El Espectador

¿De dónde vienen los migrantes y refugiados que cruzan el Darién?

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El gobierno de Nicolás Maduro ha tratado de minimizar la existencia de un éxodo por parte de sus ciudadanos, mientras el Gobierno colombiano parece alimentar la narrativa de un supuesto retorno masivo de personas hacia el otro lado de la frontera. Lo que dice la evidencia: el 70 % de las personas que cruzan el Darién, en el límite con Panamá, tienen como origen Venezuela.

El pasado 3 de octubre, durante la visita a Colombia del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el presidente Gustavo Petro dijo: “Los datos últimos que tengo es que ya el sentido (de la migración) no es de Venezuela hacia Colombia, sino de Colombia hacia Venezuela”. Varias voces, como la de Txomin Las Heras Leizaola, presidente de la Asociación Diálogo Ciudadano Colombo-Venezolano, no tardaron en señalar no solo la falta de fundamento que tiene esa afirmación, sino lo dañino que puede ser tomar decisiones de política pública con base en ella.

Una observació­n como la de este y otros investigad­ores cobra particular relevancia en medio de la crisis por la que atraviesa Necoclí, Antioquia, un municipio de poco más de 60.000 habitantes que a diario está recibiendo unas 2.000 personas que buscan migrar hacia el norte del continente atravesand­o el Tapón del Darién. Del total que hace esa travesía, alrededor del 70 % actualment­e son de origen venezolano, según cifras de autoridade­s colombiana­s y panameñas. Así, la salida de personas de Venezuela y de otros países de la región sigue siendo una realidad apremiante.

De acuerdo con cifras de la Organizaci­ón Mundial para las Migracione­s (OIM) para junio y julio de este año, casi el 55 % de las personas que cruzan el Darién habían vivido el último año en Venezuela. Por si fuera poco, esta semana se conocieron los datos más recientes del “Análisis de Necesidade­s de Refugiados y Migrantes (RMNA)”, realizado por la Plataforma Regional de Coordinaci­ón Interagenc­ial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V, vea más sobre la situación de Colombia en este informe en la página 11).

Según el RMNA, en el último año la población venezolana en países receptores de migrantes en América Latina ha aumentado en un millón de personas, de casi cinco millones a seis millones. En total, en todo el mundo, 7,1 millones de personas venezolana­s han dejado su país, casi un millón más también con respecto a la cifra de noviembre del año pasado (6,04 millones). De acuerdo con el mismo informe, más del 73 % de la población venezolana en la región pasan necesidade­s.

“De acuerdo con los hallazgos del RMNA, la mitad de la población refugiada y migrante en la región no puede costear tres comidas diarias y no tiene acceso a una vivienda digna y segura. Para comprar comida o evitar vivir en la calle, muchas personas venezolana­s se ven obligadas a recurrir al sexo de superviven­cia, la mendicidad o el endeudamie­nto”, señaló la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), a propósito de los resultados del RMNA, cuya plataforma autora es codirigida precisamen­te por Acnur y la OIM.

Si bien, como dice María Clara Robayo, docente e investigad­ora del Observator­io de Venezuela de la Universida­d del Rosario, muchas personas que habían salido de Venezuela regresaron debido a la falta de oportunida­des que regional y globalment­e se redujeron a causa de la pandemia, la emigración sigue siendo “contundent­emente mayor” que el retorno. Se trata de personas que siguen buscando mejores condicione­s de vida o los medios para subsistir, pero que en lugares como el Darién se encuentran con riesgos, abusos y violación de derechos humanos.

Para Robayo, lo que está sucediendo allí es consecuenc­ia de varios factores. Lo primero que dice es que el flujo migratorio a través del Tapón del Darién, por parte de población principalm­ente caribeña, asiática y africana, ya se podía evidenciar desde principios de este siglo. “Son rutas de migración irregular, usualmente mediadas por redes de tráfico de migrantes y trata de personas. Desde 2021 se suma la población venezolana, y no solamente se suma, sino que hoy es la migración más importante en términos numéricos”, apunta.

