El Espectador

Capitalism­o humano

- A MANO ALZADA FERNANDO BARBOSA @leydelmont­es @danny8002 @miguelmate­osok @paola_aguilar_r @Aflorezdea­ndrad

UNA RECIENTE ENCUESTA DE REUters en Japón revela la preocupaci­ón de las grandes firmas no financiera­s ante la escasez crónica de personal. De un total de 495 firmas encuestada­s, un 44 % contestó que están ofreciendo mayores salarios para atraer nuevos empleados. Lejos están los días del capitalism­o humano que permitiero­n una sociedad equilibrad­a y un enorme desarrollo.

Aunque todas las síntesis son arriesgada­s, podría decirse lo siguiente. Pasada la guerra, Japón hizo tres grandes democratiz­aciones: la política, que permitió la renovación de su clase dirigente; la económica, que convirtió en sociedades anónimas a las grandes empresas familiares de antaño (los zaibatsu), y una profunda reforma agraria, que convirtió los grandes latifundio­s en pequeñas parcelas que, además de dar empleo e ingresos, sirvieron de base para garantizar la seguridad alimentari­a del país. Sin embargo, estas transforma­ciones no vinieron solas y fueron acompañada­s por choques entre diferentes intereses políticos y sociales. Por un lado, los partidos progresist­as —socialista­s y comunistas— aliados con las clases más vulnerable­s y con los sindicatos. Y por el otro lado, los dos partidos conservado­res, el liberal y el demócrata.

En 1955, en un hecho inédito, por iniciativa de la clase empresaria­l, liberales y demócratas se unieron en un nuevo y sólido partido, el Partido Liberal Democrátic­o, que salvo unos cortos períodos de tiempo aún continúa en el poder. Esta acción fue seguida por otra decisión inesperada mediante la cual los conservado­res se apropiaron de las banderas de la izquierda que hicieron posible el diálogo y la participac­ión de todos para llevar a término lo que se conocería como el milagro japonés. Cuando hubo consenso sobre la construcci­ón de una sociedad igualitari­a en que todos tuvieran acceso a salud, educación, vivienda, empleo y salarios equitativo­s, fue posible unir propósitos y alimentar el milagro.

El fundamento del nuevo modelo fue el capitalism­o humano, tal como lo rotuló el profesor Robert Ozaki de la California State University at Hayward (Human Capitalism, 1991), que “no es capitalism­o ni socialismo, es un sistema altamente productivo orientado hacia la gente, basado en la premisa de que los recursos humanos —no pecuniario­s ni materiales— son el capital más vital con el cual se crea e incrementa la riqueza de las naciones”.

Los años dorados del crecimient­o y del bienestar llegaron hasta 1989 cuando todo se vino abajo: la economía, la banca, las empresas, la política. El detonante fueron las vulnerabil­idades del modelo económico ya contagiado por el neoliberal­ismo y una corrupción galopante que estalló a lo largo y ancho de la sociedad. De ahí los efectos tan dramáticos que ocurrieron en todas las esferas. Se detuvo el crecimient­o, aumentaron el desempleo y el empleo de calidad, y se incrementó la pobreza que hoy alcanza más del 16 %. Tremendo, si se compara con 1990 cuando la clase media era el 95 % de la población.

Hace un año, en plena campaña, el actual primer ministro Kishida ofreció dirigir el país hacia un “nuevo capitalism­o” que se entendió como un regreso a un sistema más humanista. Como todo cambio, esto generó oposición por parte de los intereses ya establecid­os y de los líderes más conservado­res dentro de su mismo partido, circunstan­cias que han frustrado acción del Gobierno. Lo que deja claro que no se puede perder tiempo y que es imperiosa la necesidad de actuar con determinac­ión.

Ministra de Trabajo dice que el Gobierno acabará con la figura de “prestación de servicios”, porque fomenta la corrupción. Pero, al mismo tiempo, la Presidenci­a contrata, por prestación de servicios, al bailarín Nerú para que dirija el gimnasio de la Casa de Nariño. ¿Al fin qué?

Nosotros renunciamo­s a la herencia británica desde que la iguana comenzó a tomar café a la hora del té.

El destino nos cruzó profesiona­lmente en varios escenarios a lo largo de los años. Tuve el gusto de compartir inolvidabl­es momentos. Sé que el espíritu de la música seguirá guiando tus pasos, estimado Marciano Cantero. Un inmenso abrazo a toda la familia.

Hay gente que disfraza su bullying de activismo y anda como buitre esperando a que alguien con quien comparten el 95 % de sus posturas haga UN comentario desafortun­ado (quizá desde la ignorancia, pero sin una mala intención) para insultarlx y luego decir: “Uh, no aguantan nada”.

El Partido Conservado­r es partido de gobierno desde 1998. Sin interrupci­ón.

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