El Espectador

NO NOS CONSTA TOLA Y MARUJA

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HOY VINO A DESAYUNAR LA LUMbrera de la economía mundial Mariana Mazacote, asesora de Petro pa los merequeten­gues del “mercao”.

Como sabíamos que es italiana le servimos piza paisa, que no es otra cosa que la humilde arepa con ogao por encima y tajadas de quesito. Se chupó los dedos y repitió.

Estamos güetes de atender una mujer de sus kilates, dotora Mazacote —le dijo Tola toda zalamera—. Mazzucato, misiá Tola —la corrigió Mariana—: Ma-zzu-ca-to.

¿Cómo le ha parecido pues Colombia? —le dije a la gurú mientras le servía espaguetis revueltos con güevo. Me tiene impresiona­da la corrupción, tías, ¿vieron lo de la SAE?

Claro, Mariana, nosotras también estamos de pelo parao al ver la piñata que hicieron con esos bienes. ¿Supo de la mansión que tiene pisina con agua del mar Muerto?

Eh, no friegue, ¿cierto vos Mariana que tiene que ser uno muy desocupao pa traer esa agua desde por allá? Definitiva­mente los mafiosos colombiano­s están solos pa montañeros.

Eso no es nada, tías, yo conocí en Sicilia un mafioso que tenía un zoológico con puros animales de Colombia, todos falsos: una cebra pintada a mano, un unicornio con el cacho de dagua, un canguro con la bolsa de un solo uso...

Bueno Tola, no desperdici­emos a la dotora Mazacute hablando de la SAE, que ya ese escándalo lo tapó el precio del dólar. Yo quiero que Mariana nos esplique por qué diablos sube el dólar.

Eh, no siamos tan pendejos, yo insisto en que la economía no es una ciencia —dijo la “especialis­ta” Tola—, si mucho es ciencia fición. ¿O cómo se entiende que un pinche trino de Petro dispare el hijuemadre dólar?

Pienso lo mismo —apoyé a Tola—, ustedes los economista­s le ponen mucho perendengu­e a la economía... Por ejemplo, las amas de casa entendimos la inflación sin tanto misterio: cuando en la revuelterí­a dejaron de encimar el cilantro. Punto.

Otra cosa, Mariana —agregó Tola—, ¿no pues que Petro quería imprimir pesos pa salvar la economía? Pues aconséjele que imprima dólares de una buena vez. Y santo remedio.

Yo no me choca que el dólar se trepe a los 5.000 pesos porque es más fácil multiplica­r.

Mariana, vos le deberías aconsejar a Petro que no cace peleas pendejas con los gringos, pues ellos serán nuestros socios pa legalizar el “perico”: nosotros lo cocinamos y ellos lo distribuye­n. ¡El negocio socio!

En esas dentraron los ministros José Toño Ocampo (“el adulto responsabl­e”) y la filósofa Irene Vélez, la titular de Minas que es una mina de memes y que traía un espadadrap­o pegao en la boca.

¡Estoy como un chupo! —dijo el ministro Ocampo y se desplomó en la poltrona—, me tienen apagando incendios estos lengüisuel­tos del Gobierno. Qué cosa tan berraca, cuando no es Petro es esta petacona —dijo señalando con la lengua entre el cachete a la ministra Irene.

Ole Irene, verdá, ¿qué tiene que ver la filosofía con las minas? —preguntó Tola mientras servía lasaña de frisoles y chicharrón.

La ministra se quedó callada y entonces caímos en la cuenta de quitarle el espadadrap­o. Tiene mucho que ver, tías, y gracias por la pregunta —dijo Irene muy campante—. ¿Sabían que el filósofo Arquímedes dijo: dadme una palanca y seré ministro?

Ahí le sonó el cedular a Tola. Contestó, colgó y me dijo: Era misiá Juliana, la mamá de Duque, que nos invita a nadar en la pisina del mar Muerto, que es al pelo pa la varis.

Y dentró la primera dama Verónica bailando como un ventarrón: ¡Mariana, venga pues pa la clase de champeta!

Payola: Nos llegó un aguinaldaz­o adelantao: los cuatro libros de “El testigo”, de Jesús Abad Colorado. El que pida más...

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