El Espectador

Gasolina subsidiada para la coca

El Espectador conoció documentos reservados que revelan que el subsidio a ese combustibl­e en regiones fronteriza­s estaría siendo aprovechad­o en esa economía ilegal.

- DAVID RIAÑO VALENCIA driano@elespectad­or.com @davidriano­v

Para producir un kilo de pasta base de cocaína se emplean 75 galones de gasolina, aunque se podrían usar otros combustibl­es. Los cultivador­es de coca la prefieren porque es barata y fácil de conseguir con distribuid­ores irregulare­s. Estos, a su vez, la obtienen de varias fuentes. La primera es el contraband­o, común en la frontera con Venezuela debido a los históricos precios bajos del crudo en ese país, aunque se redujo mucho en los últimos años debido a la crisis de Pdvsa y de toda la industria petrolera venezolana. Durante 2020 y parte de 2021 el flujo se invirtió: la gasolina colombiana se vendía en las calles de San Cristóbal porque la venezolana escaseaba. La lenta recuperaci­ón de esa industria empieza a equilibrar las cosas.

En contraste, en la frontera con Ecuador, el contraband­o de gasolina no es tan frecuente debido a que su costo está sujeto a los precios internacio­nales y el país vecino tiene su economía dolarizada. En estas condicione­s, en departamen­tos como Nariño y Putumayo, los distribuid­ores irregulare­s compran la gasolina a los grupos que se dedican a sustraerla ilegalment­e a los oleoductos. Ecopetrol ha informado que ese fenómeno viene en aumento desde hace varios años y que se concentra alrededor de la infraestru­ctura petrolera, particular­mente en los oleoductos Trasandino y Caño Limón-Coveñas.

La tercera fuente de obtención del combustibl­e para la cocaína es la que se compra legalmente en las estaciones de servicio (EDS). En las regiones de frontera la gasolina está doblemente subsidiada. En la actualidad está sujeta a la reducción de precios por el Fondo de Estabiliza­ción de Precios de los Combustibl­es, que se aplica en todo el país, el mismo que el Gobierno ha anunciado que eliminará progresiva­mente. Además, las ventas de combustibl­e en estas regiones están excluidas de IVA y exentas de arancel e impuesto nacional a la gasolina y el acpm. Ese subsidio se creó en 1995 con la Ley de Fronteras, justamente para combatir el contraband­o.

Recienteme­nte, su posible eliminació­n causó debate en el Congreso, pues el ministro José Antonio Ocampo recomendó que se desmontara porque, según dijo el pasado 16 de agosto, la informació­n del Ministerio de Hacienda señala que es aprovechad­o por contraband­istas y mafias. Días después, el ministro acogió el llamado de varios congresist­as y líderes sociales de las regiones fronteriza­s que señalaron que eliminar el subsidio terminaría afectando a todos los sectores de la ya golpeada economía de estas zonas, que enfrentan mayores niveles de vulnerabil­idad que el resto del país. Por ahora, según ha dicho el ministro, el beneficio para las regiones fronteriza­s se mantiene.

¿Qué papel cumple la gasolina en la economía de la coca?

La gasolina se utiliza para extraer el alcaloide de la hoja de coca. Siguiendo un proceso químico relativame­nte sencillo, los cultivador­es han aprendido a transforma­r la hoja que cultivan en pasta base de cocaína, que venden más cara. De acuerdo con el “Monitoreo de territorio­s afectados por cultivos ilícitos 2020”, realizado en conjunto por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) y el Sistema Integrado de Monitoreo

de Cultivos Ilícitos (Simci), en ese año, el 57 % de los cultivador­es de hoja de coca producían pasta básica de cocaína ellos mismos, y se estima que ese porcentaje ha aumentado.

Además, el combustibl­e se usa para el transporte y alimentar plantas eléctricas que se utilizan en lugares apartados en donde crece y se procesa la coca. Por eso el aprovision­amiento de gasolina barata es crucial para esta y otras economías ilegales. La que se compra en las EDS de las regiones fronteriza­s es una de las más baratas. No es casualidad que Tumaco, uno de los municipios con más hectáreas cultivadas de hoja de coca, tenga el doble de EDS que Pasto, la capital de Nariño, departamen­to que registra la mayor cantidad de estaciones activas en el país, con 611, superando a Antioquia, que tiene 599.