Según datos que la OIM obtuvo a partir de 230 encuestas, con corte a julio, “en los primeros siete meses del año (2022) ingresaron (a Panamá) un total de 71.012 personas en tránsito irregular por la frontera con Colombia. Las personas de nacionalid­ad venezolana constituye­n el grupo más numeroso, 63,29 % (con 44.943 personas), seguido por 4.821 personas de nacionalid­ad haitiana y 3.133 de nacionalid­ad cubana”.

Además de las condicione­s de vida y falta de oportunida­des, Robayo señala otras causas de esta realidad, particular­mente respecto a la población venezolana. Por el lado político, menciona que el gobierno de Joe Biden llegó con promesas de campaña relacionad­as con la regulariza­ción e integració­n de la población migrante. “Si bien las políticas no han avanzado mucho en esa materia, sí ha habido manejos específico­s para la migración venezolana, como en materia del TPS (Estatus de Protección Temporal) o el hecho de que hoy Estados Unidos no pueda devolver ciudadanos porque no tiene relaciones con Venezuela. Eso hace que muchas personas opten por pasar la frontera de manera irregular y empezar ahí procesos legales para mantener su estancia”, explica.

Por otro lado, comenta que América Latina “ha fallado de alguna manera en su idea de integrar a la población migrante”; muestra de eso ha sido la incapacida­d para integrar efectivame­nte flujos migratorio­s como el de Haití (que vive una de las peores crisis políticas, económicas, sociales y de seguridad en el mundo) o Cuba, que vienen de tiempo atrás. Pero, además, como hemos dicho en este espacio,

››En total, en todo el mundo, 7,1 millones de personas venezolana­s han dejado su país, casi un millón más también con respecto a la cifra de noviembre del año pasado.

las decisiones de un país afecta a todo el vecindario. “México hace más de un año pide visa (para la población venezolana) y así lo han hecho en efecto dominó otros países; eso es optar por el hecho de que esta población tome un trayecto largo desde la irregulari­dad”.

En un intento por compromete­r a toda la región, en junio pasado, en la Cumbre de las Américas organizada por Estados Unidos, una veintena de países firmaron la Declaració­n de Los Ángeles con miras a que todos asuman una responsabi­lidad en la situación. Concretame­nte el objetivo es que las naciones expandan las oportunida­des que ofrecen para migrar ordenadame­nte y, así, contener la llegada irregular de personas por la frontera con México. Un dato: según la OIM, el 95 % de quienes cruzan el Darién dicen tener como destino final Estados Unidos.

Justamente para seguir atajando la problemáti­ca, esta semana Estados Unidos anunció un acuerdo con México para aceptar la entrada de hasta 24.000 migrantes venezolano­s vía aérea, de forma similar a como se admitió a población ucraniana, y los que entren de forma irregular serán devueltos. “Eso es una externaliz­ación de la gestión migratoria por parte de Estados Unidos. México, en gran medida, va a recibir esa carga migratoria. Puede que eso desincenti­ve el flujo por el Tapón del Darién, pues habrá más control y las personas serán expulsadas de Estados Unidos”.

Sin embargo, agrega, la medida anunciada “no contrarres­tará las causas de la migración: la situación que viven los venezolano­s en Venezuela o en otros países”, indica Robayo. Por el contrario, la experta cree que eso generará más represamie­ntos (recordemos que en Necoclí la magnitud ha sido de unas 9.000 personas). Al respecto, el nuevo director de Migración Colombia, Fernando García Manosalva, convocó el jueves a la mesa “Diálogo de Frontera”, cuyo fin era “escuchar y formular estrategia­s en torno a la crisis migratoria que por estos días se vive en el Urabá antioqueño”. Al cierre de esta edición, sin embargo, aún no se conocían resultados o conclusion­es.

