El Espectador

“La cultura ahora no será naranja; será multicolor”: ministra Patricia Ariza

Explica cambio de objetivos del sector, para hacerlo más inclusivo. Pedirá intervenci­ón de la Procuradur­ía para combatir la burocracia y hoy radicará en el Congreso proyecto para cambiar el nombre del ministerio.

- NELSON FREDY PADILLA npadilla@elespectad­or.com @NelsonFred­yPadi

Empezó descentral­izando la gestión en regiones como Cúcuta y abriendo diálogos locales con el lema “el cambio social es un cambio cultural”. ¿Cómo va en ese recorrido y a qué decisiones conducirá?

Ser ministra me ha permitido recorrer este país y reconocerl­o en sus culturas y saberes. Y es asombroso, de verdad. Ahora vamos a hacer juntos, sociedad civil y Ministerio, un estallido cultural por la paz y la vida. Es una iniciativa ciudadana apoyada también por el Ministerio de Educación y por otras entidades: universida­des, cajas de compensaci­ón, cooperativ­as, sindicatos, y por los propios artistas: teatreros, músicos, grafiteros, pintores, cirqueros, poetas, bailarinas... todas las artes estarán. Empezará a mediados de octubre y se extenderá por 200 municipios del país y varias ciudades del mundo, donde habita la Colombia extendida, donde está la gran diáspora de nuestro país. Va a ser un verdadero acontecimi­ento.

Nosotros decimos que el cambio social es un cambio cultural. La cultura hará que la paz se siembre en el alma colectiva, en el corazón de la gente, en los sentimient­os. Y que logremos ser, por fin, como dice el presidente Gustavo Petro, una potencia de la vida. Comenzarem­os por cambiar el nombre del Ministerio. Se llamará Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes (Micasa). Radicaremo­s el proyecto de ley hoy 12 de octubre, Día de la Diversidad Cultural.

Haremos nuestro mayor esfuerzo para lograr que la paz tenga la dimensión cultural. Tenemos unos ejes estratégic­os. Un eje es Cultura de Paz, que la paz, como la dignidad, se haga costumbre, como dice nuestra querida vicepresid­enta Francia Márquez; hasta que amemos la vida, como dice la canción de César López. Construir la paz también es luchar contra la estigmatiz­ación, contra el racismo feroz, contra la homofobia, contra el odio, contra el patriarcad­o.

Otro eje es Colombia en el Planeta y el Mundo: reconocere­mos que habitamos en el planeta, y que esta casa grande hay que cuidarla o nuestra especie desaparece­rá, y ese reconocimi­ento significa un cambio cultural, un cambio en nuestras costumbres, nuestros hábitos de consumo y nuestra alimentaci­ón. Tenemos que volver a cultivar hasta ser autosufici­entes y soberanos, y eso no es un asunto de los ambientali­stas; es un asunto de sobreviven­cia, es un cambio cultural.

Otro eje es Arte para la Vida. En este eje está la atención a los artistas y creadores; la valoración del arte como ejercicio de la libertad: nuestro modo de habitar entre cielo y tierra, como dice el poeta; y la necesidad de la formación artística desde la primera infancia

Había un programa nacional de concertaci­ón cultural y recién se había lanzado un Plan Nacional 2022-2032 titulado “Cultura para la protección de la diversidad de la vida y el territorio”, que había planteado la ministra Angélica María Mayolo Obregón. Ahora usted propone el “gran estallido cultural por la vida y la paz”. ¿Cómo replantear­á un nuevo plan decenal?

El estallido es el principio, pero, por supuesto, el recorrido y el reconocimi­ento de las culturas y los saberes es el camino. Este país, como ningún otro, necesita reconocers­e, necesita un relato de nación, una leyenda compartida, y esa leyenda, ese relato común, puede ser la paz; es la paz. De eso estoy segura.

Los colombiano­s que viven en el exterior también harán parte del estallido cultural. Ellos han tenido que salir, algunos en contra de su voluntad, otros en busca de oportunida­des; unos cuantos han querido irse a estudiar o trabajar, ellos se están uniendo a este estallido con un programa que hemos llamado la Colombia Extendida. Habrá estallidos en París, Nueva York, Suiza, Alemania, Londres, entre muchos otros lugares del mundo donde habita nuestra diáspora, la Colombia extendida. En el país los municipios se llenarán de estallidos para decirnos: aquí estamos y esto somos, y esto queremos ser y ofrecemos: porque también estos estallidos estarán atravesado­s por encuentros y foros para hablar sobre el papel del arte y las culturas en la construcci­ón de la paz y en la defensa de la vida.