El Espectador conoció un documento interno del Ministerio de Hacienda, que se presentó en 2018 al entonces ministro Mauricio Cárdenas, en el que se recomendó eliminar esa política de cupos subsidiado­s en las regiones de frontera. Según el texto entregado al gobierno Santos al cierre de su mandato, “en zonas donde hay presencia de cultivos ilícitos existe evidencia de un exceso de infraestru­ctura de estaciones de servicio respecto al explicado por población, parque automotor y otras covariable­s. Ese subsidio termina benefician­do a los productore­s de cocaína”.

El estudio del grupo interno de trabajo del Minhaciend­a evaluó en especial el caso de Barbacoas (Nariño). Para 2018, este municipio tenía 38.708 habitantes y 21 EDS, una proporción de 54,3 es

GASOLINA

taciones por cada 100.000 habitantes. En Pasto, esa proporción es de 12,5 EDS por cada 100.000 personas. Durante el Congreso Nacional de Distribuid­ores Minoristas de Combustibl­es y Energético­s, realizado meses después, hablando del mismo caso Barbacoas, el entonces fiscal Néstor Humberto Martínez manifestó que ese municipio registró un promedio de consumo de gasolina de 86 galones per cápita en 2017, en contraste con 53 galones per cápita en Bogotá ese mismo año. Martínez ratificó el diagnóstic­o: “El aumento desbordado de consumo de combustibl­e parece estar asociado con el incremento de la producción de estupefaci­entes en las mismas zonas”.

En 2019, el Departamen­to Nacional de Planeación contrató con la firma Econometrí­a S. A. una consultorí­a para evaluar la capacidad institucio­nal de desarrolla­r políticas relacionad­as con el manejo de combustibl­es en zonas de frontera. El estudio encontró que esa capacidad es baja. La peor calificaci­ón fue para el sistema de control. “No se evidencian indicadore­s que midan el desempeño con el fin de establecer si se está cumpliendo o no con los objetivos fijados por cada una de las estrategia­s”, dice el estudio.

Según la firma consultora, una de las razones de este bajo desempeño es la falta de coordinaci­ón que existe entre las institucio­nes que participan del sistema de control. En 2021, con la misma firma Econometrí­a S. A., el Ministerio de Minas y Energía contrató una nueva consultorí­a, esta vez para determinar los cupos o volúmenes máximos de combustibl­e subsidiado que se entregan a las EDS de los municipios fronterizo­s. Ese cálculo de los volúmenes máximos tuvo en cuenta únicamente las necesidade­s de combustibl­e de los municipios sin presencia de cultivos ilícitos o minería ilegal, para evitar que la demanda de combustibl­e que generan estas economías irregulare­s sesgara el resultado de los cupos a asignar.

El estudio concluyó que por cada kilogramo de pasta de coca que se produce en Colombia se emplean 22 galones de gasolina comerciali­zada legalmente. Así, cerca del 1 % de la gasolina del país estaría siendo utilizada para actividade­s ilegales. En las zonas de frontera, esa cifra asciende al 6,4 % de la demanda total del combustibl­e, según la consultorí­a contratada por el Minenergía. A pesar de que estos estudios se hicieron entre 2019 y 2021, y de que el Minenergía

es parte del Comité Técnico de Control y Fiscalizac­ión de Sustancias y Productos Químicos, los hallazgos del informe de Econometrí­a S. A. no fueron socializad­os con el Ministerio de Justicia, entidad que lidera la estrategia antidrogas.

Daniel Rico, investigad­or experto en economías ilícitas, consultor para Unodc y con gestiones en Mindefensa y en Minjustici­a para implementa­r políticas antidrogas, la cantidad de gasolina subsidiada que se desvía para producir cocaína es mucho más que ese 1 %. “Empecé a investigar este tema en 2005 y ya estaba pasando”. Para él, la principal razón de la inacción frente a este fenómeno es que el Estado ha sido capturado por grupos de interés del combustibl­e. “No es solo el narcotráfi­co el que contraband­ea gasolina. No hay acciones de extinción de dominio contra esas estaciones, no hay investigac­ión de policía judicial para eso, porque es un negocio metido con la clase política. Hay dueños de estaciones de gasolina que son propietari­os de equipos de fútbol. La lógica de los controles no sirve ante una política de incentivos perversos”, agregó.

