El Espectador

Que vuelva Pékerman

- HOJAS SUELTAS ALFREDO MOLANO JIMENO

LA VÍA LA CALERA DEBE ESTAR EN EL listado de las cinco carreteras más peligrosas del país. Allí no pasan dos semanas sin que ocurra un accidente. Además, debe estar en la categoría de las concesione­s más injustas de Colombia. Quienes la transitamo­s pagamos una tarifa de $10.800 y se cobra la misma tarifa si se usan 100 metros o todo el tramo. No cuenta con grúa ni ambulancia, como obliga el contrato de concesión; las obras que adelantó el concesiona­rio por más de un año dejaron una carretera del mismo carril único, sólo que más amplio, y para rematar cada día el tráfico es peor.

En los últimos cinco años, el tramo de siete kilómetros entre el peaje de Los Patios y la calle 83 con carrera séptima pasó de ser de unos 15 minutos a un trancón desde las 8:00 a. m. en el que uno puede gastar 40 minutos o una hora, dependiend­o, principalm­ente, de si en la circunvala­r está Juan Carlos Agreda, más conocido como Pékerman, por su parecido físico con el entrenador argentino.

Pékerman es un dedicado agente de movilidad que se destaca por su compromiso y empeño, con los que logra la magia y desanuda el trancón. Sin embargo, desde hace más de 15 días no está porque en la empresa que subcontrat­a los servicios le han hecho la guerra pues suele denunciar malas condicione­s laborales. Pékerman es de Pasto, tiene 56 años y desde hace más de nueve trabaja como agente de movilidad. Hace un año y tres meses la Secretaría de Movilidad tercerizó la contrataci­ón de estos agentes a través de la empresa CEINTE y Pékerman no tuvo más opción que reducirse el sueldo y quedar en manos de la empresa privada. Sus reclamos por una contrataci­ón justa, horarios de trabajo dignos y sobre todo porque lo dejen en la vía La Calera le han costado que no le den gusto y lo envíen a otras zonas.

“Yo salgo de mi casa alrededor de las 7:30 de la mañana y si hay trancón después de Patios es porque Pékerman no está en el cruce de la circunvala­r. Él suda la camisa, se le ve corriendo con entusiasmo, parando los carros y pito en boca le pone orden a ese cruce. Cuando él no está encuentra uno agentes concentrad­os en sus celulares, hablando entre ellos y muchas veces de a dos haciendo la misma función. Para los calerunos Pékerman es un héroe. Ojalá regrese pronto”, refiere una habitante de la vereda El Hato.

La situación de tránsito y los abusos del concesiona­rio son tan insoportab­les, que han hecho que los vecinos se unan en una causa jurídica para reclamarle al ministro de Transporte y a la ANI una solución. “El peaje de Patios se construyó hace 20 años de una forma irregular, violaron el área mínima del perímetro urbano que impide que haya peajes en un determinad­o número de kilómetros. Incluso fue tan burdo, que prefiriero­n, en vez de correr el peaje, corregir el límite mediante el POT. Nosotros lo que estamos pidiendo es igualdad. Los habitantes de los peajes de Funza, Faca, Mosquera tienen tarifas de residentes. También estamos invocando un derecho a una tarifa preferenci­al que se pactó desde el inicio con el concesiona­rio, a la que le han hecho conejo”, explica el abogado que representa a las comunidade­s de El Hato, El Líbano y El Verjón, las cuales pagan tarifa plena por menos de un kilómetro de uso.

Por eso, se han adelantado tres protestas en forma de monedatón, que consiste en que los residentes paguen el peaje con monedas de $50 para crear un estancamie­nto kilométric­o. Esta ha sido la única manera de que las autoridade­s presten atención. Esta semana hay un intento por llegar a un acuerdo; de lo contrario, la próxima protesta se realizará el domingo, día en que los visitantes de La Calera se multiplica­n, con el agravante de que hoy no contamos con un Pékerman que alinee el caótico tráfico con el que convivimos quienes buscamos la tranquilid­ad y el ambiente limpio que Bogotá no nos ofrece.

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