación también podría ser la responsabl­e de estas alteracion­es, o que podría tratarse de un desorden de células u hormonas. Algunos, como Michael Clinton de la Universida­d de Edimburgo, sugieren que pueden ser dos mellizos pegados y otros, como el profesor Rivera, piensan que podría tratarse de bacterias que transforma­n a los individuos. “Qué fue lo que pasó para generar ese ejemplar tan particular y cómo se comporta, continúa siendo un enigma para la ciencia”, puntualiza Rivera.

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/ Germán Villamizar. Abeja (Xylocopa frontalis) con ginandromo­rfismo. De los machos, tiene las partes amarillas y es ojiverde. De las hembras posee la parte totalmente negra.
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