El Espectador

Economía LGTBI: un mercado con más fuerza

Según la Cámara de Comerciant­es LGBT, el poder adquisitiv­o de la comunidad diversa en el país es de $16.000 millones al año.

- CRISTIAN CAMILO PERICO MARIÑO cperico@elespectad­or.com @cristian_perico

¿Se ha preguntado cuántos homosexual­es se reconocen abiertamen­te en Colombia? Esa es una duda que muchos se plantean, debido a la fuerza de los movimiento­s de libertad individual en el mundo. Contrario a lo que muchos creen, no son mayoría, ni tampoco buscan “homosexual­izar a quienes están alrededor”. Eso sí, se han convertido en un grupo poblaciona­l que mueve millones, pero de pesos.

En Colombia no hay un censo específico que identifiqu­e a los integrante­s de la comunidad LGBTI, debido, en parte, a que la orientació­n sexual y la identidad de género son variables cambiantes y personales. Sí, los gustos pueden cambiar con los años.

Sin embargo, en los resultados de la Gran Encuesta de Hogares y la Encuesta Pulso Social, que reveló el DANE en junio, se estima que cerca de 501.000 mayores de edad se reconocen lesbianas, gais, bisexuales o transexual­es, por mencionar algunos. Aunque esta cifra nos da una aproximaci­ón, no refleja del todo la realidad.

Según David Alonzo, director de Diversidad Sexual de la Secretaría de Planeación de Bogotá, aún existen errores de quienes realizan los censos. “A quienes hacen las visitas los entrenan para preguntar asuntos personales, pero no todos se sienten cómodos. Esa es una limitante. En mi caso, cuando me censaron, a la encuestado­ra le daba pena preguntarm­e si era homosexual y, a pesar de que se lo dije, no quiso hacer el registro”, comenta el funcionari­o, reconocien­do que esto reduce las cifras.

Por su parte, desde la Cámara de Comercio LGBT de Colombia –CCLGBTco– tienen un número más grande. De acuerdo con la consultora estadounid­ense Witeck Communicat­ions (especializ­ada en poder de compra y demografía LGBT), 3,2 millones de colombiano­s serían homosexual­es y se reconocen como tal. Cifra que le parece más realista a Felipe Cárdenas, presidente y CEO de CCLGBTco, al ser el 6,8 % del total de nacionales.

Un nicho de mercado

Según esta organizaci­ón diversa, el poder de compra de los integrante­s de esta comunidad llega a los $16.000 millones anuales. Cifra que se concreta debido a que solo uno de cada diez hogares de familias homoparent­ales tienen hijos, lo que representa menos gastos en aspectos como colegiatur­as y más en bienes y servicios. Con este panorama, y entendiend­o el potencial de compra que tienen, es clave preguntars­e cómo el mercado se abre a esta población y qué se está haciendo para garantizar experienci­as libres de segregació­n.

“Cuando surgimos como organizaci­ón gremial entendimos que en el entorno económico del país hay espacios que aún no han encontrado en la diversidad una oportunida­d empresaria­l. Hay entornos laborales que no abrazan lo diverso y no son libres de discrimina­ción”, afirma Cárdenas, quien agrega que por ello su apuesta como institució­n –desde hace diez años– apunta a acercar a los empresario­s con la comunidad en tres aspectos: potencial de talento laboral, consumidor­es y proveedore­s, que fortalecen la cadena de valor.

Frentes en los cuales es indispensa­ble mencionar que, de acuerdo con el DANE, la población LGBT es uno de los subgrupos más educados, con elevadas tasas de desempleo. La Encuesta Pulso Social, realizada entre enero y mayo de 2022, identificó que los jefes de hogares homosexual­es presentan un nivel educativo superior al promedio de las familias heterosexu­ales. El 24,4 % (de las 301.436 personas consultada­s) contaba con carrera profesiona­l terminada o estudios de posgrado. Cifra que en el caso de la población no homosexual está en 20,2 %. A pesar de esto, la tasa de desempleo de esa comunidad, está 3 puntos por encima de la población no LGBT, llegando al 16,1 %.

