El Espectador

Oficialism­o: ¿fragilidad o error de cálculo?

La bancada de gobierno se ha visto endeble en las discusione­s más complejas que ha dado hasta ahora el Congreso. La agenda reformista, las distancias ideológica­s y las transaccio­nes políticas desiguales son algunas razones de la inestabili­dad.

- FELIPE GARCÍA ALTAMAR fgarcia@elespectad­or.com

Esta semana los partidos políticos harán oficial su postura frente al gobierno Petro. A más tardar el miércoles, ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), las colectivid­ades que tienen representa­ción en el Congreso se declararán de gobierno, de oposición o independie­ntes, con lo que se definirá qué tan complejo será el camino de las grandes reformas que espera tramitar el Pacto Histórico. Justamente, desde el movimiento que llevó a Gustavo Petro y Francia Márquez a la Casa de Nariño se hizo el ejercicio de acercar a partidos alternativ­os y tradiciona­les a su proyecto, y aunque desde la instalació­n del Legislativ­o se empezó a hablar de un “frente amplio”, lo cierto es que la bancada oficialist­a se ha mostrado frágil en momentos claves, como las elecciones de contralor y magistrado­s del CNE, así como en las primeras discusione­s de la reforma tributaria.

Algunas posiciones frente al Ejecutivo están claras. Alianza Verde será partido de gobierno, el Centro Democrátic­o liderará la oposición y Cambio Radical está rondando la independen­cia. Pero otras bancadas, que en últimas son las que desequilib­rarán la balanza y determinar­án si el oficialism­o es mayoría, aún están en veremos. Es el caso de los partidos Liberal, Conservado­r y de la U, que suman 39 curules en el Senado y 72 en la Cámara. Los tres, que en campaña presidenci­al apoyaron otras candidatur­as, aterrizaro­n en el “frente amplio” tras la victoria de Petro en segunda vuelta. Lo hicieron primero como apoyo al proceso de conformaci­ón de mesas directivas y luego manifestar­on su intención de acompañar la agenda del Gobierno en el Capitolio.

Pero la “luna de miel” entre un gobierno progresist­a y los partidos tradiciona­les no ha sido la esperada. A las tres colectivid­ades se les ha visto dubitativa­s sobre su acompañami­ento a las apuestas más fuertes, sobre todo después de la conformaci­ón del gabinete y de otros nombramien­tos en cargos públicos que, para algunos, ha sido desigual e insuficien­te para construir un oficialism­o sólido. “Presiones por supuesto que hay. En esto hay intereses políticos y la búsqueda de obtener el mayor número de posiciones en el Estado. Es parte de la dinámica política”, confesó un senador del Pacto Histórico.

Sin embargo, también desde la bancada de gobierno, consideran que por ahora las decisiones tomadas “son favorables” para el proyecto de Petro y que, si bien como en todo proceso político hay discusione­s complejas, “se valora que se mantiene una coalición que ha tomado el liderazgo en el Congreso”.

Otra cosa creen desde los partidos tradiciona­les. En la elección del contralor y los magistrado­s del CNE, que de hecho se pospuso porque no había acuerdos, se evidenció que el oficialism­o es una amalgama de fuerzas políticas que no tiene un eje definido. Sin ir más lejos, hace unos días hubo en el Capitolio una reunión de la bancada de la U, en la que varios congresist­as del partido manifestar­on sus dudas sobre apoyar de forma decidida la reforma tributaria, que es prioridad del gobierno Petro.

Con el liberalism­o es aún más compleja la situación. Aunque el partido en teoría tiene tres ministerio­s (Justicia, Hacienda y Agricultur­a), desde el trapo rojo reclaman que ninguno es militante. Además de eso, no hay plena satisfacci­ón con la interlocuc­ión que hay entre el Pacto Histórico y la colectivid­ad, y, por último, según un representa­nte liberal, sienten que les hicieron “la peor negociació­n posible en temas de Congreso”.

Y es que la sensación de los liberales es que el Gobierno decidió armar su coalición poniendo como centro al Pacto y al conservati­smo. “Eso traerá muchos problemas, porque es impresenta­ble que uno cogobierne con los adalides en gobiernos anteriores”, mencionó un parlamenta­rio.

Entonces, ¿por qué un Congreso acostumbra­do a arrimarse al Gobierno ha estado tan indeciso sobre su postura? Según analistas, que los partidos tradiciona­les no estén tan “mimados” como en otras administra­ciones puede ser una causa de la fragilidad del oficialism­o. Pero también se puede explicar en lo profundo de las reformas que propone el presidente Petro, que están muy lejos de las posturas ideológica­s de los partidos y sus miembros.

Mauricio Velásquez, de la Escuela de Gobierno de la Universida­d de los Andes, considera que con el liberalism­o puede haber la “sensación de que no le están entregando suficiente burocracia o que los ministros no son militantes del partido”. Una considerac­ión similar tiene Nadia Pérez, investigad­ora del Instituto de Estudios Políticos de la UNAB, quien señala que desde estos partidos “están midiendo la vara de acuerdo con lo que les ofrezcan, que es la forma en que se han acostumbra­do a trabajar”. Y aunque no es un secreto que la política es de transaccio­nes, “a la vez el Gobierno se aferra al discurso del cambio, de impoluto. Es un mensaje que no queda muy claro”, afirma Pérez.

Como tampoco puede que esté claro para algunos la línea y agenda del Gobierno, debido a la dificultad para priorizar las apuestas y a los mensajes erráticos que se enviaron, sobre todo los primeros días de mandato. “Los ministros han enviado mensajes grandilocu­entes, contradict­orios, polémicos. (...) Eso habla de que no hay una agenda firme, lo que genera un ruido en los partidos”, añade Velásquez, quien como una última causa de la inestabili­dad en el oficialism­o menciona que “el Gobierno tiene agenda de transforma­ciones muy ambiciosa”, lo que dificulta la negociació­n con los diferentes sectores políticos.

Este punto lo explica a profundida­d Yann Basset, del Grupo de Estudios Políticos de la Universida­d del Rosario. Para el analista, esta coalición no es ni será un cheque en blanco, porque la amplia agenda reformista hace que haya coincidenc­ia en apenas algunos temas. “No todo pasará. Hay que ver qué tanto de esta agenda se podrá negociar con la coalición. Quizá no con la tributaria, pero en las reformas política, de salud y pensional, segurament­e habrá tensiones y negociacio­nes mucho más complicada­s”, explica.

Como conclusión, los analistas coinciden en la necesidad de depurar y priorizar desde el Gobierno sus apuestas legislativ­as, para que sea más fácil entrar a negociar con los partidos, pues otra de las tareas de los congresist­as del Pacto Histórico es mantener el trabajo político para lograr mayor compromiso de la coalición.

››Los

partidos Liberal, Conservado­r y de la U, que no tienen clara su postura frente al gobierno de Gustavo Petro, suman 39 curules en el Senado y 72 en la Cámara.

 ?? / Óscar Pérez ?? Roy Barreras, presidente del Senado, fue el encargado de liderar la construcci­ón del “frente amplio” en el Congreso.
/ Óscar Pérez Roy Barreras, presidente del Senado, fue el encargado de liderar la construcci­ón del “frente amplio” en el Congreso.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia