¿Por qué importan tanto las elecciones en EE. UU.?
El problema para Joe Biden es que los demócratas no solo no ampliarían sus mayorías, sino que las perderán.
Los estadounidenses votaron este martes para renovar el Congreso del país en las elecciones de medio término, en las que también se eligen la mayoría de las gobernaciones y legislaturas estatales. Aunque las urnas cerraron, los resultados todavía pueden tardar en conocerse, mientras se cuentan los votos en persona y aquellos que se enviaron por correo.
En la actualidad, el Partido Demócrata partido de gobierno- tiene las mayorías tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Esto, en teoría, le facilita el trabajo al presidente Joe Biden, pues así su agenda podría avanzar en el Legislativo. Excepto que no ha sido así. Las mayorías de los demócratas son muy frágiles: en la Cámara tienen 220 representantes, solo 10 más que los republicanos, y en el Senado cuentan con 48 curules, dos menos que sus rivales, pero gracias a que siempre se le suman los dos senadores independientes, hay un empate. Cuando esto sucede la vicepresidenta, que hoy por hoy es demócrata, rompe esas tablas. En teoría, tienen la mayoría en el Senado.
Para el presidente es clave tener el control de ambas cámaras para aprobar sus proyectos de ley. Sin embargo, y aunque ya lo tiene, ¿por qué le es tan difícil hacer algo? El problema son las reglas del Senado, pues como están configuradas le dan a la oposición un poder enorme para frenar un proyecto bajo una herramienta que se conoce como fillibuster u “obstruccionismo”, bajo la que se pospone indefinidamente un proyecto de ley. De milagro el presidente ha podido conseguir la aprobación de su Ley de la Reducción de la Inflación, tras una intensa negociación entre su bancada, y de su plan Reconstruir Mejor (Build Back Better). El resto de la agenda de Biden se ha hundido por el atasco legislativo.
La mayoría de los demócratas querían cambiar en este período las reglas para que legislar no fuera una tortura, y podían haberlo hecho, pero necesitaban que toda la bancada lo quisiera también -ninguno podía votar en contra-, y esto no sucedió. La razón es que hay por lo menos dos senadores demócratas, en estados muy conservadores, que por apoyar una acción de este tipo podrían perder miles de votos y salir de su puesto, así que no se arriesgan a una acción tan controvertida. Por esta razón tampoco avanzan los proyectos del presidente: porque todos y cada uno de los senadores tendrían que estar de acuerdo y no todos siempre lo están.
El presidente les pidió a los votantes que lo ayudaran esta vez, de nuevo, a “ganar las mayorías”, una solicitud que molestó al electorado liberal que ya ayudó a ese objetivo en 2020 y le reclama porque ya tiene lo que pide. Pero, además, según las proyecciones, los demócratas no solo no van a poder ampliar sus mayorías, sino que las van a perder. La pregunta ya no es si van a perder, sino cuán profunda será la derrota.
La campaña no ha sido fácil para los demócratas, y es que el partido de gobierno nunca saldrá bien parado de un escenario como el actual, con la inflación llegando a un máximo no visto en 40 años. Esa es una de las principales preocupaciones para los estadounidenses.
El panorama no es nada alentador para los demócratas, pero cabe destacar que estas elecciones no solo afectan a nivel local. Recordemos que para todo el mundo son importantes. Si bien el presidente domina ampliamente el curso de la política exterior, hay que recordar la labor de los comités en el Congreso. Hay que ponerle atención al de Exteriores, pues hay candidatos republicanos como J. D. Vance, de Ohio, por ejemplo, que quieren recortar fondos de ayuda para países como Ucrania.
Si estos candidatos de la ola trumpista ganan impulsarían, aunque sea, una revisión de los gastos de este tipo. Colombia también debe estar muy pendiente. En agosto, el senador republicano Ted Cruz anunció la presentación de su proyecto Caution Act, el cual condicionará toda la ayuda “basada en el camino que (el presidente) Gustavo Petro elija seguir”. Pero más importante: estas elecciones se tratan del futuro de la democracia, y de lo que podría ocurrir en las presidenciales de 2024, pues más allá de las mayorías del Congreso, quienes lleguen a las gobernaciones y legislaturas estatales tendrán el poder de configurar las reglas de juego sobre las votaciones: quién, cómo, cuándo y dónde puede ejercer su derecho al voto.