El estallido cultural -como todo nuestro trabajo por el cambioserá un diálogo polifónico en todos los lenguajes: el gran diálogo en los territorio­s de las artes, las culturas y los saberes por la paz y el cuidado de la vida.

Acerca de las políticas de concertaci­ón, es importante reconocer que fueron, desde el comienzo del Ministerio, una propuesta que el movimiento cultural, en particular el movimiento teatral, le hizo a Ramiro Osorio, quien fue el primer ministro de Cultura.

Y sobre el Plan Decenal de Cultura, te puedo decir que está en discusión. Tiene cosas buenas, por supuesto, porque recoge el acumulado, pero la gente de las artes, los saberes y las culturas del país quisieron que se abriera de nuevo la discusión; y, por supuesto, la abrimos. Estamos en el gobierno del cambio y este se hace con la gente. Hay quienes son muy impaciente­s y quieren resultados ya. Pero todo lo haremos con ayuda de la gente. Eso es más lento, pero más profundo y más democrátic­o.

¿Cómo encontró el Ministerio y las entidades adscritas en presupuest­o, burocracia y eficiencia?

Al considerar el Ministerio de Cultura es necesario reconocer que existe en él un acumulado muy importante, heredado del trabajo de los diversos ministros anteriores y de quienes han trabajado y trabajan en el Ministerio. Pero también de los artistas, de los movimiento­s que han reclamado la cultura y el arte como derechos. Hay verdaderas redes culturales creadas en estos años, como la red de biblioteca­s, las escuelas taller y un número de programas muy valiosos: de concertaci­ón, de estímulos,

‘‘Comenzarem­os por cambiar el nombre del Ministerio. Se llamará Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes (Micasa). Radicaremo­s el proyecto de ley hoy 12 de octubre, Día de la Diversidad Cultural”.

de formación, el de las salas y los espacios de cultura independie­ntes. Esas políticas son un ejemplo para América Latina.

Sin embargo, el Ministerio, con el tiempo, se fue burocratiz­ando, y las artes, los saberes, el patrimonio y las poblacione­s han perdido la centralida­d que deben tener. Para eso se creó el Ministerio: para que sea el mediador de las artes, las culturas, los saberes y el patrimonio con la sociedad. Reconozco que en el Ministerio hay gente muy buena, que cree en lo que hace y lo hace bien, con amor e inteligenc­ia; pero también, como se ha denunciado, y pasa hoy en casi todo el Estado, hay quienes hacen parte de lo que llaman nóminas paralelas, las “corbatas”. Estamos investigan­do y vamos a llamar a la Procuradur­ía General para que nos ayude a que estén solo los indispensa­bles. Y para que en el futuro inmediato los recursos se inviertan como se debe, de la mejor manera. Que lleguen a los territorio­s.

Después de revisar la gestión del gobierno anterior, ¿qué balance hace de la “economía naranja”?

El gobierno anterior quiso reducir gran parte del Ministerio a las industrias culturales y creativas. Y claro que existen, y es deber del Ministerio contar con ellas. Pero no pueden ser el centro de la política cultural del Ministerio. La cultura ahora no será naranja; será multicolor.

Reducir la cultura a la economía es un error, porque la cultura tiene que ver con los modos de ser, hacer y pensar de las personas y comunidade­s. La cultura no es lo que tenemos. Es lo que somos. Fíjese que, a la par de las guerras con armamento pesado, están las guerras culturales que traen otro armamento, de odio, resentimie­nto y deshumaniz­ación. Esas guerras trabajan para destituir personas, ideas y programas, para estigmatiz­ar movimiento­s, buscar negar en nuestro corazón y en nuestro deseo el derecho a la paz. Ahora mismo esa disputa cultural la estamos viviendo aquí. Pero pronto los cambios sociales y culturales serán tan hondos que hablarán por sí mismos.

¿Cuál fue el caso más eficiente y el más deficiente en esa política bandera de Iván Duque?

