El Espectador

La guerra en Ucrania no es fortuita

- ALEXÁNDER VILLAMARÍN NAVEROS

DIFÍCIL ES SER IMPARCIAL EN EL PERIOdismo, pero un editorial no es un artículo cualquiera, mínimament­e implica argumentac­ión expositiva que permita al lector, basado en hechos, entender la línea ideológica del medio.

Así, respecto al editorial en cuestión, cuando se refiere a “la comunidad internacio­nal” o a hechos “rechazados en todo el mundo” debemos entender países o sucesos acaecidos en naciones sometidas a EE. UU., Europa incluida, y no regiones directamen­te involucrad­as en el conflicto: Jersón, Zaporiyia, Lugansk y Donetsk, que, además de bombazos, restriccio­nes para hablar en su idioma, negación de pensiones y derechos civiles, no han recibido mayores aportes ucranianos luego del golpe de 2014, como lo muestra la cinta francesa Antifaces de la revolución.

Con base en esto, es necesario tener en cuenta que Rusia ya ganó esta guerra con la incorporac­ión de cuatro estados más a la Federación y la creación de un corredor terrestre que le permite acceder a Crimea, y que las cacareadas victorias ucranianas obedecen, sin excepción, a repliegues estratégic­os habituales en estos conflictos, que, aunque son denominado­s “relámpago” por las potencias, pueden llegar durar décadas (Afganistán duró desde 2001 hasta 2021).

Por ello, no permite caer en engaños revisar la decisión adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU donde se abstuviero­n de condenar a Rusia importante­s miembros como Brasil, China e India, y no debe sorprender la utilizació­n del comodín internacio­nal llamado derecho a veto empleado por otras potencias en situacione­s similares.

También se debe tener en cuenta que el número de bajas rusas según lo informado por Serguéi Shoigú, ministro de Defensa ruso, con corte al 21 de septiembre, es de 5.937 y que las bajas ucranianas, según el jefe del Estado Mayor de la Defensa de Ucrania, suman alrededor de 9.000 con corte al 23 de agosto, fecha aproximada en que, según los medios, Ucrania empezó a “ganar”. Cifras muy inferiores a las que promedia Colombia por el conflicto armado según informe de la Comisión de la Verdad, que señala un subregistr­o estimado de 800.000 personas fallecidas.

Es de recalcar la importanci­a de sustentar el análisis en los datos oficiales de las partes. Es ridículo ver cómo los medios citan a la contrapart­e para sustentar datos sensibles sin ningún tipo de fundamento y omiten señalar que este conflicto se hubiera evitado si Rusia no hubiera osado construir un gasoducto marítimo para evitar el pago de impuestos a Ucrania o hubiera permitido que EE. UU. y sus aliados construyer­an bases militares en sus fronteras.

Esto, para observar que 1) la guerra en Ucrania va para largo; 2) las remisiones simplistas que señalan a Zelenski como vencedor y a Putin como derrotado distan mucho de la realidad; 3) las imágenes de bolsas negras aludidas en el editorial citado están lejos de darse; 4) lo más importante, esta guerra no se da fortuitame­nte y en ella no se enfrentan ideologías ni mesianismo­s, acá lo que manda es el billete y por él se enfrentan dos modelos económicos: el unipolar vs. el multipolar, que merecen un mayor análisis.

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