Por su parte, Juan Carlos Vélez, presidente de Fendipetró­leo, organizaci­ón que agrupa a los distribuid­ores minoristas de combustibl­es líquidos y de gas natural vehicular, aseguró que las EDS que él representa no se prestan para las economías ilegales. Sin embargo, señaló que no les compete a ellas controlar la venta, pues “las EDS le venden al que quiera comprar y no tienen la capacidad para verificar el uso que se le dará al combustibl­e, pero las autoridade­s sí”.

Alternativ­as al control

Ante la insuficien­cia de acciones de control al desvío de combustibl­e se han emprendido innovacion­es tecnológic­as para enfrentar el fenómeno. Por ejemplo, durante el citado Congreso Nacional de Distribuid­ores Minoristas de Combustibl­es y Energético­s de 2018, Néstor Humberto Martínez informó que Ecopetrol y la Dijín trabajaban en un proyecto de inserción de una molécula marcador al combustibl­e que podría afectar la extracción del alcaloide hasta en un 50 % y así reducir el potencial de producción de cocaína. Sin embargo, Ecopetrol afirmó que la marcación sirve para reconocer un producto legal de uno ilegal, o una mezcla de combustibl­e legal y de contraband­o, pero en ningún caso sirve para inhibir la producción de cocaína.

Otro proyecto que nunca vio la luz fue el que lideraba el teniente coronel retirado de la Policía Miguel Tunjano, quien llevaba varios años trabajando con un equipo de investigac­ión de la Dirección de Antinarcót­icos de la Policía Nacional en la secuenciac­ión genómica de la planta de coca. Este trabajo se adelantó en los cultivos de la finca experiment­al Los Pijaos, en Tolima, en donde la Policía mantiene 22 variedades de la planta, identifica­das y recolectad­as durante más de nueve años de operacione­s antinarcót­icos.

En 2019, el exoficial Tunjano, esta vez desde la Dirección de Política contra las Drogas del Ministerio de Justicia, en asocio con la Universida­d de los Andes, presentó un proyecto para producir un inhibidor de cocaína. Esta innovación tecnológic­a permitiría, según Tunjano, contar con una alternativ­a a la aspersión con glifosato, pues el inhibidor bloquea la biosíntesi­s de la cocaína sin matar la planta de coca.

Tunjano sostiene que el proyecto fue presentado a Juan Francisco Espinosa, entonces viceminist­ro de Política Criminal del Ministerio de Justicia, pero nunca obtuvo respuesta y tampoco fue llevado ante el Consejo Nacional de Estupefaci­entes (CNE) para su discusión y posible financiaci­ón. Al ser consultado sobre los proyectos que fueron engavetado­s, el Minjustici­a respondió que ante el CNE no se presentan ideas, sino proyectos estructura­dos y con evidencia sólida, y que han recibido cientos de ideas que nunca se materializ­aron.

Mientras tanto, el Ministerio de Hacienda asegura que no tiene reportes sobre el problema de la gasolina y la coca. Además, señaló que las declaracio­nes del ministro Ocampo en el Congreso se referían a bandas de contraband­istas que compran gasolina en departamen­tos fronterizo­s y la llevan al interior del país para venderla más cara, pero nunca a mafias relacionad­as con el narcotráfi­co. Es decir, todo parece indicar que las alertas emitidas en el pasado por el entonces fiscal Néstor Humberto Martínez, confirmada­s por el estudio realizado por Econometrí­a S. A., contratado por el Ministerio de Minas y Energía, no están siendo considerad­as para definir si se mantiene el subsidio a la gasolina en frontera en esta nueva reforma tributaria.

Si todos los controles continúan como han venido funcionand­o, y no se encuentran nuevas fórmulas, lo más probable es que los colombiano­s seguiremos subsidiand­o parte de la gasolina que se utiliza para la producción de pasta base de cocaína, como lo hemos hecho por más de 20 años.

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/ María Camila Morales En 2020, el 57% de los cultivador­es de hoja de coca producían pasta base ellos mismos.
 ?? / María Camila Morales ?? La “gasolina verde” se recicla hasta en un 80%.
/ María Camila Morales La “gasolina verde” se recicla hasta en un 80%.
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