El Espectador

El comercio tras la reapertura de la frontera

En Cúcuta, los gremios y el gobierno local reconocen la importanci­a de la confianza para incentivar el comercio formal y enfrentar el contraband­o.

- MÓNICA RIVERA RUEDA mrivera@elespectad­or.com @Yomonriver

La apertura de la frontera con Venezuela trajo gran expectativ­a económica en Norte de Santander. Tras siete años de relaciones rotas, en los que varios factores, como la pandemia y la masiva migración, generaron nuevas necesidade­s en ambos países, está claro que, pese al cierre de los puentes, el vínculo comercial no se perdió y la informalid­ad y el contraband­o ganaron más protagonis­mo.

El paso peatonal por el puente Simón Bolívar estaba abierto desde antes de que se hicieran los anuncios de reapertura de la frontera. Lo que cambió es que ahora quienes transitan a pie deben hacerlo por alguno de los dos costados peatonales que se demarcaron para darle vía al paso vehicular, por donde en estos últimos 15 días han pasado no más de 30 camiones con mercancía.

Además, Migración Colombia redujo los requisitos para ingresar al país, permitiend­o presentar solo uno de los tres documentos que se solicitaba­n antes: cédula venezolana, pasaporte o la tarjeta de movilidad fronteriza. Pero esto no ha impedido que debajo del puente sigan siendo centenares de personas las que cruzan a diario y que por trochas cercanas, como Los Mangos y La Marranera, se siga moviendo mercancía informalme­nte.

Una de las integrante­s de la Asociación de Pequeños Comerciant­es de los Almacenes Populares en Cúcuta asegura que fueron muy altas las expectativ­as en los pequeños comerciant­es. “En el centro, en la séptima con once, eso es solo. Pensamos que las ventas iban a mejorar en estos días, pero después de la reapertura de la frontera todo sigue igual. No voy a negar que han abierto más locales, pero aquí lo que nos mantiene son los que vienen a comprar para revender y la temporada navideña”.

Lo que ocurre es que el comercio diario no ha parado. Desde antes de la apertura se movilizaba­n 30.000 venezolano­s a diario y pendularme­nte por los puentes y las trochas, por lo que el comercio también se mantenía, pero por los llamados caminos verdes, sin controles aduaneros o sanitarios.

Francisco José Unda, gerente de la seccional Norte de Santander de la Andi, comenta que se sabía que las dinámicas no iban a generarse tan rápidament­e en la frontera, aunque sí esperan que parte de lo que se mueve por Paraguachó­n (La Guajira) comience a pasar por Cúcuta. “La realidad es que en estos siete años hubo una ruptura muy fuerte entre los sectores de ambos países, y antes de eso habíamos tenido problemas con los pagos a las empresas colombiana­s de parte de Venezuela”.

Por otro lado, Unda señala que el mayor impacto del cierre del paso “fue que una frontera en la que siempre había habido contraband­o se volvió una frontera de contraband­o, y eso tuvo un impacto muy fuerte en las costumbres locales. No obstante, desde la apertura se ha visto una reducción considerab­le del comercio ilegal e incluso, ahorita, en los municipios venezolano­s aledaños a Cúcuta hay escasez de productos, lo que debería servir para que aumente el comercio formal y empecemos a movernos”.

Al respecto, Sergio Maldonado, secretario de Desarrollo Social de Cúcuta, manifiesta que desde la Alcaldía una de las principale­s expectativ­as era la recuperaci­ón del comercio de carga formal sobre los puentes. Por eso, en búsqueda de la recuperaci­ón de confianza con el mercado venezolano, en noviembre se abrirá un espacio para acceder a normas internacio­nales de contabilid­ad.

“Llevamos 15 días de apertura y estamos cercanos al millón de dólares en transaccio­nes, y aunque ha sido lento el tránsito es constante, por lo que esperamos que al finalizar el año la actividad comercial mejore y que las garantías del paso permitan el acceso a un comercio más formal”, dijo Maldonado.

Para Ketty Laguado, directora de Corpomoda, aunque por ahora todo está muy quieto, varios empresario­s están reabriendo sus fábricas en Venezuela. Frente a las compras, señala que aún hay quienes prefieren la trocha, pues quienes compran desde Venezuela determinan cómo entrar la mercancía a su país, pero creo que todo se va a comenzar a normalizar cuando esté habilitado el paso vehicular. “Vamos a hacer una feria de insumos en marzo con ese enfoque binacional, con el que queremos que las empresas que se atrevieron vengan a abastecers­e y movamos la industria en 2023”, señala Laguado con la misma expectativ­a con que los gremios esperan el restableci­miento en la frontera.

‘‘Es muy importante que los dos países se comprometa­n a generar confianza dentro del respeto irrestrict­o de las normas que se establezca­n para el ejercicio de las importacio­nes y exportacio­nes”

Fenalco (Federación Nacional de Comerciant­es)

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/ Jose Vargas Antes de la apertura de la frontera ya estaba habilitado el paso peatonal.
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