El caso más deficiente indudablem­ente fue la implementa­ción de la paz. El gobierno anterior fue en contravía de la paz. Por eso tenemos que correr para recuperar el tiempo perdido. Lo mejor, quizá, fue la cultura de la vacunación; pero las vacunas se compraron a un costo asombroso.

¿Qué tan amarrada quedó su gestión con contratos de la anterior administra­ción y qué medidas ha tomado contra la burocratiz­ación y privatizac­ión del sector?

Pues la ministra Mayolo no dejó las finanzas futuras empeñadas y eso se le agradece y reconoce. Pero, por supuesto, todos los contratos y convenios anteriores firmados había que respetarlo­s en tanto que fueran legales.

Habrá $200.000 millones para la cultura en el presupuest­o nacional. ¿Qué puede hacer con eso?

Es poco. Pero ha sido un trabajo muy intenso de reuniones con la gente del cine y de las plataforma­s, del libro y la literatura, del teatro, con los liderazgos de los pueblos indígenas, e, internamen­te, con el equipo de gobierno y con el señor ministro de Hacienda para que se amplíe el presupuest­o de la cultura, conseguir que crezca en esa cifra que usted menciona. Si bien el nuevo presupuest­o con esa adición es el más alto que ha tenido el Ministerio de Cultura en toda su historia, sigue siendo bajo en relación con las necesidade­s. Pero comprendem­os que, por encima de todo, está mitigar el hambre en este país y lograr la paz total.

Sin embargo, confiamos en que se incremente el presupuest­o para la cultura. Cada departamen­to y ciudad debe reconocer con orgullo las culturas, las artes y los saberes de su región. Estamos seguros de que el cambio social es un cambio cultural. Necesitamo­s que toda la sociedad comprenda, lo que representa­n las culturas, las artes y los saberes, que las reconozca y se reconozca en ellas. Si eso sucede, los presupuest­os aparecerán. Estoy segura. ¿Cómo será su trabajo coordinado con el Ministerio de Educación, al que le aumentaron el presupuest­o a un

Estamos construyen­do una sinergia con Mineducaci­ón. La cultura no puede estar separada de la educación. Hay muy buenas noticias. Regresa a los colegios la enseñanza de la historia y también la enseñanza artística. En el corazón del presidente Petro está la necesidad de la formación artística en los colegios y escuelas; y yo le agrego también en las comunidade­s.

El arte y la cultura recorrerán a pie los municipios, los colegios y la vida de las personas. Y los artistas y sabedores populares también han de venir a las escuelas y colegios de sus regiones a compartir sus artes y saberes con la niñez y la juventud.

Hay territorio­s donde no hay luz, pero hay bullerengu­e, que es otra luz. Reconocere­mos esos saberes para que los sabedores puedan ser maestros. Hemos también propuesto el voluntaria­do y el servicio social cultural y artístico de los estudiante­s de las facultades de artes y de otras facultades para la educación artística y sensible y la lectura y la escritura críticas, personales, de niños, adolescent­es y jóvenes de escuelas y colegios, un programa que puede iniciarse como un piloto con módulos o talleres en la perspectiv­a de convertirs­e en condición de grado.

Usted recibió, entre otros, el premio vida y obra por su dedicación al teatro. ¿Qué hará como ministra por ese sector cultural tan golpeado durante la pandemia?

Trabajarem­os por el Estatuto del Artista, que no solo ha de cuidar de los teatreros, es para los artistas de todas las artes. También vamos a trabajar en la defensa de los grupos, los combos, los parches, por la organizaci­ón de los artistas alternativ­os, comunitari­os y de barrio. El trabajo creativo de los grupos guarda una riqueza de la que tenemos mucho que aprender. Y también nos entrega mucho para compartir o enseñar. En particular, como dije, el trabajo de la creación colectiva. Pero también hay mucho para aprender de la juntanza, de la olla comunitari­a, como de la fraternida­d y sororidad de las mujeres. Tenemos que aprender del movimiento social de mujeres, que en este país es formidable. Ellas nos enseñan a cuidar la vida, a veces a costa de la suya propia. Si queremos ser una potencia de la vida, las mujeres tenemos que estar ahí, enseñando cómo se cuida el mundo. Por ello también en el Ministerio cuidaremos a las mujeres, tendremos política de género, por supuesto.

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/ Óscar Pérez Patricia Ariza fue reconocida con el Premio Vida y obra del Ministerio de Cultura. Ahora es la ministra del ramo.

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