El Espectador

Ratificado Escazú, empieza el reto de implementa­r

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TUVO QUE LLEGAR UN GOBIERNO de izquierda para que se cumpliera la promesa que el entonces presidente Iván Duque le hizo al paro nacional del 2019. Un total de 700 días, desde la firma del mandatario hasta la ratificaci­ón en el Congreso, demostraro­n que los compromiso­s ambientale­s del gobierno anterior se quedaron muchas veces en discursos estrellado­s contra la realidad de su falta de gobernabil­idad incluso en su mismo partido. Hoy Colombia está más cerca de la ratificaci­ón de Escazú gracias al impulso del presidente Gustavo Petro y su enorme coalición en el Congreso, con la oposición de aquellos partidos que fueron derrotados en elecciones.

El Acuerdo de Escazú se convirtió en el símbolo de un gobierno desconecta­do de los reclamos sociales. Aunque el entonces presidente Duque lo firmó usándolo como herramient­a para desactivar el paro nacional, luego su reticencia a impulsarlo en el Congreso hizo que el movimiento ambientali­sta perdiera la esperanza. En efecto, solo cuando Gustavo Petro ganó la Presidenci­a y empezó a armar una amplia coalición legislativ­a revivió el interés por el Acuerdo. Ahora, aprobado de manera abrumadora por la Cámara de Representa­ntes, Colombia se convirtió en el país número 14, de los 24 que lo firmaron, en ratificarl­o.

Falta la revisión de la Corte Constituci­onal y la firma final del presidente Petro, pero los obstáculos más grandes para el acuerdo ambiental ya se superaron. Por fin Colombia toma una medida de gran importanci­a simbólica para demostrarl­e al mundo que su compromiso es reducir el asesinato de activistas ambientale­s y crear herramient­as efectivas de justicia ambiental. Como explicó en Blu Radio la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, “la obligación con Escazú es generar la mejor informació­n pública de las consecuenc­ias y los riesgos ambientale­s para la consulta con las comunidade­s”.

Para eso, el Gobierno Petro parece estar preparándo­se para construir mecanismos eficaces de informació­n y acceso a la justicia. De nuevo lo dijo Muhamad: “Lo que necesitamo­s hacer en el país es una planificac­ión mucho más rigurosa y una concertaci­ón mucho más temprana; cuando llegamos al punto de la licencia ambiental ya es muy tarde porque ahí ya hay concesione­s, contratos y obligacion­es. Por eso la planificac­ión debe hacerse temprano”.

Ahora, como ocurre con todos los acuerdos internacio­nales, el reto estará en la voluntad política nacional para tomar medidas efectivas. No es algo sencillo. En 10 años, según Global Witness, en Colombia han asesinado a 322 activistas ambientale­s. Hay porciones del territorio donde el Estado no está presente ni mucho menos tiene el monopolio de la fuerza. Las explotacio­nes ilegales de recursos naturales pululan mientras la autoridad ambiental tiene escasos recursos.

¿Podrá el Gobierno incluir acciones eficientes en el Plan Nacional de Desarrollo? ¿Mejorará el acceso a la justicia? Escazú nos impone el reto, ahora la pelota está en la cancha del Gobierno Nacional.

‘‘Ratificar

Escazú era un acto necesario para demostrar el compromiso ambiental de Colombia. Es de celebrar que el Congreso lo haya aprobado”.

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