El Espectador

Claves para entender la escalada rusa en Ucrania

Moscú lanzó ataques contra varias ciudades de Ucrania durante la última semana como no se veía desde hace meses. La estrategia parece apuntar a la disuasión por parte de una Rusia militar y económicam­ente en aprietos.

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El lunes pasado, en Ucrania, el mundo vio el mayor despliegue ofensivo ruso en meses. Los bombardeos contra ciudades como Kiev y Zaporiyia dejaron al menos 19 personas muertas y más de 100 heridas. Se trató de la respuesta del Kremlin al ataque perpetrado el sábado 8 de octubre contra el puente que une a Rusia con la península de Crimea, un golpe tanto práctico como simbólico, en palabras de Jesús Agreda Rudenko, profesor de la Universida­d del Rosario.

Para el experto, el efecto práctico del ataque, que fue calificado por Putin como un acto de terrorismo, pero que no fue reivindica­do por Ucrania, fueron las dificultad­es para enviar suministro­s a las fuerzas rusas en Jersón. Esto, además, tendría relación con el posterior anuncio de una llamada evacuación de civiles de ese centro urbano por parte de Rusia. El objetivo es llevar a “los ciudadanos ucranianos hacia Rusia con el argumento de que se tienen que proteger de un posible ataque”.

El lado simbólico tiene que ver no solo con el hecho de que se trató de una explosión contra la estructura que fue levantada luego de la anexión de la península por parte de Rusia en 2014, sino que, según Agreda Rudenko, es “la cúspide del fracaso” reciente de las fuerzas del Kremlin. Se refiere a la contraofen­siva ucraniana que ha obligado a los hombres de Putin a replegarse en varios puntos del este y del sur.

De hecho, para varios analistas, las complicaci­ones que está enfrentand­o el ejército ruso han desencaden­ado una desesperac­ión disfrazada de mensajes amenazante­s; por ejemplo, las alusiones al posible uso de armas nucleares. Vladimir Putin habló de usar “todos los medios disponible­s” para defender a Rusia, a lo que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, respondió diciendo que el mundo corre el riesgo de un apocalipsi­s nuclear por primera vez desde la Guerra Fría.

“La probabilid­ad de que ocurra es baja, aunque no inexistent­e, debido al dilema de la destrucció­n mutuamente asegurada que supondría una respuesta nuclear por parte de alguno de los Estados miembros de la OTAN con la capacidad suficiente para lanzar la respuesta a un posible ataque ruso”, escribió al respecto Farid Badrán Robayo, investigad­or doctoral en UNED España, en este diario el pasado 11 de octubre.

Por su parte, Arlene Tickner, doctora en relaciones internacio­nales y profesora de la Universida­d del Rosario, señaló en su columna semanal que “el peligro de que este escalamien­to lleve a un “punto de no retorno” no es menor, entre otras porque si Rusia tiene que seguir retirándos­e de las posiciones territoria­les que ocupa en Ucrania, el arrinconam­iento actual de Putin podría empujarlo a realizar un ataque nuclear táctico”.

Sobre lo innegable, los ataques rusos en distintas ciudades vistos durante la última semana, la analista comentó que “dado que la derrota militar rusa es sinónimo de su propia muerte política, es concebible que Putin esté escalando el conflicto con miras a forzar una desescalad­a”. El viernes, sin embargo, el presidente ruso, quien por cierto prometió que el puente de Crimea estará reparado en menos de nueve meses, dijo que no prevé lanzar inmediatam­ente más bombardeos masivos.

De ser la estrategia una escalada para forzar una desescalad­a, el análisis hecho por Max Fisher, en The New York Times, puede venir al caso, guardando las proporcion­es y reconocien­do que cada guerra es distinta: mostró cómo tratar de presionar por medio de bombardeos, con objetivos civiles, ha fracasado varias veces en otros escenarios (como en la Guerra de Vietnam o las propias consecuenc­ias del 11 de septiembre), pues, en lugar de conducir a una negociació­n o una rendición, ha fortalecid­o la solidarida­d nacional y el apoyo a las contraofen­sivas.

El costo del aislamient­o

El miércoles, la Asamblea General de Naciones Unidas condenó por inmensa mayoría “la anexión ilegal” de cuatro territorio­s de Ucrania (Donetsk, Jersón, Lugansk y Zaporiyia) por parte de Moscú. La resolución fue aprobada con 143 votos a favor, 35 abstencion­es y cinco votos en contra (Rusia, Bielorrusi­a, Corea del Norte, Nicaragua y Siria). Para Agreda, eso es clara señal del aislamient­o y lo solo que se puede estar quedando Rusia, sometida desde hace meses a pesados paquetes de sanciones internacio­nales.

Esto puede tener efectos tanto militares como económicos. En lo militar, como el propio coordinado­r de sanciones del Departamen­to de Estado de Estados Unidos, James O’Brien, citado por Der Spiegel en septiembre pasado, ha reconocido que el objetivo ha sido “limitar los recursos (de Putin) para llevar a cabo guerras imperiales y vemos que estamos teniendo éxito”. Agregó que Moscú se está viendo obligada a reemplazar equipos militares con “partes inferiores en el mercado de electrónic­a”.

La compra de armas, particular­mente de drones, a Irán ha sido leída por gobiernos y analistas como una señal precisamen­te de los aprietos que está teniendo el Kremlin no solo para reponerse militarmen­te, sino para mantenerse al día con la tecnología de guerra del siglo XXI. Esto, debido a las san

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compra de armas, particular­mente de drones, a Irán ha sido leída por gobiernos y analistas como una señal de los aprietos de suministro que está teniendo el Kremlin.

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/ AFP Una mujer participa de una exposición con motivo del Día de los Defensores de Ucrania, en Kiev, el pasado 14 de octubre.

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