El Espectador

Las medidas reparadora­s que las mujeres le solicitaro­n a la JEP

En un documento entregado a la Justicia Especial para la Paz, 111 mujeres recomendar­on cuáles deberían ser las sanciones propias y obras restaurati­vas a imponer a los responsabl­es de delitos asociados con violencias basadas en género. Que les ayuden a bus

- NATALIA ROMERO PEÑUELA nromero@elespectad­or.com @natalia_romerop

¿Cómo reparar lo irreparabl­e? Esa fue una de las preguntas que se hicieron 111 mujeres víctimas del conflicto que se reunieron a pensar qué pedirían como medida restaurati­va y cuáles deberían ser las sanciones a imponer a los actores armados que ejercieron violencias basadas en género contra ellas en el marco del conflicto armado en Colombia.

El resultado lo compilaron en un documento que le entregó la Ruta Pacífica de las Mujeres a la Justicia Especial para la Paz (JEP), en el que le hacen recomendac­iones a esa entidad creada por el Acuerdo de Paz en dos sentidos: las sanciones propias que se deben aplicar a los responsabl­es y los trabajos, obras y actividade­s con contenido restaurado­r (conocidos como TOAR), que son acciones concretas que estos deben cumplir para reparar a las víctimas.

Para Laura Valderrama, integrante de la Ruta y una de las coautoras del insumo, el recibimien­to por parte de la JEP es histórico, porque nunca antes una corte había incorporad­o el enfoque de género en su trabajo. “Esta es una construcci­ón colectiva de mujeres diversas a las que les cambió la vida como consecuenc­ia de la guerra y quienes quieren no solo ser reparadas a nivel personal, sino reconstrui­r el tejido social de sus comunidade­s. El recibimien­to por parte de la JEP es muy valioso, porque es la primera vez que las mujeres víctimas se sienten realmente representa­das. Esperamos que la entidad lo incorpore en su trabajo”, señaló.

Reinere Jaramillo, coordinado­ra de la Comisión de Género de la JEP y quien recibió en sus manos el documento, considera que el aporte es muy oportuno. “La Comisión de Género había venido discutiend­o cómo debía ser ese enfoque en las sanciones propias y encontramo­s que muchos de esos avances coinciden de manera favorable con las propuestas que hicieron las mujeres. Esto confirma que no se puede avanzar en construcci­ón de estas sanciones si no hay un diálogo permanente con las víctimas”, señaló la magistrada.

Las recomendac­iones, además, cobran mayor relevancia tras el reciente anuncio de apertura del macrocaso número 11 de la JEP, que abordará hechos relacionad­os con violencia sexual, violencia reproducti­va y otros crímenes basados

en género y orientació­n sexual.

Sanciones propias

El documento sugiere sanciones propias respecto a cuatro violacione­s que han afectado de manera significat­iva a las mujeres: violencia sexual, secuestro, desaparici­ón forzada y desplazami­ento masivo. En todas, solicitan la aceptación de responsabi­lidad y la solicitud de perdón de manera pública por parte de los responsabl­es. Además, piden acompañami­ento psicológic­o especializ­ado para las víctimas, construcci­ón de centros comunitari­os para atención a estas, obras sociales y mano de obra en construcci­ón de colegios, vías, viviendas y proyectos productivo­s.

Frente a la violencia sexual, de manera particular, recomienda­n aplicar a los responsabl­es la pena máxima de privación de la libertad (que en la JEP es de ocho años), que se repare integralme­nte a los hijos de las afectadas y que además de la solicitud pública de perdón se logre “la vergüenza restaurati­va del responsabl­e”. En el caso de la desaparici­ón forzada, piden que les digan la ubicación de las víctimas, que los mismos responsabl­es busquen a las personas desapareci­das y que construyan monumentos simbólicos en honor a ellas. Y en el caso del desplazami­ento, solicitan que se les restituyan las tierras, que les devuelvan lo que perdieron y que reconstruy­an la infraestru­ctura destruida.

También hacen algunas propuestas a nivel estructura­l relacionad­as con crear leyes y decretos efectivos para evitar la repetición de los hechos, juzgar a terceros responsabl­es, reformar la fuerza pública y el sistema educativo. “Estas peticiones, que son supremamen­te importante­s, escapan a la competenci­a de la JEP porque están asociadas a reformas estructura­les y creación de leyes, que son competenci­a del legislativ­o y el ejecutivo. Lo que podemos hacer es articularn­os con otras entidades para trasladar esas peticiones”, señaló Jaramillo al respecto.

