Razones humanitarias
Y ESTRATÉGICAS. SON ESTAS LAS QUE ha alegado el canciller Álvaro Leyva para justificar la ausencia de Colombia en la OEA, cuando se votaba a favor de la Carta Democrática y en contra del Gobierno de Nicaragua, por violación a los derechos humanos y otras razones que allí quedaron expuestas.
Las razones humanitarias son prioridad absoluta en cualquier circunstancia, en especial si son de vida o muerte. Las peticiones de la guerrilla, por ejemplo, en el horrendo caso de los diputados del Valle, han debido tenerse en cuenta (no tratándose de la destitución misma del Estado), aun siendo un chantaje infame de los plagiarios y que luego se arreglaran las cargas. No ocurrió así y las consecuencias fueron el crimen inaudito que se cometió por quienes hoy gozan de franca amnistía.
No parece ser que en el caso Leyva ante la
OEA hubiera este tipo de justificación, nadie estaba a punto de morir y anunciándolo, como los desesperados diputados. Y como razones estratégicas podría pensarse que fueran las de mejorar las condiciones para una negociación de límites marinos con las que nos tiene acobardados el país centroamericano, como si nos amenazara una tromba marina, llegando casi hasta Cartagena.
Hay de todos modos razones que permanecen ocultas con las que se está negando la verdadera causa de tan lamentable ausencia diplomática, que por sí sola descalificaría la gestión del ministro y del gobierno Petro en relaciones exteriores. En amigable interpretación, diría que pudo ser un descuido, una ausencia casual del ministro y por lo tanto una desatención a los asuntos de su despacho por irse a Cuba a negociar la paz, ahora cuando al membrete del ministerio a su cargo se le ha añadido: “Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Paz”. Vaya.
Sería mejor pensar una cosa así y no lo que palmariamente quedó expuesto. Sólo Colombia y la propia Nicaragua salieron por la extrema izquierda, y otros países de la misma línea ya ni pertenecen a la organización americana. Fue nuestro bautismo en esas aguas lustrales, prácticamente del comunismo, que no se puede mencionar con ese nombre para no ser macartistas.
Todo va cogiendo ese sabor de revuelta atemperada. Hay toma de predios, hay revolcón indígena con la idea de que todo fue suyo cuando llegaron los españoles. Hay, de entonces, una larga historia de herencias lejanas y cercanas con nombres propios y hectáreas marcadas. El problemita de tierras quedó para la vicepresidenta, enfrentada a reclamaciones en función de gobierno. Y qué decir de Alfonso Prada, gran señor de la ponderación y la burocracia, arengando a una marcha con sabor a lucha de clases, en presión al Congreso para que apruebe la tributaria. Dos veces, vaya.