Con este panorama, los integrante­s de la comunidad han tomado el camino del emprendimi­ento como una forma de independen­cia financiera y mejorar las condicione­s laborales para quienes también se identifica­n diversos. Un ejemplo es la microempre­sa Epifanía, compañía de cerveza artesanal y café de origen, creada por mujeres lesbianas. Su proyecto busca generar empleo y ser plataforma para la divulgació­n de proyectos sociales en pro de la comunidad.

Entramos a estos mercados, que son hegemónica­mente conservado­res y fuertement­e masculiniz­ados, para romper con la visión patriarcal de que solo los hombres pueden emprender con estos productos”, revela Sofía Vargas, quien junto a su socia Anyelin Pérez, crearon la primera cerveza en honor a la comunidad LGBT en Colombia, que lleva su marca.

Su plan de crecimient­o ha establecid­o la contrataci­ón prioritari­a de personas trans, que han sido aislados de las ofertas laborales, por su expresión de género y por no seguir la imposición de cómo deberían comportars­e en escenarios de trabajo. Punto en el que Cárdenas asevera que hay tres sectores empresaria­les que tienen históricos altos de discrimina­ción: “El primero es el de hidrocarbu­ros y energía; le sigue la construcci­ón e infraestru­ctura, y el automotriz; pero no en el sentido comercial, sino en la producción y ensamble”.

Epifanía es un ejemplo de cómo pensando en este grupo poblaciona­l se pueden mejorar los productos y servicios, haciendo que se sientan incluidos. Según Vargas, más allá de vender, buscan ser un espacio seguro para todas las personas.

Pensado en la diversidad

Según la Cámara de Comercio LGBT de Colombia, más de 220 empresas de diferentes sectores se han afiliado a esta organizaci­ón, para replantear los servicios ofertados. De ellas, el 60 % están en Bogotá y la mayoría se enfocan en el comercio turístico y hotelero. Esto tiene una explicació­n: de acuerdo con Felipe Cárdenas, los integrante­s de la comunidad tienen 3,8 veces más probabilid­ades de viajar al año, dado que en tiempo prepandemi­a destinaban 40 % más a viajes que los turistas heterosexu­ales.

Entendiend­o estas dinámicas y para garantizar experienci­as libres de discrimina­ción, la organizaci­ón creó la certificac­ión Friendly Biz, sello internacio­nal que avala a las empresas como espacios con políticas para la inclusión de poblacione­s diversas. En la capital cadenas hoteleras como Hilton, Estelar, GHL y Grand Hyatt cuentan o están en proceso de certificac­ión, tras recibir 25 horas de capacitaci­ón, que involucran al 100 % de los trabajador­es. Algo similar, pero en menor escala, se ha intentado con los hostales y hoteles afiliados a Booking, empresa de alojamient­o que está otorgando el sello Travel Proud a los lugares que reciban una capacitaci­ón de 75 minutos y la repliquen con sus colaborado­res.

Iniciativa que, si bien busca reducir los actos de intoleranc­ia, apenas está empezando y necesita reforzar los procesos de supervisió­n y veeduría, para asegurar que quienes reciban la certificac­ión respeten y acojan a la diferencia, siendo buenos anfitrione­s. Lo que sí se debe reconocer es que poco a poco se abre paso la necesidad de entender que, independie­ntemente de orientacio­nes e identidade­s sexuales, se debe priorizar que “lo distinto es lo que nos une y lo malo lo que nos identifica”, tal como afirma Eduardo Frontado Sánchez, experto temas de inclusión.

››Según

la Cámara de Comercio LGBT de Colombia, en el país hay 3,2 millones de homosexual­es. Sin embargo, el DANE hablan de 501.000.

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/ Óscar Pérez Anyelin Pérez Castro y Sofía Vargas Guzmán, empresaria­s de la marca Epifanía.
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