Retroceso de la economía mundial
SE HA VUELTO COSTUMBRE QUE LOS bancos centrales, el FMI y la OCDE, máximas instituciones mundiales, se equivoquen en juicios económicos y proyecciones sin mayores consecuencias. Los errores de predicción se remedian con otro error.
A título de ejemplo, al principio del año el FMI anticipó que el crecimiento de la economía de EE. UU. sería de 5 % y hoy en día se encuentra cerca del 1 %. El Gobierno anterior predecía que el crecimiento del producto de Colombia sería de 7,5 % y la información reciente del DANE para junio y julio revela que estará muy por debajo.
Los errores provienen de la teoría económica que se aplicó para justificar la globalización, se validó sin mayor beneficio de inventario y se tomó como base de perfeccionamiento de la teoría clásica. Lo cierto es que no han hecho mella para revisar la validez de las teorías de la neutralidad del dinero y del libre comercio. Sin mayor evidencia histórica y no obstante los resultados negativos de la globalización en materia de crecimiento económico y distribución del ingreso, los principios se mantienen en pie.
La principal causa de la falla de las predicciones está en políticas basadas en teorías que no corresponden a la realidad. El error de predicción es el principal indicador de la invalidez de las concepciones teóricas.
El modelo convencional que sirvió de base para la liberación de los mercados no ha dado los resultados previstos. La economía está expuesta a un estado de producción por debajo de la demanda por fallas en la orientación de la economía. No se ha incorporado la tendencia decreciente del ahorro en el funcionamiento de las economías.
No se ha entendido que la inflación y la contracción de la producción son la consecuencia de un exceso de demanda sobre la producción que no se corrige con la política fiscal y la elevación de la tasa de interés. La falencia se observa en las cuentas nacionales. La producción calculada por el lado de la oferta en términos de la industria, la agricultura y los servicios crece muy por debajo de la demanda agregada convencional.
La economía mundial venía operando dentro de una concepción de economía de demanda. Las alteraciones de la producción y los errores de predicción se originan en la entrada de las economías a estados de oferta. La producción es inferior a la demanda y la diferencia tiende a ampliarse. La solución de demanda no alcanza a neutralizar las fluctuaciones de la oferta.
Desde el principio de la pandemia, personajes como Paul Krugman y Larry Summers esperaban que las economías desarrolladas funcionaran dentro del modelo de libre mercado. Las alteraciones económicas pueden ser absorbidas dentro de condiciones regulares de mercado. Así, la reducción de la tasa de ahorro causada por el coronavirus, la política fiscal para contrarrestarla y por los factores que vienen de atrás podían ser absorbidos por las economías sin mayor traumatismo. Se equivocaron. Varias economías desarrolladas, en particular Estados Unidos, entraron en estados que están en proceso de ingresar a las economías de oferta, que se pensaba que era condición exclusiva de los países en desarrollo expuestos a altas complementariedades. La inflación aumenta y la producción decae. Al final, la producción y la distribución del ingreso se deterioran.
La solución de la economía mundial es similar a la de los países de mediano desarrollo. Se requiere un modelo de intervención institucional que eleve la tasa de ahorro y sostenga el salario por encima de la productividad mediante reformas monetarias y financieras, y comerciales y sectoriales.