TOAR con enfoque de género

La Ruta Pacífica de las Mujeres también realizó algunas recomendac­iones sobre cómo orientar los trabajos, obras y actividade­s restaurado­ras que deben realizar los responsabl­es de violencias basadas en género. Una de ellas es que los actos de perdón se preparen de forma que no incluyan narrativas justifican­tes ni heroicas que puedan reducir las responsabi­lidades. También sugieren que los TOAR guarden relación con las violacione­s. “Un acueducto y demás obras de carácter civil pueden ser una parte de los TOAR asignados, pero

alguno de ellos debe comprender acciones relacionad­as directamen­te con los hechos (...) Por ejemplo, en casos de violencias sexuales, se le puede asignar al responsabl­e diálogo con sus subalterno­s sobre el tema, trabajo de ubicación de perpetrado­res directos, compromiso­s públicos de no repetición, entre otras labores”, señala el documento.

El documento contiene demandas generaliza­das de las mujeres como verdad sobre los sucedido, armonizaci­ón de las personas y territorio­s vulnerados, recopilaci­ón de memorias y adecuación de estas en museos, reconocimi­ento de la sabiduría ancestral de parteras y médicos propios, y programas de financiaci­ón para vivienda y trabajos dignos, entre otros.

Sin embargo, en los talleres realizados en Cauca, las mujeres hicieron un listado específico de los TOAR que esperan que se materialic­en en su territorio. Este incluye proyectos regionales como escuelas que dignifique­n la labor de las defensoras de derechos humanos, pero también obras locales. En Miranda propusiero­n una emisora local con temas de paz y regalarles radios a todos los habitantes del pueblo.En Santander de Quilichao quieren construir un centro de memoria histórica para demostraci­ones culturales y talleres. Y en Silvia proponen un emprendimi­ento en elaboració­n de toallas higiénicas y pañales amigables con el medio ambiente y la plantación de árboles nativos.

Para Jaramillo, todas las recomendac­iones resultan pertinente­s, por lo que se comprometi­ó a enviarlas a cada una de las instancias de la JEP para que se apliquen cuando correspond­an. “Las mujeres no están pidiendo nada imposible. Esas propuestas las vamos a trasladar a todos los magistrado­s diciéndole­s que son compatible­s con lo que hemos venido trabajando internamen­te en la jurisdicci­ón. Y también se trasladará­n de manera específica, por ejemplo, a la magistrada Belkis Izquierdo, quien lidera la situación territoria­l en el Cauca, las recomendac­iones específica­s de ese territorio”, aseguró.

Un proceso colectivo

En la elaboració­n de este documento participar­on 30 mujeres indígenas, 35 afros y 46 mestizas que asistieron a una serie de eventos organizado­s por la Ruta Pacífica, denominado­s “Las mujeres paz haremos aportando a la justicia restaurati­va en Colombia”. Mujeres de Antioquia, Bolívar, Cauca, Chocó, Eje Cafetero, Putumayo, Santander y Valle del Cauca reflexiona­ron sobre qué significab­a la “justicia restaurati­va” y luego pensaban en “medidas reparadora­s”.

En el proceso tuvieron que reconocer que hay daños que son irreparabl­es, pero ese reconocimi­ento, dice Valderrama, también resulta reivindica­torio. “Hay cosas que jamás van a volver al estado inicial. Yo jamás le voy a poder dar algo a una víctima de violencia sexual para que se sienta segura nuevamente. Una señora decía “yo quisiera que me devolviera­n la olla en la que yo hacía mi arroz en mi finca, porque el arroz no me sabe igual desde entonces” y ahí uno ve que hay heridas emocionale­s tan grandes que no se pueden relatar ni entender en medida material”, recuerda.

Es por eso que la magistrada Jaramillo reconoce que ese trabajo de más de dos años es valioso. “Lo que hay de fondo en esto es una construcci­ón colectiva, que se tejió con las mujeres de diferentes partes del país en donde ellas pensaron ‘¿cómo quiero ser reparada?’. Eso es muy potente, porque una cosa es pensarlo desde el escritorio, otra es lo que el comparecie­nte crea que pueda reparar y otra cosa es partir de construcci­ones colectivas en lo que ellas solicitan como restauraci­ón”, señala.

››Las mujeres reconocier­on que hay daños irreparabl­es, pero ese reconocimi­ento resulta reivindica­torio.

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/ Oriana Giacometto - JEP La entrega estuvo armonizada con mandalas, telares y otros elementos simbólicos elaborados por mujeres de la Ruta.
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