El Espectador

El detrás de cámaras de la reunión del Gobierno con las disidencia­s

La cita se cumplió en los Llanos del Yarí, zona histórica para la exguerrill­a de las Farc, quince días antes de lo revelado por el Gobierno. Estos fueron los temas de conversaci­ón.

- GLORIA CASTRILLÓN gcastrillo­n@elespectad­or.com @glocastri

Fueron un poco más de seis horas de carretera para llegar a un corral de ganado en el que los esperaban unas 20 personas ataviadas con camuflado y fusiles nuevos. Llevaban brazaletes con la inscripció­n FarcEp. La delegación del gobierno de Gustavo Petro, compuesta por el alto comisionad­o para la Paz, Danilo Rueda, y Yohana López una de sus asistentes, estaba acompañada por el jefe adjunto de la Misión de Verificaci­ón de la ONU, Raúl Rosende, y el ministro consejero de la embajada de Noruega en Colombia, Dag Nagoda. Ya era mediodía y por eso apuraron un sancocho para empezar la reunión que quedaría plasmada en las dos fotografía­s que se dieron a conocer el sábado 17 de septiembre en horas de la noche.

Allí están sentados, como representa­ntes de las disidencia­s que se hacen llamar Estado Mayor Central de las Farc-Ep, Calarcá Córdoba, Ermes Tovar y Alonso 45, veteranos guerriller­os de lo que fue el Bloque Oriental, quienes desde ya sobresalen como las figuras en una posible negociació­n con el Gobierno. De la mujer que los acompañaba solo se sabe su nombre de guerra: Érika.

La reunión se llevó a cabo el 4 de septiembre, 15 días antes de la fecha en la que fueron revelados por el Gobierno Nacional la foto y el comunicado titulado “La paz es un sueño posible”. La razón: el documento que se firmó debía ser aprobado por otros integrante­s de esa estructura que nació como una disidencia en rechazo al Acuerdo de Paz, el que nunca suscribier­on.

El diálogo fluyó con normalidad por un par de horas en las que ambas delegacion­es coincidier­on en la necesidad de avanzar en una negociació­n bajo la figura de un cese al fuego bilateral, con el fin de mejorar la vida de los habitantes de las regiones del país que están viviendo el recrudecim­iento de la guerra. Según fuentes cercanas a la negociació­n, esta sería una oportunida­d para cohesionar a todas las estructura­s que han surgido tras la firma del Acuerdo y que están lideradas por aquellos que no firmaron.

En la reunión no se habría tocado el tema de la Segunda Marquetali­a, la otra gran vertiente de disidentes que encabezaro­n Iván Márquez, Romaña, El Paisa y Santrich, entre otros firmantes del Acuerdo de Paz, que decidieron rearmarse. Lo que sí quedó escrito es la necesidad de que los miembros de ese Estado Mayor Central puedan adelantar consultas con otras estructura­s en otros lugares del país. Para ello deberán acordarse protocolos que permitan la movilidad en condicione­s de seguridad.

Esas consultas permitirán asegurar el éxito del cese al fuego, el nombramien­to de los negociador­es y la seguridad de que todos los frentes acogerán lo que se acuerde en esa futura negociació­n.

Según conoció este diario, Néstor Gregorio Vera, conocido como Iván Mordisco, jefe de esa estructura, estaba en la misma zona del encuentro, pero no se hizo presente por aquello de preservars­e como una segunda instancia de la negociació­n, como suele hacerse en estos casos. El hecho de que Mordisco siga vivo y a la cabeza de esta facción de las disidencia­s podría augurar una cohesión en torno a lo que se acuerde.

Aunque no se conoce una agenda de negociació­n, teniendo en cuenta los argumentos que enarbolaro­n Mordisco, Calarcá y sus acompañant­es a la hora de abandonar la negociació­n antes de que se firmara el Acuerdo, podrían inferirse varios temas: la implementa­ción plena de lo acordado en La Habana, que tuvo un freno durante los cuatro años del gobierno Duque. Incluso, se podrían incorporar algunas de las famosas “salvedades” que quedaron pendientes de esa negociació­n terminada en 2016.

Según trascendió, ese grupo ha puesto sobre la mesa la protección de los parques naturales donde han hecho presencia histórica las Farc: Picachos, La Macarena, Sumapaz y Tinigüa y la solución definitiva a la sustitució­n de cultivos de uso ilícito, que avanzó muy poco durante el gobierno Duque. Esto quedó confirmado en el video que dio a conocer Iván Mordisco el viernes pasado, en el que anunció el cese de ataques contra la fuerza pública. “Reiteramos nuestro compromiso en adelantar tareas en pro de la defensa de la biodiversi­dad y la búsqueda de salidas acordadas con las masas populares a problemas de baldíos, reserva forestal, áreas protegidas y los cultivos de coca”, dijo.

Incluso plantearon la creación de un laboratori­o o piloto en la frontera cocalera para demostrar que esas alternativ­as de desarrollo son viables. Finalmente, invitaron al Gobierno a que “en la agenda de legalizaci­ón de la marihuana con fines medicinal, industrial y de uso recreativo sean beneficiar­ios pequeños agricultor­es que viven de ese cultivo” y ofrecieron su esfuerzo y capacidad para ello. Las garantías de seguridad y reincorpor­ación de sus combatient­es serán otro tema fundamenta­l, teniendo en cuenta que van casi 340 firmantes del Acuerdo Final asesinados.

Después de este anuncio de Mordisco se espera que en una próxima reunión con delegados del Gobierno se avance en los protocolos para las consultas que deben hacer Mordisco, Calarcá y los otros miembros del Estado Mayor Central y en los detalles de verificaci­ón de cese al fuego.

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/ AFP Esta es una de las imágenes conocidas de la primera reunión entre el Gobierno y las disidencia­s de las Farc-Ep.
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