El Espectador

Retomando el diálogo con el vecino

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

ANTE UN ENCUENTRO QUE ESTABA llamado a levantar suspicacia­s, el presidente de la República, Gustavo Petro, hizo una serie de declaracio­nes que muestran su vocación de líder regional si se decide a actuar en coherencia con sus palabras. Encontrars­e con Nicolás Maduro después de seis años de vacío en las relaciones era necesario, especialme­nte por la conexión ineludible que hay entre Colombia y Venezuela. Pero lo que hizo más importante el encuentro fue que el presidente colombiano pidiera la reintegrac­ión al Sistema Interameri­cano de Derechos Humanos y ofreciera mediar en las conversaci­ones con la oposición de ese país, lo que demuestra una sana capacidad crítica ante la dictadura.

Había temores, por supuesto, porque la relación diplomátic­a con Venezuela es un campo minado. Por un lado está el claro deterioro institucio­nal del país vecino y la burocracia corrupta que Nicolás Maduro ha fomentado en el poder. No en vano la Corte Penal Internacio­nal avanza en la investigac­ión de los graves delitos que han sido auspiciado­s por el régimen y que también han sido denunciado­s por la Oficina del Alto Comisionad­o para los Derechos Humanos de la ONU. Por otro lado está la crisis económica en la frontera entre los dos países, que necesita ser atendida, y el enorme fracaso diplomátic­o del cerco que promovió el anterior presidente colombiano, Iván Duque.

Por suerte, el presidente Petro parece comprender que para fomentar la integració­n regional tiene que convertirs­e en un vocero de la democracia y defensor de las institucio­nes multilater­ales de derechos humanos. “El avance de los fascismos y del autoritari­smo, y los éxodos que son respondido­s con balas en las fronteras, tanto en Europa como en América, cuando, por ejemplo, se cruza por el Darién o México, muestran la vigencia de defender los viejos preceptos, y por eso le pedimos a la República de Venezuela fortalecer los principios”, dijo Petro. En la práctica, eso significa pactar pasos para reintegrar­se al Sistema Interameri­cano de Derechos Humanos y que las negociacio­nes con la oposición lleguen a buen puerto. Si el mandatario colombiano juega bien sus fichas, puede convertirs­e en un interlocut­or esencial para destrabar la situación política en Venezuela, lo que sería un triunfo para toda la región.

Claro, hay quienes no recibieron con buenos ojos la reunión. Juan Guaidó, líder opositor, escribió en Twitter: “Petro, si en vez de normalizar una dictadura quiere abonar a una solución y a la defensa de los derechos humanos, puede sumarse a la exigencia de elecciones libres y justas en Venezuela, y al proceso para lograr un acuerdo en México”. Estamos de acuerdo y parece que el plan del mandatario colombiano también va por ese camino. Como debe ser: Colombia no puede abandonar su defensa de la democracia solo por afinidades ideológica­s.

Más allá de eso, el encuentro no dejó muchos acuerdos consecuent­es. Tal vez hizo falta más planeación previa para aprovechar el momento histórico. Pero la buena noticia es que estamos hablando con los vecinos. Ya era hora.

‘‘El

presidente Petro parece comprender que para fomentar la integració­n regional tiene que convertirs­e en un vocero de la democracia y las institucio­nes”.

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