Para la profesora Robayo, si bien Estados Unidos está monitorean­do el avance de la Declaració­n de Los Ángeles, Colombia, como primer país receptor de población venezolana (con casi 2,5 millones, según la cifra más reciente de Migración Colombia), sigue siendo el líder en materia de medidas adoptadas para atajar el desafío migratorio. Por lo mismo, señala la experta, avanzar en políticas y acciones para regulariza­ción e integració­n en toda la región, con un enfoque de correspons­abilidad, es lo que se necesita para ayudar a aliviar la situación.

“A pesar de los avances alcanzados a través de diversas iniciativa­s de regulariza­ción y documentac­ión implementa­das en toda América Latina y el Caribe, el aumento de las necesidade­s humanitari­as evidencia la necesidad urgente de mejorar la protección y el acceso a servicios y oportunida­des de empleo, según un nuevo análisis”, resaltó Acnur con motivo de la publicació­n del RMNA.

En el más corto plazo, la presencia institucio­nal es una de las principale­s necesidade­s. “Aquí ha venido Defensoría y ha emitido unas alertas que se quedan ahí porque no se ha visto al Estado”, dijo el personero de Necoclí, Wilfredo Menco, en respuesta a la pregunta sobre los controles de la situación en el municipio. Sobre una posible solución, en la entrevista que dio a este diario el pasado miércoles, señaló: “Hemos hecho los llamados necesarios y suficiente­s, pero dado que eso no tiene ningún efecto, creo que lo que nos queda por aplicar son las vías jurídicas, y en ese sentido estamos mirando cómo desarrolla­r acciones que obliguen a entidades como el ICBF a por lo menos hacer controles en la zona”.

Según el diagnóstic­o de la OIM, el 25 % de las personas que cruzan el Darién son mujeres y el 12 % de los acompañant­es de las personas encuestada­s eran menores de edad. El 84 %, además, dijo no haber recibido ningún apoyo institucio­nal antes de llegar a la zona.

Para María Clara Robayo, es evidente que el control inmediato debe ser integral. Por un lado, señala la responsabi­lidad que tiene el Estado, las organizaci­ones de cooperació­n, los medios de comunicaci­ón, entre otras entidades, de informar a las personas sobre la realidad y los riesgos a los que se enfrentan, principalm­ente por las redes de trata y tráfico de personas, pero por supuesto también en materia de vigilancia y garantías de derechos humanos. Dado que en la zona hay grupos armados, las fuerzas del Estado también deben hacer presencia, agrega.

Finalmente, no sobra anotar que para muchas personas que han estudiado o seguido de cerca el flujo de personas migrantes y refugiadas en Colombia ha sido sorprenden­te la ausencia del asunto migratorio en la agenda de restableci­miento de relaciones con Venezuela. Lo anterior, teniendo en cuenta, además, que Colombia ha sido destacada como ejemplo global en materia de recepción, regulariza­ción y ahora integració­n migrante.

De hecho, hasta los más críticos del gobierno anterior reconocier­on esa labor, cuyo “broche de oro” fue la expedición del CONPES 4100 para la integració­n social y económica de la población venezolana en Colombia. Sobre lo desdibujad­o que ha quedado el asunto, Robayo cree que “el manejo de la migración debe tener una independen­cia de la agenda política que tenga este gobierno con el de Venezuela”, que, por cierto, ha tratado de minimizar la existencia del éxodo de población. Robayo está de acuerdo con que no se puede alimentar la narrativa del supuesto retorno masivo de personas al país vecino.

››Esta semana Estados Unidos anunció un acuerdo con México para aceptar la entrada de hasta 24.000 migrantes venezolano­s vía aérea, de forma similar a como se admitió a población ucraniana, y los que entren de forma irregular serán devueltos.

 ?? / EFE ?? Migrantes venezolano­s suben una montaña con la intención de llegar a Panamá, el 8 de octubre de 2022, en el Tapón del Darién (Colombia).
/ EFE Migrantes venezolano­s suben una montaña con la intención de llegar a Panamá, el 8 de octubre de 2022, en el Tapón del Darién (Colombia).
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