Los “mamertos” al poder
ANTES, CUANDO LOS PRESIDENTES viajaban al exterior, el designado asumía el cargo con toda la parafernalia que tan solemne acto requiere, como si fuera el titular. Era algo insólito: quedaban dos mandatarios, uno en el país y otro en el exterior. Una especie de presidencia dual o bicéfala. En los años del MRL, López Michelsen propuso que ese sistema se modificara, pero la propuesta no tuvo eco. Solo en 1977, mediante el Acto Legislativo 1, se creó la figura del ministro delegatario, en donde un miembro del gabinete
—debe ser de su mismo partido— se encarga de las cuestiones domésticas o de rutina y el jefe del Estado actúa como tal en el país que visita. Quien primero cumplió esas funciones fue el canciller precisamente de López, Indalecio Liévano Aguirre, por tres días a partir del 4 de septiembre de 1977, cuando el mandatario viajó a Estados Unidos.
La semana pasada, el presidente Petro hizo su primer viaje al exterior, a Perú, en donde el mandatario de ese país lo atendió muy bien, tanto que hasta se quitó el sombrero. Petro nombró como ministra delegataria a la titular de la cartera de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, y entre los actos cumplidos estuvo el de posesionar al nuevo director del SENA, Jorge Eduardo Londoño.
Ramírez está afiliada al Partido Comunista,
lo cual dio margen para que la derecha más recalcitrante protestara. “¡Cómo le entregan el gobierno a una comunista mamerta!”.
El término “mamerto” lo acuñó el inolvidable economista Jorge Child para referirse a quienes adoraban a Brézhnev (quien tenía en las cejas los bigotes de Stalin). ¿Y por qué esa denominación? Porque los dirigentes prosoviéticos criollos eran Gilberto Vieira, Filiberto Barrero y Alberto Silva (todos “erto”). Además, había un programa radial conocido como Los Chaparrines, en donde uno de los personajes se llamaba Mamerto.
Pero eran otros tiempos. El muro de Berlín no existe y acaba de fallecer Gorbachov, con su medialuna en la frente. Por eso tuvimos una “mamerta” tomando un juramento, por Dios y la patria.