El Espectador

Bitácora de un proyecto que no despega

La promesa de un aeropuerto en Caldas sigue envuelta en líos jurídicos, políticos y técnicos que nublan el futuro del proyecto. Esta semana arrancó en forma un tribunal de arbitramen­to que podría definir su suerte, aunque ese es apenas uno de los problema

- JUAN DAVID LAVERDE PALMA jdlaverde@caracoltv.com.co @jdlaverde9

Desde que se gestó la idea, en 1977, la construcci­ón del Aeropuerto del Café en Caldas ha sido un proyecto eternament­e postergado, con una cronología de dificultad­es técnicas y administra­tivas, atenazado tras bambalinas por intereses políticos, investigac­iones fiscales, denuncias de intereses cruzados en tiempos electorale­s e incumplimi­entos de obra de todo tipo. Hoy la realidad de esta iniciativa, además de cargar con el lastre de los fracasos repetidos del pasado, enfrenta una encrucijad­a llena de nubarrones: un tribunal de arbitramen­to que acaba de instalarse; una denuncia penal contra el alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, miembro de la Asociación Aeropuerto del Café, gestora del proyecto; la terminació­n unilateral del contrato con la firma española Obrascón Huarte Laín (OHL), y la antesala de nuevos y millonario­s pleitos por venir.

Es el epílogo de un accidentad­o proyecto que no despega y que el expresiden­te Iván Duque se comprometi­ó a entregar al cierre de su mandato. Hace cuatro años trinó lo siguiente: “Espero como presidente aterrizar en el Aeropuerto del Café. Ese aeropuerto será una puerta de ingreso para el turismo, para fomentar el desarrollo empresaria­l, educativo, de ciencia y tecnología”. Tal fue el respaldo que quiso darle a un proyecto de esta envergadur­a, que lo incluyó de forma atípica en el Plan Nacional de Desarrollo. Así se destinó una partida presupuest­al para sacarlo adelante después de décadas de obras inconclusa­s. La Aerocivil fue encargada de estructura­r el proyecto. Primero, le entregó la responsabi­lidad y el dinero a una fiducia de Colpatria en octubre de 2020. Seis meses después, tras una licitación, la construcci­ón de la primera etapa se adjudicó a OHL.

El valor total del negocio se pactó en $141 mil millones para, básicament­e, adecuar el terreno para construir la pista principal. El trabajo incluía la extracción, el transporte y la disposició­n de al menos seis millones de metros cúbicos de tierra, para lo que se destinó un anticipo de $17.479 millones a la firma española. Pero pronto vinieron los líos. La intervento­ría, compuesta por Conurma Ingenieros Consultore­s y Geotecnia y Cimientos, alertó en agosto de 2021 que el contratist­a no estaba cumpliendo con el cronograma. La advertenci­a la conoció la Aerocivil, que multó a OHL por las demoras. En concreto, el intervento­r encontró que había un retraso en la extracción de la tierras, pues para marzo de 2022 el contratist­a tenía que haber sacado dos millones de metros cúbicos, y para ese momento solo iban 425.977 del volumen estimado. Es decir, la cuarta parte.

Lo que vino después fue un cruce de reclamos y respuestas de parte y parte. La multa fue de $1.834 millones, pero OHL siempre reclamó que el incumplimi­ento no era de ellos, sino de los interesado­s en el proyecto de Aerocafé, pues nunca les entregaron el terreno donde debían acomodar y disponer la tierra extraída. Entre las minucias de las cláusulas y los parágrafos del negocio se fue yendo el tiempo, los plazos se incumplier­on, la obra fue quedando a medio camino y, en la tras escena, un pleito en ciernes de acusacione­s mutuas entre la firma española y el Gobierno. Los abogados de Aerocafé entraron en escena, hicieron efectiva una cláusula penal de $28.000 millones y, como no se llegó a ningún acuerdo, el 1° de agosto de 2022 anunciaron la terminació­n unilateral del contrato y, entre otras cosas, le pidieron a OHL que devolviera la plata del anticipo.

Paralelame­nte, la firma española convocó a un tribunal de arbitramen­to para controvert­ir la primera multa y lo más probable es que invoque causales para obtener una indemnizac­ión por este contrato fallido. Dicho tribunal se instaló esta semana y los árbitros de la Cámara de Comercio de Bogotá selecciona­dos para resolverlo son Mauricio González Cuervo, Juan Manuel Garrido Díaz y Hernando Herrera Mercado. OHL reclama $6.644 millones porque, según ellos, las demoras que causó la terminació­n del contrato y la imposición de la multa les generaron unos costos económicos no contemplad­os. En síntesis, no aceptaron ninguna culpa, la plata del anticipo sigue embolatada y todo parece indicar que este reclamo de más de $6.000 millones es apenas la cuota inicial de lo que vendrá. En noviembre de este año las partes están citadas a una audiencia de conciliaci­ón y allí se destaparán las cartas.

El último enredo del accidentad­o proyecto de Aerocafé es la denuncia por el delito de prevaricat­o por omisión que instauró contra el alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, la fundación Defensa de la Informació­n Legal y Oportuna (DILO). De acuerdo con el documento, las declaracio­nes de Marín al presidente Gustavo Petro hace un par de semanas, en las que señaló que este proyecto no tiene “apoyo popular”, que la gente no lo está deseando y que además es un proyecto “de la élite”, pusieron en grave riesgo el desarrollo del aeropuerto. En esencia, se alega que como el alcalde Marín es miembro del consejo directivo de la Asociación de Aeropuerto del Café tenía la obligación de obrar “de buena fe, con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios” y que sus palabras fueron en contravía de ese mandato.

“El señor Carlos Mario Marín ha omitido los deberes que tiene como administra­dor de la sociedad Aerocafé. Aun siendo parte del consejo directivo y conociendo la necesidad que tiene el departamen­to de ejecutar este proyecto (y que este) cuenta con los estudios necesarios para su desarrollo, que se han destinado altos recursos para llevar a cabo la obra, que de no realizarse la afectación patrimonia­l para el departamen­to y para la nación puede ser considerab­le y que el Gobierno Nacional había manifestad­o su intención de sacar adelante el proyecto, decidió indicarle al presidente de la República que el proyecto era de la élite y que no es del interés del departamen­to”. Para DILO, el alcalde “está entorpecie­ndo y dilatando la destinació­n de los recursos” que ya se habían comprometi­do y, por tanto, el destino final de la obra.

En contraste, el alcalde Marín se defendió así: “No hay entorpecim­iento alguno y mucho menos dilatación. Mi conversaci­ón con el presidente de la República acerca de Aerocafé fue editada y sacada a propósito de todo contexto para hacerme parecer como un enemi

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tribunal de arbitramen­to se instaló esta semana y los árbitros selecciona­dos son Mauricio González, Juan Manuel Garrido y Hernando Herrera.

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/ Getty Images El Aeropuerto del Café estaría entre La Felisa y Chinchiná (Caldas), a 1.600 metros de altura.
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