El Espectador

Decrecimie­nto: necesario pero inoportuno

- JUAN PABLO RUIZ SOTO

ANTE LA AGUDIZACIÓ­N DE LA CRISIS climática, el decrecimie­nto económico en países de alto ingreso per cápita es una propuesta sensata. Lo poco probable, que fue considerad­o como insensato, es que Colombia les pueda exigir a los países ricos que ajusten sus modelos económicos y comiencen a decrecer. Eso podría suceder en Alicia en el país de las maravillas, pero la propuesta resulta inapropiad­a en el mundo real hoy. En la academia se discute sobre decrecimie­nto, crecimient­o cero, límites del crecimient­o y su relación con la condición finita de la oferta de recursos naturales. También, hoy se cuestiona la relación unívoca entre consumo y bienestar, pues muchos determinan­tes del bienestar superan la relación con el consumo de bienes y servicios. El decrecimie­nto propuesto por la ministra Irene Vélez, como tema académico y señal política, bien vale la pena revisarlo y discutirlo. Cosa distinta es lo inapropiad­o del escenario en el que lo planteó. La propuesta en el corto plazo no tendrá éxito, no es viable y perjudica a los más pobres. De otra parte, se están quedando solos los economista­s ortodoxos que señalan como prioridad el crecimient­o económico, que solo mediante mayor consumo tendremos mayor bienestar y que el motor es la acumulació­n. La naturaleza los está aislando.

Para enfrentar la crisis climática hay pasos previos al decrecimie­nto económico. Para ser efectivos deberíamos concentrar­nos en aquellos que Colombia puede y debe dar para disminuir el impacto negativo de la crisis climática, ante la cual los pobres son los más vulnerable­s. Lo primero es divulgar y aceptar la idea según la cual, si la prioridad es el bienestar social, más importante que el crecimient­o del PIB es mejorar las actuales condicione­s de distribuci­ón y acceso a él. Sin desconocer que en Colombia aún debemos incrementa­r nuestro PIB, un mayor bienestar está determinad­o por una mejor distribuci­ón. Los efectos negativos de la crisis climática dificultan que todos tengamos lo básico y por ello la equidad para enfrentar la crisis debe ser una prioridad.

Una pregunta difícil es cómo mejorar la equidad sin desactivar al sector privado. Sin duda esto requiere compromiso y sacrificio de todas las partes. En el corto plazo algunas medidas fiscales contribuye­n a una mejor distribuci­ón, pero en el mediano y largo plazo no se va a consolidar un proceso redistribu­tivo sin una revolución en la educación.

Una prioridad debe ser la reconversi­ón tecnológic­a para que la producción de bienes y servicios se genere con sistemas amigables y sostenible­s, con innovación y competitiv­idad. La reforma tributaria es una herramient­a muy útil para inducir la reconversi­ón productiva. Quien no logre este ajuste tendrá que desaparece­r como productor. Esta es la nueva condición que impone la naturaleza.

Todos somos agentes de cambio y por ello el Gobierno con la reforma tributaria debe generar transforma­ciones también en los hábitos de los consumidor­es. Ejemplo: no más gaseosas y cervezas en envases desechable­s, hay que volver al envase de vidrio retornable. Tenemos que preferir o exigir productos que provienen de procesos sostenible­s y amigables con el planeta y rechazar los que generan contaminac­ión innecesari­a. Todo debe estar acompañado de alianzas entre sociedad civil, Gobierno y sector productivo. Por ahora, mayor equidad con crecimient­o en Colombia; en el futuro, decrecimie­nto en los países ricos.

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