El Espectador

Partidos tradiciona­les le estarían quitando fuerza a la agenda de Petro

Ayer comenzó la discusión de la tributaria, y el texto final es diferente a la propuesta del Ejecutivo. La acción de la bancada oficialist­a ha moderado este y otros proyectos importante­s.

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Desde campaña, Gustavo Petro y su coalición, el Pacto Histórico, sabían que el futuro de su agenda dependía de cuántos escaños sacaban en el Congreso. Por eso, desde antes de las elecciones de marzo, se venía insistiend­o a sus seguidores que debían sacar la mayor cantidad de legislador­es posibles, o los proyectos no iban a tener un trámite exitoso en el Capitolio.

Al final, la bancada petrista fue la más amplia en la sumatoria de ambas corporacio­nes, Senado y Cámara: 48 frente a 46 de los liberales y 40 de los conservado­res. Sin embargo, aún sumando los resultados de los partidos y movimiento­s de centro, no fue suficiente para llegar a considerar que tenían las mayorías, por lo que tuvieron que tender puentes con los partidos tradiciona­les, en los que no solo estaban los dos partidos históricos, sino también la U.

Esta acción la denominaro­n el “frente amplio” y le terminó dando réditos. En el papel organizaro­n la bancada más grande que un presidente en la historia reciente jamás tuvo. Ni la Unidad Nacional de Juan Manuel Santos ni el gobierno Uribe alcanzaron tales mayorías. Sin entrar a ahondar la posición de cada uno de los congresist­as, la sumatoria de la bancada de gobierno llegó hasta los 219 congresist­as (79 en Senado y 140 en Cámara).

Los números, sorprenden­tes por sí solos, se sintieron de inmediato en temas como la aprobación del Acuerdo de Escazú. La ratificaci­ón del proyecto no había pasado de la Comisión Segunda y la llegada de la nueva administra­ción destrabó el trámite e hizo que tuviese éxito en sus cuatro debates.

Hubo otros casos en los que hubo pugnas, pero al final se terminó imponiendo el criterio del Gobierno, como es el caso de la elección de contralor general. Mientras que los partidos tradiciona­les tenían su candidata, María Fernanda Rangel, el Ejecutivo puso sus fichas en Carlos Hernán Rodríguez. Al final, a pesar de que Rangel tenía los votos inicialmen­te, el Gobierno les dobló el brazo a los tradiciona­les de su bancada y logró sacar adelante la escogencia de Rodríguez.

Pero cuando todo parecía indicar que el gobierno Petro iba a tener una aplanadora para sacar su agenda, esto no ha ocurrido. Las principale­s iniciativa­s gubernamen­tales, o que cuentan con su guiño, han tenido un trámite complejo y lleno de controvers­ias. Algunas incluso se han hundido, otras han cambiado de una forma abismal frente a la propuesta que era del gusto del Ejecutivo. Tan solo basta mirar la reforma tributaria o la reforma política. También está el ejemplo de la “paz total” y las controvers­ias que enfrentó.

Para el politólogo y profesor Yann Basset, este tema es completame­nte normal: “No hemos dimensiona­do que esto es un gobierno de coalición”. El académico recalca que el tema no solo pasa por ser una coalición, sino que es una en la que en su seno confluyen visiones de país muy dispares: “Lo novedoso no es la coalición, sino la diversidad. Es un proyecto reformista de izquierda que se unió a tradiciona­les, que no son reformista­s. Obligatori­amente debe haber negociacio­nes, y la tributaria es un ejemplo”.

En un sentido similar, Juan Federico Pino, profesor de Flacso Ecuador, expresó que no se está teniendo en cuenta que en los regímenes democrátic­os obligatori­amente se deben hacer alianzas de gobierno y que, en este caso el colombiano, el tema pasa por la necesidad de hacerse con el favor de los tradiciona­les, que ya no tienen el impacto de antaño, pero que siguen marcando la pauta en la vida política del país.

Pino continuó su punto diciendo que esta coalición con los tradiciona­les le está dando gobernabil­idad a Petro, pero al mismo tiempo le está marcando hasta dónde puede llegar “al ser tan cruciales”. Esto se vería agravado, según dijo, por la situación económica del país y de la región: “Otros mandatario­s progresist­as ha logrado zafarse del control legislativ­o en tiempo de abundancia, pero el problema es que Petro no está con una condición de prosperida­d. Mientras más aumente la crisis y haya incapacida­d del Gobierno, eso va a frenar su capacidad de negociació­n con los partidos”.

Ante ese choque entre la agenda de gobierno y el enfoque de los tradiciona­les de su bancada, el profesor Basset hizo la sugerencia de que el Ejecutivo escoja muy bien los temas a los que quiera darle prelación. “En su agenda de muchísimas reformas hay que elegir sus batallas. Tiene que negociar de una forma más eficaz para que obtenga las cosas que considere indispensa­bles. Hacer concesione­s sobre los demás”, concluyó.

Contrario a los dos académicos, la profesora Nadia Pérez, de la Universida­d Autónoma de Bucaramang­a, expresó que lo que está ocurriendo es completame­nte normal y que no tiene que ver tanto con las diferencia­s ideológica­s en la coalición de gobierno: “Es normal que en el trámite legislativ­o se transforme­n los proyectos, es normal que las negociacio­nes se den”, enfatizó.

Pérez cree que el clima que actualment­e hay, sobre todo con temas como la reforma tributaria, se han venido dando es por un error en comunicaci­ones del gobierno Petro. “El problema radica en las altas expectativ­as por ese mensaje grandilocu­ente de que vamos a cambiarlo todo. Es normal que los cambios en los proyectos ocurran, pero se ven como grandes fracasos por los problemas de comunicaci­ón del Gobierno”, señaló la profesora.

Y complement­ó su posición indicando que es claro que se deben moderar los proyectos, pues para “eso existe el Congreso”. No obstante, sí reconoció que hay iniciativa­s, como las reformas tributaria y política, que han desnudado “una baja capacidad de manejar la agenda legislativ­a desde el Ejecutivo”. En este sentido, Pérez también llamó la atención sobre los proyectos en los que el Gobierno tenía interés y que se hundieron porque varios miembros de su bancada más cercana, el Pacto Histórico, no han estado en el Congreso para las votaciones.

Eso pasó tanto con el punto del servicio social para la paz, en la ley de “paz total”, como en el proyecto que buscaba acabar con las corridas de toros en el país.

››Para el politólogo y profesor Yann Basset, este tema es completame­nte normal: “No hemos dimensiona­do que esto es un gobierno de coalición”.

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/ Óscar Pérez En un comienzo la bancada de gobierno llegó hasta los 219 congresist­as (79 en Senado y 140 en Cámara).

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