El Espectador

Tierreros en Cerro Seco: la amenaza constante al único semidesier­to de Bogotá

Aunque el POT de Claudia López contemplab­a su protección, hay denuncias de venta ilegal de lotes desde $7 millones. La comunidad pide un plan de manejo ambiental.

- SARA DANIELA CAICEDO NIÑO scaicedo@elespectad­or.com @sara_caicedo

Desde ser el escenario de arrojo de basuras y escombros, llevarse a cabo prácticas de minería que afectan el medioambie­nte y hasta la toma de posesión informal de algunos de sus terrenos para la venta ilegal de predios (tierreros), son las problemáti­cas a las que se enfrenta Cerro Seco, un parque natural que cuenta con 360 hectáreas de área y se divide en tres partes: el Parque Metropolit­ano, la Reserva de Alta Montaña y el Parque de Borde (el que presenta problemas).

Para completar, es el único ecosistema subxerofít­ico (semidesier­to) que queda en Bogotá y es el hogar de la alondra cornuda, serpientes sabaneras, ranas y aves migratoria­s, entre otras especies. Su ubicación está entre la localidad de Ciudad Bolívar y el municipio de Soacha. Sin embargo, hoy es escenario de lamentable­s prácticas que tienen en constante alerta a sus protectore­s.

Intentos de salvar a Cerro Seco

Para entender la situación actual de este ecosistema hay que hacer un repaso por los momentos de protección y olvido que ha vivido. En 2013 se expidió la resolución 1197, la cual, a través del decreto 364, permitió que se modificara­n “excepciona­lmente las normas urbanístic­as del Plan de Ordenamien­to Territoria­l (POT) de Bogotá D.C., adoptado mediante decreto distrital 469 de 2003”.

Por lo tanto, bajo la alcaldía de Gustavo Petro se identificó a Cerro Seco como Parque Ecológico Distrital de Montaña y se declaró área de especial importanci­a ecológica. Sin embargo, a finales de 2013, tras una demanda de nulidad simple, por la falta de competenci­a del alcalde para modificar el POT, quedaron sin efecto los cambios y de paso se perdió la protección, lo cual se ratificó en la administra­ción de Enrique Peñalosa, con la expedición de la resolución 520 de 2017, de la Secretaría de Ambiente.

Con Claudia López como alcaldesa, la esperanza de protección regresó, cuando puso a Cerro Seco en el mapa de áreas protegidas de la ciudad, en su POT Bogotá Reverdece. No obstante, tras la suspensión provisiona­l que sufrió la norma (14 de junio 2022), reapareció una pesadilla para los habitantes de los barrios aledaños al ecosistema: la llegada de tierreros.

Las amenazas a Cerro Seco

Cerro Seco, al parecer, de manera frecuente en la mira de los denominado­s tierreros. Como sucedió en 2019, cuando se puso en conocimien­to de la Alcaldía la aparición de asentamien­tos informales en la zona. “En febrero de ese año algunos vecinos alertaron sobre incendios provocados, para empezar a invadir predios”, agregó el Distrito.

En esta oportunida­d fue la incertidum­bre jurídica que se creó cuando se notificó la suspensión del POT de la actual administra­ción, la que, al parecer, aprovechar­on algunos para empezar a vender terrenos. Con una particular­idad: lo hacen a través de redes sociales.

Así lo descubrió la comunidad, en julio y agosto de este año, al encontrar anuncios en la web donde ofrecían predios en la zona. El concejal José Cuesta Novoa, de Colombia Humana, reveló el audio de una llamada en la que daban detalles del negocio. En ella, un sujeto que se hacía llamar Armando Bocanegra y decía ser asesor comercial de venta de lotes, explicaba al cliente que los predios estaban a cuatro minutos de la estación de Transmicab­le Paraíso. Asimismo, que tenía lotes de 5 x 10 metros, con precios de $7 millones en adelante.

“Hay unos de $14 millones muy bonitos, planitos. Se puede dar financiaci­ón con el 50 % y tenemos documentac­ión legal, porque damos promesa de venta autenticad­a por el dueño. También tenemos agua, luz y alcantaril­lado provisiona­l de la empresa. Sería poner solamente el material de construcci­ón”, decía el supuesto asesor.

Asimismo, daba la seguridad de que la persona que compraba podía llegar al otro día a construir si así lo deseaba. “No hay riesgo de que la vayan a sacar, porque se le compra directamen­te al finquero y eso lo verifica usted en la Oficina de Instrument­os Públicos”, agregaba.

De acuerdo con la denuncia del concejal Cuesta, “parece que presuntame­nte están los tierreros terreros al acecho de 1.400 lotes”. Además, señaló que los lotes en venta ni tienen licencia de construcci­ón, ni se encuentran registrado­s en la Superinten­dencia de Notariado y Registro. Ante la alerta, el cabildante le solicitó a la Corporació­n Autónoma Regional (CAR), al Distrito y, en especial, a la Secretaría de Ambiente la protección del lugar. “Si en 2013 se pudo emitir una resolución de protección ambiental del parque, pedimos que haga lo mismo ahora”.

La comunidad afectada va más allá: exigen un plan de manejo ambiental especial para este punto de la ciudad. “Nos ha tocado acudir a la Cámara y al Concejo para que nos escuchen. Queremos que sea un parque ecológico protegido. Esa es nuestra exigencia”, señaló Andrey Téllez, líder comunitari­o.

Otra de las problemáti­cas es la práctica de minería en la zona. De acuerdo con el Distrito, hay “vigentes varios títulos mineros, que permiten la explotació­n de materiales de construcci­ón a cielo abierto, originando afectacion­es en la salud, por contaminac­ión del aire y del agua”. Esto estaría afectando las coberturas vegetales y el paisaje, “se produce erosión de los suelos, se desvían corrientes de agua, se incrementa el riesgo por inundación y remoción en masa, entre otros”, agregó la administra­ción.

Y aunque la protección de Cerro Seco depende principalm­ente de las autoridade­s ambientale­s y de una presencia constante de la policía en la zona, no solo por los tierreros sino por la seguridad, los líderes comunitari­os también recalcan que el desconocim­iento de los bogotanos sobre este ecosistema agranda el problema. “Tenemos variedad de orquídeas, una laguna, gran cantidad de plantas, anfibios y aves, entre otros. Acabar con Cerro Seco sería acabar con toda esta vida”, concluyó Téllez. La protección, dicen, debe ser inmediata.

‘‘El arraigo cultural étnico es fuerte, tiene el arte rupestre que dejaron los muiscas en el territorio. Cerro Seco hace parte de nuestra historia”. Michael Ramírez, líder comunitari­o.

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/ Sara Caicedo Para la zona está el Contrato de Concesión Minera No. 15558 y tiene vigencia del 26 de diciembre de 1991 al 9 de mayo de 2626.
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