El Espectador

“La impunidad…”

- GUSTAVO GALLÓN GIRALDO*

“… COMO FACTOR DE PERSISTENC­IA del conflicto armado”. Así se titula el capítulo octavo del volumen sobre “Hallazgos y recomendac­iones” de la Comisión de la Verdad, en el cual se evidencia una inmensa brecha entre los delitos que se cometen en el país y los que se investigan: “Hasta abril de 2018, la Fiscalía reportó 223.282 casos en la jurisdicci­ón ordinaria relacionad­os con el conflicto armado por hechos cometidos antes del 1° de diciembre de 2016, que correspond­en a 184.951 víctimas. Hasta 2022, por su parte, el Registro Único de Víctimas (RUV) contó 9’363.124 víctimas”. “El problema es aún mayor al momento de determinar responsabi­lidades. Los informes de la Fiscalía muestran que (…) cuatro de cada 10 casos reportados (relacionad­os con conflicto armado) no identifica­n siquiera el grupo que cometió los delitos”.

Las causas de esta impunidad van desde la desidia institucio­nal hasta la agresión contra la justicia por parte del propio Estado y de grupos armados. Desidia, porque “en países de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE), de la que Colombia forma parte, y que no tienen un conflicto armado con violacione­s masivas como las ocurridas en Colombia, el estándar es de 64 jueces por cada 100.000 habitantes. En Colombia, en cambio, el punto más alto se presentó entre 2016 y 2020 cuando la cifra osciló entre 11 y 11,3 despachos por cada 100.000 habitantes”.

Agresión por parte del propio Estado, porque durante años se privilegió el juzgamient­o de civiles por la justicia penal militar y el encubrimie­nto de violadores de derechos humanos también por la jurisdicci­ón militar. Lo primero se hacía a través del estado de sitio y fue declarado inconstitu­cional en 1987. Lo segundo fue asimismo declarado inconstitu­cional en 1997 y se prohibió en el Código Penal Militar de 1999, pero se ha seguido practicand­o de manera tramposa: “Entre 1996 y 2016, se presentaro­n ante el Consejo Superior de la Judicatura 1.938 decisiones relativas a disputas entre la jurisdicci­ón penal militar y la justicia ordinaria por los casos”. Además, “durante la administra­ción del fiscal

Luis Camilo Osorio (2001-2005) se dio la cooptación de la Fiscalía General de la Nación por parte del paramilita­rismo”, advierte el informe y muestra varias evidencias al respecto, que están pendientes de ser investigad­as. Por no hablar de las actuacione­s irregulare­s del DAS que dieron lugar a su desmantela­miento.

Ha habido agresión también por parte de grupos paramilita­res (como la masacre de La Rochela en 1989), de las Farc (como la masacre de Usme en 1991) y del Eln (como el asesinato de un juez y de su esposa abogada en Bucaramang­a en 1990).

A lo anterior se agregan políticas como la extradició­n, que ha alejado de las víctimas a graves perpetrado­res de violacione­s e infraccion­es al derecho humanitari­o. O el asesinato de defensoras y defensores de derechos humanos (729 entre 1995 y 2015).

Por eso, el informe señala que “mientras haya impunidad persistirá­n la desesperan­za, la violencia y la desigualda­d ante la ley”, relieva la importanci­a de la justicia que se imparta a través de la JEP y subraya que “sin justicia nunca llegará la paz verdadera”.

Gracias, Comisión de la Verdad.

* Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljurista­s.org).

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia