Turbulencia a la vista
SI EN LOS GOZOSOS PRIMEROS 100 días de su mandato ya Petro habla de fuerzas internas y externas que se oponen a la reforma tributaria y la agraria, así luego con un eufemismo hubiese intentado aclarar que se estaba refiriendo como “enemigo interno al acumulado de normas y pasos hechos en la administración nacional durante décadas para defender intereses particulares poderosos e impedir los cambios en favor de la gente”, es evidente que está preso de la desconfianza.
Que existan fuerzas externas que se opongan no debería extrañarle a Petro. Esa es la democracia y es bueno que el Gobierno aprenda a no molestarse porque siempre tendrá voces críticas. La preocupación de que tiene francotiradores en el propio Gobierno porque disienten o su permanente descalificación a los periodistas que no informan como él quisiera —como le pasa al intolerante comisionado de Paz, Danilo Rueda— no solo no permiten gobernar sino ni siquiera vivir.
Pero más sorprendente es que Petro regañe en público —aunque sin mencionarlos y con liviana retractación— a esos funcionarios que han expresado reparos a los importantes proyectos que están en curso en el Congreso, y también a los periodistas que informaron al respecto. Si desconcierta que cada vez que lo invitan a un foro de empresarios les canta la tabla —como lo ha hecho con todos, particularmente con el dirigente gremial a quien ridiculizó al refutarle que hubieran trabajado juntos en el Congreso—, con mayor razón intimida que el primer mandatario confiese que no se siente seguro en su propio entorno ni a gusto con la prensa.
No creo que apenas iniciado el gobierno haya traidores que adentro se estén oponiendo a los proyectos en curso. Si así fuera, tendrían que irse. Lo que sí parece posible es que a Petro y a su círculo íntimo solo les guste el ambiente de adulación que suele darse con todos los mandatarios, y entonces empiezan a incomodar esos pocos servidores que discrepan, que es otra forma de colaborar eficazmente con la tarea de mandar.
Aunque Petro no señaló cuál es Judas o Bruto, fue una coincidencia malhadada que