El Espectador

Lecciones del sur

- PATRICIA LARA SALIVE

¡OJO, PRESIDENTE PETRO! LA DErrota que acaba de sufrir el presidente de izquierda de Chile, Gabriel Boric, les debe servir de advertenci­a tanto a usted como a su equipo de gobierno: el hecho de ganar las elecciones es apenas un primer paso. Si bien las encuestas le dan a usted una cómoda popularida­d (69 %, según la última del Centro Nacional de Consultorí­a), hay en el panorama asuntos que preocupan y que señalo, justamente porque muchísimos deseamos que al Gobierno del Pacto Histórico le vaya bien:

1) La política energética y el planteamie­nto de que los demás países —suponemos que Colombia también— deben decrecer preocupan inmensamen­te. Si bien hay que caminar con urgencia hacia las energías limpias, no podemos quedarnos sin los ingresos del carbón y del petróleo hasta tanto no sean una realidad las ganancias producidas por los grandes proyectos turísticos y agrícolas que, supuestame­nte, van a reemplazar lo que entra por ventas de carbón y petróleo.

2) La política de paz total debe tener dientes: no puede reducirse sólo a llamados a la negociació­n. Está muy bien que ello ocurra, pero hay que tener en cuenta que el narcotráfi­co no se va a acabar de un día para otro y que seguirán existiendo narcotrafi­cantes que lo que quieren es enriquecer­se y no estarán dispuestos a negociar ni a acogerse a la justicia. Sobre ellos tiene que caer todo el peso de la ley. No puede haber respuesta distinta. Para eso hay que contar con unas Fuerzas Militares y de Policía leales, sí, pero también estimulada­s y entusiasma­das para actuar con eficacia.

3) El Gobierno debe trabajar de manera coordinada. Para ello es indispensa­ble que el presidente hable personalme­nte con sus ministros, que discuta en persona con ellos los planes de gobierno, que el Consejo de Ministros se reúna con puntualida­d, en fin, que las declaracio­nes y la acción del presidente, los ministros y los principale­s funcionari­os del Gobierno estén coordinada­s y no se contradiga­n. Es un relato apasionant­e. Por él supe que la hoja de coca “supera el promedio en calorías, proteínas, carbohidra­tos y fibra de al menos 50 alimentos”. De un modo ameno que mantiene el suspenso, Simón entrecruza las historias del oro y la coca con la de la pieza de arte precolombi­no Poporo quimbaya. Oro y coca, dos elementos que han marcado nuestra historia y de los que, para bien o para mal, no hemos podido liberarnos, todos reunidos en un libro que el lector no puede parar de leer.

Por otra parte, me alegra contarles que Villegas Editores acaba de obtener en Los Ángeles (Estados Unidos) siete premios de los otorgados por los Internatio­nal Latino Book Awards: con medalla de oro fueron premiados Paraísos de Colombia, de Andrés Hurtado García, y Corte Constituci­onal de Colombia, de autores varios. Y otros premios fueron obtenidos por Tierra colombiana, de Santiago Harker; Historias del clavel, de Cecilia López Vásquez; las Memorias de Pedro Gómez Barrero; Ciudad, igualdad, felicidad, de Enrique Peñalosa, y el libro de arte Iglesia de San Ignacio Bogotá III. Pintura colonial,

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