Rescatan joyas precolombinas olvidadas en clósets de consulados
El Gobierno emprendió la misión de recuperar el patrimonio histórico regado por el mundo. De las 737 piezas que espera repatriar, 274 volvieron con el presidente Petro desde Nueva York.
El pasado jueves, mientras Gustavo Petro respondía en la residencia de la embajada colombiana en Nueva York sobre el encuentro que no fue entre él y Joe Biden, el sargento viceprimero Jeyson Prieto se encargaba de subir un tesoro al avión presidencial. 58 cajas llegaron al aeropuerto internacional John F. Kennedy e iban marcadas con una calcomanía que decía “Fragile”, que las señalaba como material delicado. Nadie -salvo la comitiva oficial que acompañó al presidente en Estados Unidos- sabía del paquete especial. El avión aterrizó en el Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam) y sobre la medianoche, cuando todos los pasajeros ya se habían ido, las cajas fueron trasladadas al Palacio San Carlos, sede de la Cancillería en Bogotá.
Mientras la impuntualidad del primer mandatario en su agenda internacional era discutida en las emisoras el viernes por la mañana, arqueólogas y curadoras del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) revisaban con guantes aquel tesoro: se trata de 274 piezas que datan de antes de la colonización -o de la invasión, como la Comisión de la Verdad nombró la llegada de los españoles- que pertenecieron a los indígenas que habitaron siglos atrás el territorio colombiano. Muchas de las obras precolombinas que hoy reposan en la Cancillería fueron incautadas por el FBI por haber sido traficadas de forma ilícita o devueltas por coleccionistas. Así volvieron a manos del Estado. Sin embargo, duraron años aguantando polvo en los clósets de los consulados de Colombia en el mundo… hasta hace cuatro días.
El viaje de Petro a Nueva York no solo se trató de la Asamblea General de la ONU. Parte de la agenda privada del Gobierno durante los cinco días en Estados Unidos fue materializar la repatriación de estas piezas que son originarias de siete regiones arqueológicas: Tumaco, La Tolita y Nariño (lo que sería hoy Nariño y el norte de Ecuador), Quimbaya (que en la actualidad se conoce como Cauca Medio), Calima (Valle del Cauca), Tayrona (Sierra Nevada de Santa Marta) y Sinú (en las llanuras del Caribe). Prácticamente representan el pasado de medio país. Laura Gil, viceministra de Asuntos Multilaterales, fue la cabeza encargada en Nueva York de poner en marcha esta misión. Según dijo, el presidente Petro ha insistido en múltiples reuniones en este tema, por lo que la recuperación del patrimonio histórico se constituye como una línea de su gobierno.
Si bien esta línea tiene varios proyectos de envergadura, como la devolución de la Colección Quimbaya por parte de España, dirimir la discusión sobre los hallazgos del Galeón San José y la recuperación de dos máscaras koguis ubicadas en Alemania, para Gil llegar al Viceministerio fue levantar tapetes y encontrar sorpresas. Entre esas cosas inesperadas se enteró de que en los consulados de Colombia en Estados Unidos, Francia, Suiza, Reino Unido, Nueva Zelanda, Italia, Costa Rica, España y Países Bajos existían cajas embaladas y depósitos enteros de piezas precolombinas.
“Tenemos piezas precolombinas completamente olvidadas en los depósitos. Hay unas que fueron recibidas por los consulados en 2013, otras de 2016 y de 2018. Estas que trajimos a Colombia en el avión desde Nueva York llevaban desde 2019 en el consulado en Washington. Estuvieron olvidadas. Estoy realmente recogiendo patrimonio histórico de los clósets de los consulados”, dice con asombro.
“Presionamos en nuestra Dirección de Asuntos Culturales para producir este proyecto. Lo que vamos a hacer de aquí a diciembre es traer todas las piezas que encontramos y entregárselas al Icanh, a quien le pediremos que arme un plan de consulta y entrega de este material”, recuerda. Así las cosas, las 274 piezas que llegaron el jueves en la noche a Bogotá son solo una parte de un total de 737 que se encuentran regadas en oficinas oficiales en el extranjero. Algunas de ellas han estado “enclosetadas” hasta por 15 años. Según el inventario que maneja la Cancillería,
89 piezas que reposan aún en España llevan allí desde 1975/1978, es decir, en el período en el que Belisario Betancur fue embajador. “Estas dos de España están allá desde esa época, pero han sido exhibidas en la embajada. De un tiempo para acá se prefirió que no las exhiban en las embajadas para que estuvieran más seguras y ahí entraron a esa lista de repatriación”, explicó un funcionario del Ministerio, siendo de las que llevan más tiempo guardadas.
¿Por qué no se había hecho esta repatriación? Para Gil tiene que ver con negligencia, pero también de voluntad política. Mientras la compañía Penske transportaba las 58 cajas desde la Misión Permanente de Colombia en Nueva York hasta el aeropuerto John F. Kennedy, la viceministra le contaba a El Espectador que a su oficina le tomó cerca de dos semanas concretar este primer envío. De hecho, la idea de traerlas en el avión presidencial fue de Juan Camilo Palacio, asesor de la Dirección de Asuntos Culturales, que vio el avión presidencial como una oportunidad.
Dos fuentes de alto nivel de Cancillería le confirmaron a este diario que en marzo se le presentó la opción de usar el avión presidencial para este traslado cultural, aprovechando un viaje que se avecinaba a Europa. No obstante, este respondió con un “no”, argumentando que era el Instituto Colombiano de Arqueología e Historia (Icanh) el responsable único de gestionar dicha tarea. “Este año íbamos a usar el avión presidencial, pero la decisión del mandatario fue un no rotundo. Entonces, las cajas se quedaron en La Haya, a pesar de que nosotros teníamos el visto bueno del Icanh y si el Instituto dice que se puede, es porque sí se puede. Había otras formas de hacerlo. El expresidente Duque abogaba porque dos personas del Icanh viajaran hasta allá y acompañaran las piezas permanentemente.Eso podría pasar en un procedimiento perfecto, pero en este caso funcionó y fue ideal”, narró una fuente que supo del asunto de primera mano.
“Lo que pasa es que el Icanh no tiene los recursos para pagar los seguros que requiere trasladar unas piezas de esta índole”, explicó otra fuente que pidió no ser nombrada. “También ha habido demora en traerlas porque entre diferentes departamentos se tiran