“El cine arte te confronta como persona”
El Festival de Cine: Infancia y Adolescencia, que se realiza del 5 al 10 de septiembre, tiene como invitado a Víctor M. López, productor de la serie infantil “Pocoyó”.
¿En qué se diferencia esta nueva edición del festival de las anteriores, más allá de los invitados que participarán este año?
Este año realizaremos el festival tanto presencial como virtual. Antes era presencial y estaba solo en Bogotá. Cuando llegó la pandemia nuestros patrocinadores nos dijeron: “Hay que cancelar el evento o buscar una estrategia”. El equipo no quería cancelar, entonces empezamos a mirar qué podíamos hacer, y se nos ocurrió hacerlo virtual y ver qué tal nos funcionaba, así lo hicimos en 2020, y en 2021 continuamos de ese modo. Este año, como cambiaron un poco las cosas, nos dimos cuenta de que la virtualidad no la podíamos dejar a un lado, porque eso nos permitió llegar a otros territorios de Colombia, a 23 departamentos que no nos imaginábamos, visitamos rincones en donde estaban el profesor o el papá con el celular y un grupo de niños ahí sentados mirando la pantalla.
Muchas personas están de acuerdo con usted en que aún hay mucho contenido cinematográfico
centralizado...
El proyecto estaba enfocado solo para Bogotá, porque el objetivo era que acá se enteraran de que existe un festival para los niños y los adolescente, pero luego de la experiencia que vivimos durante la pandemia empezamos a darnos cuenta de que era importante que el festival llegara a otras regiones u otros espacios, en donde los niños no tienen la oportunidad de ver cine; lo hemos logrado en las periferias de la ciudad, entonces es importante que lo logremos en las periferias de otros departamentos, en donde los niños nunca han ido a un espacio de cine y mucho menos a uno enfocado en cine arte. De pronto llegamos algunas veces con las películas comerciales, pero, ¿por qué no pensar en que también ellos vean estos cortos?
¿Qué aporta el cine arte en comparación con el cine comercial?
Pienso que el cine arte transforma vidas, te puede llevar a pensar y a reflexionar sobre lo que estamos viviendo, nuestras realidades, nuestras familias. Nos confronta a los adultos, pero también a los niños: hemos vivido esas situaciones en los espacios, en donde hay muchos chicos que no hablan, pero cuando ven los contenidos y ciertas situaciones lloran, cuentan su experiencia de vida, y ni los docentes o sus padres sabían que les estaba pasando eso. Creo que el cine arte transforma y te confronta como persona, como ser humano, y te permite hablar. En el festival, de un momento a otro, los niños empiezan a llorar o a decir: “Profe, tallerista, guía, a mí me pasó lo que vi en ese corto”. Y en ese momento todos quedamos “¿cómo?” Y es ahí, cuando entra el tallerista, con su buena metodología y discreción, a conversar un poco. Este espacio ha permitido que sus profesores o sus padres sepan lo que les está sucediendo: bullying, violaciones, que de pronto nadie sabe porque ellos no dicen nada, se quedan callados por miedo, pero cuando ven que en otra parte del mundo o aquí mismo en Colombia sucede, piensan: “No solo me pasó a mí, les está pasando a muchas personas”.
Sí, es que el arte tiene ese poder de conectarnos y liberarnos…
Toca nuestras emociones y nos ayuda a liberarnos. Entonces, siento que, si te logra llegar al alma, puedes hablar y contar muchas cosas. Cuando ves producciones comerciales, te llevan más a ese contexto de compartir en familia, con amigos, comer crispetas y todo eso. Tenemos estas dos propuestas: la formación de públicos a través del cine arte y las películas comercia-* les, que también nos enseñan, porque igual los largometrajes siempre nos van a dejar un mensaje, una moraleja, pero nos llevan a otro tipo de interacción.
Es decir, ambos formatos son importantes, más allá de que persigan fines distintos…
Sí, ambos son importantes porque pienso que el que tú puedas sacar el tiempo para llevar a una sala de cine a tu hijo, a tu amigo o a tu familia, crea espacios para compartir con ellos. Y creo que eso les ayuda a los chicos, pues es lo que piden a gritos: tiempo. Un tiempo que cada vez es más escaso.