CUMPLIDOS LOS PRIMEROS
La agenda legislativa de los partidos de oposición (Centro Democrático y Liga Anticorrupción) no ha sido contundente ni parece tener ejes programáticos generales. Se han decantado por temas específicos, como proteger a segundos propietarios, evitar la reforma policial y fortalecer a las Fuerzas Armadas.
Durante el trámite legislativo de las iniciativas gubernamentales, las acciones del Centro Democrático se han enfocado en contrarrestar las propuestas. Frente al Acuerdo de Escazú y a la reforma tributaria, presentó ponencias negativas que no prosperaron. En las votaciones de la última, y varios de los artículos de la reforma política, lo hicieron de forma negativa. Otra estrategia que han aplicado es la de ausentarse de los debates para desbaratar el quórum que se requiere para avanzar en las discusiones, como ocurrió el 25 de octubre en el debate de la reforma política y de la ley de víctimas.
El balance del desempeño de la oposición es que no está bien articulada y no tiene el peso necesario para bloquear la “aplanadora” petrista en el Congreso, no ha consolidado voceros definitivos ante la opinión pública ni ha logrado nuevas alianzas en el Congreso. Rodolfo Hernández, quien, por el Estatuto de la Oposición, estaría llamado a liderarla, desde el principio indicó que no estaba interesado en hacerle oposición al Gobierno y, con su salida del Senado, acabó sus posibilidades de consolidar un liderazgo en ese sector.
Por su parte, el expresidente Uribe está debilitado por sus problemas judiciales, el giro político del país hacia la izquierda en las últimas elecciones y su cercanía a la clase política tradicional, rechazada por muchos ciudadanos. Su imagen positiva no llega al 25 %, según la Invamer Poll. No ha podido o querido organizar su partido para hacer una oposición sólida y, de alguna manera, es responsable de la división al elegir como cabeza de lista al Senado a Miguel Uribe Turbay por sobre figuras de vieja data en el Centro Democrático. Tal vez esa división es la que ha generado matices en las críticas a Petro y no hay una figura clara que le haga contrapeso fuerte en el Congreso. Sin embargo, este panorama puede cambiar. Hay señales de debilitamiento de la imagen favorable del Gobierno y el trámite de medidas impopulares puede restarle aun más apoyo. Los impuestos a los alimentos procesados, la ambigüedad sobre la exploración de petróleo, la subida del dólar y las restricciones de presupuesto pueden deteriorar la disciplina del Congreso y abrir una oportunidad de protagonismo a la oposición.
*Directora de Congreso Visible.